Still lovin u | kooktae |

26.

Al día siguiente Taehyung levantó temprano. Al principio se extrañó al no ver a Jungkook despierto, ya que él era el que siempre solía levantarse temprano, pero luego recordó lo de la noche pasada y obviamente no lo despertó. Preparó el desayuno y se entretuvo hablando con Jimin sobre todo lo que les había pasado recientemente.

También avisó a Yoongi del suceso que habían tenido y le había dicho que Jungkook no iría a trabajar. Después de un rato, se fue a su cuarto, y se sentó en la orilla de la cama con cuidado de no despertar al menor. Estuvo observándolo durante un rato, fijándose en cada herida que tenía. Tenía el labio roto y un ojo morado, además de algunos rasguños en la cara.

Lo curioso es que también se fijó en que tenía una pequeña cicatriz en lo alto del pómulo. Entonces Jungkook abrió los ojos un poco hinchados.

—Buenos días cariño, ¿qué haces despierto? - preguntó con voz ronca y adormilada.

—Buenos días amor, ¿cómo estás? - respondió el mayor, acariciándole la mejilla.

—Digamos que mejor que me quede hoy en la cama. - dijo riendo débilmente.

Se acababa de despertar, pero se sentía tan cansado como si no hubiera descansado toda la noche.

—Esto es horrible. Tienes un ojo morado e hinchado y el labio roto. Ahora vengo. Voy a traerte algo para ponerte. - dicho esto, se marchó.

Jungkook pensó que tenía el mejor novio del mundo. A él le gustaba cuidar a Taehyung, y aunque el mayor siempre estaba pendiente de él, no estaba acostumbrado a tanta atención. Recordaba como el chico lo había cuidado toda la noche, pero había notado la tensión que tenía, aun así. Tras unos minutos, Taehyung volvió con una bandeja en las manos.

—¿Me has hecho el desayuno? Definitivamente tengo el mejor novio del mundo. - habló con una gran sonrisa.

—Ese eres tú. - le contestó antes de besarlo.

Taehyung lo ayudó a incorporarse y puso la bandeja en su regazo.

Cogió una bolsa de guisantes congelados que había cogido del frigorífico y se la colocó en el ojo. Jungkook se estremeció por el frío.

—Me duele la boca. - se quejó al comenzar a comer.

—Normal amor. Come tranquilo.

—Qué hora es?

—Las diez y media.

—¿Las diez y media? Llego tarde al trabajo. - intentó incorporarse, haciendo una mueca de dolor al hacerlo.

—Eh, ya he hablado con Yoongi. Lo ha entendido y me ha preguntado cómo estabas. Le he dicho que no habías despertado pero que se te veía regular. Y no es momento de que te preocupes por el trabajo bobo.

—Me salvas la vida cariño. Y que sepas que no quiero perder mi empleo.

—¿Cómo lo vas a perder si eres el mejor florista de la ciudad?

—No exageres.

—Recuerdas cuando nos conocimos?

—Por supuesto.

—Ya te dije que eras muy bueno.

—Yo... actué de esa forma porque desde que te vi entrar por la puerta de la floristería y me hablaste, supe que te quería conmigo.

—Kookie. Te amo. - dijo acercándose para besar sus belfos.

—Yo también te amo cariño. - hizo una pausa para seguir comiendo. - Por cierto, esto está buenísimo. Eres increíble, y encima sabes cocinar.

—Bueno... no es para tanto, solo son unas tortitas con sirope y un café.

—Pero están deliciosas.

—Gracias amor.

—De nada. Por cierto, hoy es viernes, ¿por qué no has ido a la universidad?

—Amor, no iba a ir sabiendo que estabas mal.

—De verdad, no hacía falta.

—Sí hacía falta. Mírate, estás fatal. Por lo menos de cara. Ahora deja que tu hyung te cuide.

—Normalmente yo soy el que te cuida.

—Bueno, pues hoy no.

—Te amo.

—Yo también te amo.

Taehyung y Jungkook se pasaron casi todo el día en la cama, aunque al final de la jornada, el menor pidió salir de la cama para estirar las piernas, a lo que el mayor accedió a regañadientes. Quería que su pareja estuviera descansada.

—Kookie, camina con cuidado.

—Cariño, estoy bien, apenas me duelen las piernas.

—Las tienes llenas de moratones. Luego te echamos crema, ¿vale?

—Ya te he dicho que eres el mejor novio que hay?

—Unas cuantas veces, pero puedes seguir haciéndolo.

—No dudes que lo haré.

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—Ahhh. - se quejó el rubio.

—Perdón amor.

El chico le estaba poniendo un poco de pomada en los moratones a su novio, a quien había casi obligado a tumbarse en la cama. Tan solo había empezado a extender la pomada, pero presionó un poco más sin querer, haciendo que el menor se quejara. Volvió a extenderle la crema, con un poco más de cuidado, bajo la atenta mirada del chico.

—No me mires así, me pones nervioso. - advirtió mirándolo de reojo.

—Es que es difícil apartar la vista de tal belleza.

—Ya, no digas eso tampoco bobo. - replicó sonriendo tiernamente.

—Bonito.

Durante ese día no hablaron sobre aquellos hombres. A lo mejor pensaban que era lo mejor, y a lo mejor en cierto modo lo era. Tan solo eran ellos dos, el mayor cuidando de su Kookie.

Al día siguiente, Jungkook ya se encontraba totalmente recuperado, por lo menos psicológicamente.

—Buenos días cariño. - susurró en su oído.
Se encontraba tumbado de costado, con un brazo rodeando la fina cintura del mayor.

El susodicho se giró despacio, sonriendo al ver al otro allí.

—Buenos días amor, ¿cómo estás?

—Me duele todavía el labio y el ojo, pero ya casi no me duele lo demás.

—Me alegro. ¿Qué hora es?

—Mmm... las ocho y media. - contestó encendiendo el móvil.

—Kookie, es temprano y es sábado.

—Siempre nos levantamos a esta hora. - comenzó a dejarle pequeños besos en el cuello.

—Error, tú te levantas... a esta hora... yo lo hago más tarde. - dijo intentando hablar mientras sentía ese cosquilleo en el cuello.

—Quieres que prepare el desayuno y te despierte después, ¿uhm? - continuó con lo que estaba haciendo.

—No, ahora dame mimitos. - espetó dándose la vuelta de repente, para acabar apoyado en el pecho del menor.

El chico, sorprendió por el movimiento, levantó la cabeza, pero después, volvió a recostarme, pasando un brazo por encima de su novio mientras acariciaba su cabeza.

—Claro que sí, cariño.

Y así se pasaron un buen rato, sin hablar y sin siquiera mirarse. No era necesario. Tan solo escucharon sus respiraciones mientras pensaban lo afortunados que eran por tenerse el uno al otro.