A Soobin no le gustaba que las personas sintieran lastima por él, le causaba ansiedad y le recordaba cosas que no quería recordar. Quizá por eso había rechazado la oferta de su hermana de pagar su renta ahora que sus padres tenían problemas financieros para ayudarle. De cualquier forma, Soobin esperaba que los problemas pasarán pronto, es decir, ¿qué tan difícil y extenso podía hacerse un proceso de divorcio? Claro que ello no se lo diría a sus amigos, porque lo último que quería era su lastima.
Eso no evitó que Yeonjun siguiera –y siguiera y siguiera y siguiera– haciendo su generosa oferta en cada momento libre que tenía. Decía que, antes de que fuera desahuciado y dejado a la deriva por las terribles circunstancias (sus palabras, no las de Soobin) era mejor que se mudará a vivir con él. No era que la idea le pareciera mala, simplemente era extraña.
El hecho de que el mayor estuviera en la entrada de su edificio al terminar sus clases debía ser suficiente prueba.
—¡Come on! ¡Come on! ¡Come on! Apuesto a que mi apartamento es incluso mejor que el que tenías — Yeonjun hizo un puchero notorio que le hizo sonreír en respuesta, él pareció darse cuenta—. Además, siempre dices que te gusta como cocino, así comerás más de mis deliciosos platillos.
—Jjunie-hyung, es-
—¡Es genial! ¡Seremos compañeros! — gritó haciendo un ademan con las manos que Soobin nunca le había visto hacer tan felizmente.
—No quiero... — empezó Soobin.
—¡Por favor! Seré el compañero de apartamento perfecto — suplicó él.
—No se trata de ti — explicó Soobin poniendo las manos en los hombros de su amigo para que le diera toda su atención. Yeonjun se mordió el labio para no hablar y Soobin se lo agradeció en silencio—. Es solo que no quiero ser una carga para otros.
La mirada extrañada de Yeonjun cambio a una risa estruendosa tras un momento.
—¿Cómo podrías llegar a ser una carga? — quizá fue el modo en qué Yeonjun hacía parecer absurda la idea lo que hizo que Soobin se quedará estupefacto por un momento—. Tienes que admitir que necesitas ayuda.
Yeonjun lo tomó del brazo para empezar a caminar. Siguió –y siguió y siguió y siguió– enumerando las razones por las que mudarse con él era la mejor opción. Y tras escuchar sus divagaciones durante el almuerzo tenía que admitir que, en definitiva, la perspectiva no era desagradable solo rara.
[&]
—Sólo será hasta que consiga un apartamento — advirtió Soobin mientras guardaba una lámpara vieja y rota en la caja a su costado.
Yeonjun tuvo ganas de estrangularlo. Era la quinta vez que le repetía lo mismo.
"Entendido, señor" quiso gritarle.
Pero no iba a tentar su suerte. Porque, por supuesto, toda aquella situación era resultado de una racha de muy buena suerte. Yeonjun creía firmemente que podría perder toda su buena suerte si se le ocurría hablar de más. Así que apretó los labios y contó hasta diez, sin mucho éxito, a decir verdad.
Al principio, la idea llegó como una forma de ayudar a Soobin. Luego se convirtió en una oportunidad. Una oportunidad para tener a Soobin cerca y quizá de esa manera hacer crecer el coraje para declararse. Yeonjun era bueno en aprovechar las oportunidades que se le presentaban de forma tan espontanea, así que siguió insistiendo hasta que obtuvo la respuesta que quería. Poco le faltó para arrastrarse pidiendo que, al menos, lo tomará en consideración.
No fue nada fácil. Pero lo había logrado, ahora solo tenía que encontrar la manera de descubrir cuáles eran los sentimientos de Soobin por él. Algo completamente fácil. Seguro podía hacerlo en un abrir y cerrar de ojos. Aunque no sabía que hacer una vez descubriera esa información indispensable. Supuso que lo averiguaría cuando fuera el momento.
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You got me... I got you ||Yeonbin||
Fiksi PenggemarCon un mejor amigo envuelto en pesimismo, el novio del mismo con demasiada energía, la personificación andante de la indiscreción, una vecina entrometida y un crush despistado, lo último que Yeonjun necesitaba era una deuda que pagar y un concurso q...