24.

118 5 6
                                    

Jungkook salió de la floristería algo asustado. Se sentía observado. Caminó lo más rápido posible hasta su casa y exhaló aliviado al entrar. Taehyung lo esperaba dentro con el ordenador encendido.

—Hola amor. ¿Qué te pasa? Pareces alterado. - lo saludó levantando la vista del portátil.

—Hola cariño... nada... bueno sí. A ver...tu padre me ha mandado una nota.

El azabache cerró su portátil dándole a entender que tenía toda su atención.

—Me ha dicho que vaya mañana a su casa.

—¿Piensas ir?

—No lo sé... creo que sería bueno ir para saber lo que quiere.

—Kookie. ¿Te recuerdo que estamos hablando de mi padre? ¿Qué crees que va a querer?

—¿Y si ha abierto los ojos por fin? A lo mejor ya se ha dado cuenta de que se está comportando como un gilipollas.

—Mmm... tan solo no vayas, ¿ok?

—Cariño, tengo que ir.

—No. No tienes que ir. Quieres ir, que es diferente. No te lo impediré. Eres adulto y creo que eres capaz de tomar tus propias decisiones.

—¿Te has enfadado por eso? ¿En serio?

—Kookie. A ver. Si tu padre fuera un obseso con el dinero y quisiera apartarme de ti, ¿me dejarías ir a verlo porque "tengo curiosidad"?

Jungkook se calló. Tenía razón. Era una idiotez ir a verlo. Aun así, insistió.

—Pero cariño, tal vez quiere hacer un trato.

—Jungkook. No. No quiere ningún trato. Él va a lo suyo. Solo buscando lo que quiere.

Sin embargo, el rubio volvió a preguntarse qué quería aquel hombre.

Ese lunes pasó tan rápido como el resto de los días. Taehyung se pasó la tarde estudiando y haciendo trabajos que tenía de la universidad. Jungkook volvió a la floristería porque quería hacer algo productivo y estuvo la mayor parte del tiempo pensado si ir o no ir a casa de su novio. Bueno, la de su padre.

Al día siguiente, Jungkook se levantó nervioso. Finalmente había decidido que iría, a pesar de la reprimenda que se llevaría por parte de su novio. Taehyung notó el nerviosismo de su pareja, pero no quiso decirle nada. Sabía por qué estaba así. Lo iba a hacer. Pero no hizo nada para impedirlo.

Tras echar las horas habituales de trabajo, Jungkook compró un perrito caliente en un puesto ambulante que había cerca de la floristería. Ni siquiera pasó por su casa antes de ir a la de aquel magnate. Tocó el timbre y enseguida un hombre fortachón se acercó.

—Buenas tardes, soy Jeon Jungkook.

—Buenas. El señor Kim le está esperando. Sígame. - dijo con voz monótona mientras caminaba hacia dentro de la casa. - Espere aquí un momento. El señor Kim le atenderá enseguida. - continuó hablando cuando estuvieron en un gran salón.

La casa de los Kim era enorme. Él solo la había visto por fuera, y ya le había impresionado. Por dentro era increíble. Desde el decorado, hasta la distribución.

—Buenas tardes, Jungkook. - habló alguien a sus espaldas, sobresaltándolo.

—Buenas tardes, señor Kim. - contestó dándose la vuelta para saludarlo.

—Vayamos a mi despacho.

Jungkook tan solo pudo asentir antes de que el más mayor comenzara a caminar. Conforme iba pasando por aquellos pasillos, Jungkook quedaba más asombrado con la casa. Pasó al lado de una habitación vacía, por lo que supuso que era la antigua habitación de su novio. Llegaron a una puerta de madera, que no estaba acorde al resto de la casa, y el señor Kim le hizo un ademán para que pasara dentro. Al entrar, comprobó que era totalmente diferente al resto de aquella morada. Era un estilo mucho más clásico. Muebles de caoba, paredes color beige, estanterías con libros de aspecto antiguo...

—Siéntate por favor. - habló el señor Kim mientras se sentaba. - Veamos, Jungkook. Seré claro. Quiero que te alejes de mi hijo.

—Ya lo sabía. Si me ha traído para eso, mejor será que me vaya ya.

—No, te equivocas Jungkook. Y mejor será que te relajes. Presta atención porque esto te puede interesar. Quiero ofrecerte algo a cambio de que dejes a mi hijo. O que lo convenzas de que vuelva a casa.

—No voy a hacer eso señor. No puedo. No voy a vender a su hijo, mi novio, por dinero.

—¿Quién dijo dinero? Puedo ofrecerle una beca en la universidad en la que él estudia, o en la que tú quieras. Puedo hacer que la popularidad de tu floristería sea mucho mayor. Puedo conseguir que la franquicies. ¿Quieres algo más?

—Le agradezco su... generosa oferta. - pronunció despacio. - Pero no creo que sea viable.

—¿Estás seguro? - dijo levantando una ceja.

—S-Sí. - vaciló por un momento. - Quiero a su hijo. No voy a hacerle esto.

—Bien. No lo has querido por las buenas, así que te aviso. - cambió su semblante. - Ten cuidado. Porque últimamente hay muchos asaltantes en la calle. Y algún que otro ladrón. Díselo a mi hijo también. Para que esté al tanto. No quiero que se lleve una sorpresa si de repente pasase algo.

El rubio se tensó al oír aquellas palabras. Al padre de su novio lo estaba amenazando. Lo que le faltaba.

—¿Me está amenazando? - inquirió.

—No, tan solo lo digo para que estéis al tanto. - mintió descaradamente.

—De acuerdo señor Kim. - elevó ambas cejas. - Gracias por su atención.

—No hay de que Jungkook. Espero volver a verte por aquí pronto. Hasta otra. Yongmin está justo a la salida de esta habitación. Te acompañará a la puerta.

El chico asintió saliendo del despacho, y, tal y como el señor Kim le había dicho, Yongmin le acompañó hasta la puerta de la casa.

Al llegar a casa se encontró a su novio esperándolo. O eso supuso al encontrarlo con el móvil en el sofá.

—Así que al final has ido. Me lo esperaba. - expresó el azabache sin apartar la vista del dispositivo.

—Tae, quería ir. No ha pasado nada.

—¿Seguro?

—Bueno... cuanto antes nos vayamos mejor. Solo eso. - anunció sentándose a su lado.

—¿Qué te ha dicho?

—Mmm, quería que te convenciera para volver a su casa.

—Te lo dije. No sé porque te has empeñado en ir.

—También me dijo que rompiera contigo. - dijo tranquilamente.

Tan solo con eso captó su atención. El azabache se irguió en el momento.

—Hey tranquilo. Le dije que no lo haría. Te quiero. Ya lo sabes. - lo tranquilizó.

—Perdón por enfadarme.

—No te culpes. Yo habría hecho lo mismo. Perdóname a mí por haber ido sabiendo que no querías.

—Debí confiar en ti. - se disculpó algo avergonzado por su falta de confianza. - Yo también te quiero. - continuó hablando mientras se acercaba al menor para unir sus belfos en un prolongado beso. 

Still lovin u | kooktae |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora