Lucas se sentó en el bordillo esperando a Rubén, no entendía por qué habían quedado en las pistas de skate, aunque le traía recuerdos buenos que a la vez abrían sus cicatrices aún sin curar.
Y que probablemente nunca lo harían.
Perdido en su mundo de los recuerdos no vio ni escuchó acercarse a Alba.
- Hola- saludó ella conteniendo la emoción de volver a verlo en frente de ella después de tanto tiempo.
Por un momento Lucas se olvidó de respirar, no se movió, ni se giró. No se había esperado esto.
- No te enfades con Rubén- pidió antes de nada- le he pedido yo venir en su lugar.
- ¿Por qué?- exigió saber.
- Necesitaba hablar contigo y verte- suspiró tratando de controlar sus emociones- ya sé que no querrás verme y que debes de odiarme por todo lo que pasó pero necesito explicarte lo nuestro. Nosotros no terminamos porque no fueras el novio perfecto, porque lo eres. Y la chica con la que estés ahora o en un futuro se sentirá la más afortunada del mundo.
- No estoy de acuerdo- murmuró.
- Tienes que creerme- se acercó a él, era más bajo que ella sentado en aquel bordillo- ¿sabes cuántas personas hubieran abandonado a sus parejas por lo que me pasó a mí? Y tú... no solo te quedaste sino que me hiciste sentir aún más querida preocupándote por mí en cada momento.
- ¡¿Y entonces por qué mierda me apartaste?!- estalló- ¡¿Por qué con quién más peleabas era conmigo si tan perfecto era?!
Se levantó y colocó las manos a ambos brazos de la silla de Alba y se quedó a escasos centímetros de su cara mirando fijamente a los ojos de Alba buscando una respuesta.
- Dime por qué. Lo necesito- rogó con voz rota.
Alba se sobrecogió por el dolor, culpa y tristeza que cargaban su expresión y sintió el picor en sus ojos con tal intensidad que supo que las lágrimas no tardarían en salir.
- Porque quería sentirme desgraciada. Y tú solo me hacías sentir paz y esperanzas, ganas de seguir luchando. Necesitaba caer, necesitaba darme cuenta de que quería vivir... Cuando te fuiste, unos días más tarde, me corté las venas- vio la sorpresa en sus ojos- no quería morir, solo quería sentir algo más que ese vacío, aunque fuera dolor- se remangó y le mostró las marcas-. Después de eso, accedí a ir al psicólogo, mejoré, pero todo los posterior a esto- volvió a señalar sus heridas- ya lo sabes.
- ¿Quién te lo ha dicho?- preguntó sin apartar la vista de las marcas de las muñecas.
- Darío, no te enfades con él.
- Alba si lo hubiera sabido...- dijo refiriéndose a las marcas.
- Lo sé, hubieras venido. Por eso le pedí a Rubén que no te dijera nada- se tapó las marcas y volvió a encararlo- creía que lo mejor era que te mantuvieras alejado de mí porque yo no podía darte lo que merecías, conmigo solo sufrías e inconscientemente te incité para que te marcharas y creo que tan mal no te ha ido, ¿no escritor?- señaló amablemente.
Sonrío un poco avergonzado.
-¿Has investigado?
- Sí, ayer estuve toda la tarde leyendo uno de tus libros y vi una entrevista tuya.
- ¿Qué libro leíste?- preguntó con cierto temor.
- Dulce y Salado.
- Respecto a ese libro...- empezó.
ESTÁS LEYENDO
Dulce y Salado
Novela JuvenilLucas es un chico retraído y bastante inseguro. Su mayor pasión es la poesía, y dedica sus versos favoritos a su musa. Alba es una chica curiosa y espontánea, muy interesada en la mente humana. Por ello es que decide hacer un experimento psicológi...