"El problema empezó
cuando escribí tu nombre
por el simple hecho de rellenar
una hoja en blanco"
Sonríe como tonta y aliviada al mismo tiempo mientras se la guarda en el bolsillo trasero.
Se había asustado pensaba que su admirador secreto había decidido dejar de escribirle, esta mañana no encontró la nota como de costumbre.
El timbre suena de nuevo, indicando que hay que entrar en clases ya. Se acabó el recreo.
Lucas ve como entra en clase de matemáticas. Saca el justificante que necesita para que le quiten las faltas de las tres primeras horas, pero vuelve a guardarlo. No le apetece entrar a griego con compañeros que van a reírse cuando tartamudeé al responder las preguntas que el maestro le planteé.
Da media vuelta y va a sentarse detrás del gimnasio.
Las peores horas de la semana son griego y latín, las demás son soportables, al haber más número de alumnos se olvidan de él. Se camufla entre la gente volviéndose invisible, en ocasiones, se lo toma como un superpoder, no todo el mundo es capaz de hacerlo.
Un deseo que pediría si la lámpara de Aladin fuese real sería medir 1.80, la medida "correcta" del hombre. De esa forma puede que alguien lo "viera".
Lo que no sabe es que ya hay alguien viéndolo, solo falta que le deje entrar.
...................
- ¡Llego tarde! ¡Lo siento!- exclamó Alba
- Entre y cállese- le dijo el profesor cansado.
- ¡Sí!¡Perdón!
Lucas rió en voz baja. Solo conseguía hacer más ruido alterándose.
Alba se sentó en la esquina del fondo, se le había olvidado que tenía examen, así que se había pasado la hora anterior haciéndose chuletas que le consiguieran un 5.
Tenía que aprender a ser más responsable.
Lo bueno de hacer exámenes en la biblioteca es que el profesor siempre se paseaba por los libros, da igual que se supiera cuál estaba en cada estante.
Alba no entendía ese placer, Lucas en cambio sí, igual que él no entendía la satisfacción de haber logrado una nueva pirueta después de días practicando y muchas rodillas raspadas.
Con mucho cuidado Alba fue sacando sus "herramientas". Solo le había dado tiempo a escribir tres apartados de los nueve que había en el tema.
Por suerte estaban los tres pero se quedaba en un 4'5. Como pudo y haciendo uso de los conocimientos adquiridos durante las clases fue respondiendo el examen.
La compasión del profesor había sido proporcionarle unos cinco minutos.
Salió entusiasmada, puede que llegara al cinco, tenía algunas posibilidades. Con un tres tenía para hacer media con las demás notas.
Empezó a hacer cálculos en su cabeza pero se detuvo cuando vio a Lucas hablando por teléfono.
"¿Aún no se ha ido?"
- ¿Entonces voy a casa de la abuela?- preguntó Lucas por teléfono.
Al otro lado de la línea alguien le contestó.
- La próxima vez avisa antes mamá- y colgó
Era la primera vez que lo escuchaba sin tartamudear y en un tono bastante más alto.

ESTÁS LEYENDO
Dulce y Salado
Roman pour AdolescentsLucas es un chico retraído y bastante inseguro. Su mayor pasión es la poesía, y dedica sus versos favoritos a su musa. Alba es una chica curiosa y espontánea, muy interesada en la mente humana. Por ello es que decide hacer un experimento psicológi...