32.

201 8 5
                                    

Unas horas antes, por la mañana, tras haberse ido Taehyung, Jungkook había decidido llamar a Yoongi para comentarle la nueva situación. Enseguida, el pelimenta apareció por la puerta de su casa, aun siendo día para trabajar, poniendo como escusa que no había escuchado a su menor muy bien, con la voz algo rota, por lo que enseguida se preocupó. En cuanto Jungkook abrió la puerta, el chico entró.

—¿Qué te pasa? Se te escucha fatal. - preguntó yendo directo al grano. A veces se agradecía que la gente fuera así.

—Tae se vuelve a su casa.

Yoongi se quedó con la boca abierta.

—¿Qué?

—Sí. O eso creo.

—Cuéntame todo porque si no me pierdo. ¿Cómo que eso crees?

Así fue como Jungkook le contó todo lo que su novio le había contado sobre la conversación con su padre. Al terminar de explicarlo todo, comenzó a temblar y sus ojos empezaron a humedecerse.

—Yoongi, no quiero perderlo. - jadeó intentando contener las lágrimas.

—Jungkook, la verdad es que no sé si esto va a tener solución. Pero quiero que sepas, que siempre me tendrás. Para cualquier cosa que necesites, puedes acudir a mí.

—Gracias hyung. Y lo sé. Por desgracia, sé que no tengo muchas opciones para que se queda, contra esto, no quiero decir que las posibilidades sean nulas, pero es como si lo fueran, y no quiero aceptarlo. - su voz sonó rota mientras se acurrucaba en el sofá, abrazando sus rodillas. - Tae se ha convertido en todo para mí. Aparte de ti, él es mi única familia. Sé que esto es irremediable, pero no quiero hyung, no quiero. - comenzó a llorar metiendo su cabeza en el pequeño hueco que había entre su pecho y sus rodillas.

Yoongi se acercó a él para poder abrazarlo.

—Jungkook, debes ser fuerte. Es duro, pero si ni siquiera se ha ido y ya estás así, ¿cómo vas a soportar el verlo ir?

—No podré hacerlo. No podré soportar verlo ir.

—Lo harás. Tendrás que hacerlo. Hay veces que las cosas son inevitables. Tú eres muy fuerte, ya lo demostraste, y lo sigues haciendo. Aunque yo sé que dentro hay un niño tímido y que se siente indefenso ante estas situaciones, pero tienes diecisiete años Kook. No puedes pasarte lamentándote toda la vida. ¿Crees que tan siquiera Taehyung querría eso para ti, que pasaras toda tu vida lamentándote porque se haya ido? Así que no quiero verte triste hasta después de tu mesiversario como mínimo.

Jungkook levantó un poco la cabeza para poder asentirle a su hyung. Luego volvió a agacharla al igual que antes. Se pasaron la mañana así. Jungkook lamentándose y Yoongi intentando animarlo, hasta que el mayor se levantó a por algo de beber.

—Venga Kook, tómate algo. Te sentirás mejor. - insistió sacando un par de cervezas de la nevera.

Allí estaba como en su casa. Jungkook le había dicho que debía sentirse así, por lo que Yoongi poco a poco fue cogiendo confianza como para sentirse de esa forma. Pasaron un par de horas hasta que se escuchó a alguien abrir la puerta. Ambos miraron hacia la entrada para observar que Jimin y Taehyung estaban allí. Tanto Jimin como Yoongi se sorprendieron por verse allí, pero Taehyung y Jungkook se quedaron absortos en su universo paralelo por unos momentos, hasta que el mayor de ambos los invitó a sentarse para comer.

Tanto Yoongi como Jimin intentaron hacer la comida más llevadera, pero se notaba que ya no había ese mágico ambiente que envolvía a cualquiera al entrar en la casa. La magia no estaba perdida, sino que se había apagado. No por ellos, sino por el sentimiento de pena que había allí. Jimin y Yoongi se fueron, y Taehyung y Jungkook se quedaron recogiendo la mesa para después sentarse en el sofá.

—Cariño. ¿Quieres hablar? - preguntó volteándose hacia él.

—Puede. - dijo haciendo un puchero.

—No pongas esa cara por favor. No puedo resistirme a ella. - se acercó para dejar un beso en sus labios.

—Kookie. No me quiero ir.

—No quiero que te vayas cariño. ¿Crees que hay alguna manera de que te quedes?

El mayor pensó y pensó, pero no se le ocurrió nada. A ambos se les entristeció la mirada.

—Tengo hasta el día veintisiete para volver a casa de mi padre. - agachó la cabeza.

Jungkook pensó en la casualidad que era, que tuviera que irse justo el día de después de su mesiversario. Claro que no era ninguna casualidad. El padre de Taehyung se había apiadado de él mínimamente.

—Para eso todavía queda una semana. Y va a ser la mejor semana del mundo.

Y así fue como Jungkook organizó la semana para poder hacer de todo un poco. Hicieron turismo por un pueblo cercano a Seúl, volvieron al planetario donde comenzó su romance, cenaron en algún que otro restaurante caro, fueron muchas veces al parque. Muchas. Estuvieron en casa haciendo cosas varias. Bailando como en la primera cita, cocinando, viendo películas y sobre todo dándose muchos mimitos.

Fue una semana perfecta. Se lo pasaron realmente bien. Reactivaron esa llama que se había apagado un poco por la difícil situación que estaban teniendo, y además se dieron cuenta de cuánto se querían. Habían incluso acordado que Jungkook acompañaría a Taehyung a su casa el día veintisiete. Pero por suerte o por desgracia, llegó el día esperado. O no esperado. Llegó el día de su mesiversario. El veintiséis de junio.

Ese día todos sus amigos fueron a su casa. Todos estaban al tanto de la situación, y antes de llegar a casa de los chicos, la cual en unas horas volvería a tener un solo propietario, se pusieron de acuerdo para no hablar del tema. Para no incomodarlos. Ese día los dos jóvenes se habían levantado algo bipolares. Se sentían con ganas de celebrar su quinto mes como pareja, pero no querían que ese día llegara. Ambos sabían que significaba eso.

Cuando los demás llegaron, era de noche. Habían quedado para cenar. Al terminar de cenar, hicieron un brindis.

—Por Taehyung y Jungkook, y para que su amor no decaiga por nada en el mundo. - alzó Jimin su copa.

—Para que su amor perdure hasta que, como diría un cura, la muerte os separe. - añadió Yoongi.

—Para que nunca os olvidéis, porque vuestro amor es un amor puro. - dijo Jin alzando su copa.

—Y para que aún sea en la distancia, no dejéis de amaros como lo hacéis en cada momento. - terminó el brindis Hoseok.

Todos alzaron sus copas y tomaron un buen trago de aquel champán que habían comprado para la ocasión. Tras unas horas más de risas, copas y charlas, todos se fueron. 

Still lovin u | kooktae |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora