Es tu casa

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*Narra _____*

Terminé mi desayuno y estoy trabajando cuando Carlos me interrumpe.

-Bonita -dice sentándose a mi lado en el sofá- ¿cómo va eso?

-Bien -responde cerrando mi laptop y mirándolo -, me están mandando bastante trabajo, pero no me quejo -sonrío.

-Genial, bonita -sonríe-. Oye, es viernes...

-¿En serio, Carlos? ¡No me digas! -exclamo sarcástica.

-Ay, tonta -se queja y rueda los ojos.

Suelto una carcajada.

-Hey, quiero decirte algo importante -se pone serio.

-¿Me amás y no podés vivir sin mí? -le suelto.

-Sí, pero a eso ya lo sabes, boba.

-¿Querés sexo? -levanto una ceja y sonrío.

-Pppf, eres una idiota -se levanta, ruborizadísimo, y se dirige a la cocina.

Lo sigo, riendo.

-Ay, pobrecito. Se ofendió el sensible -me apoyó en el marco de la puerta. Ah, pero anoche en la cama...

-¡Cállate!

-Ok -me río de nuevo-. ¿Qué querías decirme?

-Que eres una tonta -responde mientras abre el refrigerador y saca las sobras de la cena-, y que esta noche Ana y yo vamos a vernos en el bar y...

-Me vas a abandonar -le pongo cara triste.

-No, tonta -sonríe y voltea a verme-. Quería que vinieras tú también.

-Mmmh, ¿no va a enojarse Ana? -levanto una ceja.

-No, ya lo hablamos -contesta mientras mete la comida en el horno-. Ella está de acuerdo.

-Wow -susurro.

-¿Vienes? -se acerca más a mí.

-Sí -sonrío-, claro.

El sonríe, me da un beso en la nariz y vuelve al sofá a sentarse. Lo sigo.

-Otra cosa, bonita -agrega.

-¿Sí? -me siento a su lado.

-Luego del bar es probable que vayamos a su casa ella y yo, ya sabes -me toma la mano.

-Ah... -murmuro.

Para ser sincera, me duele un poco eso. No debería, pero me molesta.

-Sí... -agrega él.

Se levanta, va hasta el armario y vuelve con algo en su mano. Vuelve a sentarse a mi lado.

-Toma. Tenía pensado dártelas anoche, pero me olvidé, y la pequeña separación de hoy me lo acaba de recordar -me da un juego de llaves-. Es una copia de las de aquí, así puedes entrar, salir, venir e irte cuando quieras, ¿de acuerdo? -sonríe.

-Tri... -murmuro-. ¿Seguro?

-¡Por supuesto, tonta! -ríe-. Ya te lo dije, estás en tu casa.

-Ay, estúpido -tomo las llaves y luego me tiro encima de él para darle un abrazo-. ¡No hacía falta! Yo... no voy a quedarme mucho tiempo...

-¿Qué? -me aparta un poco-. Pero... ¿no ibas a quedarte un par de meses?

-Sí, amor -agrego poniendo mi mano en su mejilla-, pero no acá. A ver, tenés tu espacio, tu vida, tus... ocupaciones -levanto la ceja-, no quiero molestarte, ni interferir en tus... asuntos...

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