30.

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—¿Tú eres el que quieres hablar? - inquirió Taehyung arqueando una ceja.

—Bueno, habla tú primero.

—Papá. Te estás pasando. Sé que todo lo de dispatch es cosa tuya.

—No te voy a denegar, es cierto.

—Como sabrás, asaltaron la floristería en la que trabaja Jungkook y tuvieron que recambiar el cristal.

—También estoy informado de ello.

—Y el jueves pasado, volvieron a asaltar la floristería, y le dieron una paliza a Jungkook.

—Sí, lo sé.

—¿Por qué haces esto? Sabes que soy feliz con él.

—Pareces no entenderlo. Quiero que vuelvas.

—No quieres un hijo homosexual, y yo estoy saliendo con Jungkook. Además, vivo con él. No te estoy molestando ni nada. Solo quiero que nos dejes en paz.

—No funciona así Taehyung. Necesito que cuides de la empresa. Ya sabes que te llamé desde el principio para eso.

—¿A qué te refieres?

—Vas a volver a casa.

—No, no lo haré.

—Obviamente sí. - contradijo. - Vas a volver a casa, vas a salir con la hija de los Manoban, y luego, heredarás la empresa.

—Papá, no voy a hacer eso. Yo... estoy bien así.

—Nunca estarás bien sabiendo que hay cámaras fuera de casa esperando tener cualquier prueba de que estás saliendo con ese florista. Por eso quieres irte a Europa. Pero eso es lo de menos. No te preocupes por Europa. Te llevaré allí.

—No quiero ir contigo. Quiero ir con mi novio, y es lo que haré.

—Lo dudo. Te recuerdo que mientras tú te vas a ir a Europa, tu madre y tu abuela siguen viviendo en Daegu.

—Ellas están bien allí también. Tienen una empresa afiliada y mi madre tiene un buen sueldo, mientras que mi abuela también gana dinero.

—¿Y si esa empresa se tuviera que mover a otro sitio del país? Sería una pena que tuvieran que buscar otra empresa a la que vender sus verduras. En el caso de que la encuentren y les paguen lo mismo, claro está.

Taehyung se puso blanco como la cal. Su padre lo estaba amenazando con la economía de su familia. En ese momento, el azabache solo quería salir de ese sitio, correr y llorar. Pero mantuvo la compostura.

—N-No eres capaz de hacer eso. - titubeó.

—Claro que lo soy. Parece que no me conoces todavía. Soy capaz de eso, y de más con tal de que hagas lo que te digo. ¿La paliza esa? Solo era el principio. - alzó una ceja, acercándose a su hijo.

—Eres detestable. - contestó levantándose para marcharse.

—Además, respecto a lo de dispatch. Tengo dinero suficiente para borrar cualquier artículo tuyo. Pero también para hacer que salga alguno nuevo. También sería una pena para tu novio, ¿no? He oído que es el que regenta mayormente la floristería, que ni siquiera es suya.

—Papá, deja a Jungkook. Él no tiene nada que ver.

—Te doy hasta el día 27 para que vuelvas. Si no lo haces, a lo mejor recibes una llamada de tu madre para decirte la nueva situación. O te levantas y ves tu cara y la de tu... chico en la portada de dispatch. - terminó de decir a regañadientes.

—Te odio. - gritó antes de cerrar la puerta de golpe.

El señor Kim se quedó sentado. No hizo nada más. Ni siquiera se inmutó ante los "insultos" de su hijo hacia él.

Jungkook mientras tanto se encontraba hablando con Yongmin, sin saber que era el mismo chico que días atrás le había dejado el ojo morado.

—Tae no va a volver, qué tontería.

—No creas que es una tontería. Nunca se sabe.

El chico se puso a pensar, hasta que sintió que alguien tiraba de su brazo.

—Kookie, vámonos ya. No quiero estar aquí. - pronunció Taehyung tirando da él todavía.

Jungkook se levantó del sofá preocupado y siguió a su novio hasta que salieron de la casa. Cuando salieron, Taehyung siguió corriendo, hasta que llegaron a una calle cualquiera.

—Tae, para. - tiró de él.

Taehyung paró, se dio la vuelta y lo miró a los ojos. Jungkook notó que estaba a punto de llorar. Estaba incluso temblando. Lo acercó a él y apoyó su cabeza en su pecho. El mayor comenzó a llorar fuertemente.

—Shhhh. - lo calmó su pareja. - Vamos a casa, ¿vale?

Aún con la cabeza metida en su pecho, asintió. El chico no lo apartó para seguir caminando, tan solo lo acomodó para poder caminar mejor, pero sin que el mayor tuviera que apartarse. Al llegar a casa, Taehyung siguió sollozando. Jungkook se sentó en el sofá, abrazándolo. El chico habló, aún sin apartarse.

—K-Kookie. Tengo miedo.

—¿Qué ha pasado cariño? - preguntó con sutileza.

—M-Mi padre... me q-quiere obligar a v-volver. - titubeó entre sollozos.

—Eso ya lo sabíamos, ¿no?

—P-Pero ahora es diferente.

Jungkook cerró los ojos con fuerza. No quería seguir escuchándolo, pero tenía que hacer.

—¿Por qué cariño?

—M-Me ha dicho que s-si no vuelvo... - no pudo continuar, ya que, con solo recordarlo, lloró con más fuerza.

—Shhhh, tranquilo. Estoy aquí.

—K-Kookie, no me quiero ir.

—Yo tampoco quiero que te vayas. Cuéntame que ha pasado, sino no sabré que decirte.

Taehyung respiró hondo e intentó continuar.

—M-Me ha dicho que si n-no vuelvo p-podría llevar a la ruina a m-mi abuela y mi madre.

Jungkook no sabía que decir. ¿Qué podía hacer ante tal situación? Taehyung iba a irse, y ya no podía hacer nada al respecto. Se trataba de su familia. Su familia de sangre, con la que se había criado. Estaba claro que iba a volver.

Aunque no quería dejarlo ir, seguramente el haría lo mismo por salvar a sus padres. Si él tuviera que dejarlo a cambio de que sus padres regresaran, sin duda lo haría. Lo amaba con todo su corazón, pero la familia es lo primero. Lo malo es que Taehyung se había convertido en su única familia además de Yoongi. No tenía a nadie más que a él. No se veía capaz de dejarlo ir, y no lo haría a menos que estuviera obligado a hacerlo.

—K-Kookie, di algo por favor. - susurró el mayor sacándolo de sus pensamientos.

El chico se quitó una lágrima que había caído por su mejilla.

Pensó que sincerarse era lo mejor. - Lo siento, no sé qué decir cariño. 

Still lovin u | kooktae |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora