capitulo 31

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Todo había pasado tan lento pero a la
vez tan rápido.

Empezaba a recordar las plantas que me habían dicho.

—¿Dices que si te disparara te estaría haciendo un favor?

—¿Qué?

—Yo no hago favores, pequeña

Volví a la realidad.

Avani empezó a gritar y nuestras respiraciones se aceleraban.

—Tranquila, la ambulancia va a llevar pronto–le dije

Unos adultos jóvenes se acercaron a nosotras.

—Escuchamos gritos, ¿Nesce..?–ellos vieron la bala–Wow

Uno de ellos se quitó el polerón y lo puso en la pierna para que dejara de sangrar.

—Mi novio está allá afuera, ¿Está bien?

Un golpe se escuchó.

—Amber, Amber creo que–él trataba de hablar–Creo que me está dando un infarto, Amber..

—Iremos a verlo–hablaron ellos

Avani me miró con los ojos abiertos y se desmayó.

Escuché las ambulancias por fuera. Tomé a Avani y la arrastré hasta la entrada, quedaban rastros de sangre por el camino. Me preguntaba porqué, si el chaleco lo cubría. O por lo menos gran parte de la herida.

Los paramédicos se acercaron a mi y pusieron a Avani en una camilla. Vi a Alejandro, también estaba en una una. Tomé un gran suspiro.

—Señorita, nescesito que se recueste en la camilla–me habló una de los de salud

—Tranquila, yo no recibí nada–contesté

—Necesito que se relaje y acueste, porfavor, ¿Está usted embarazada?, ¿Algún problema de salud?

—Eso creo–le hice caso y me recosté–hoy día me estaba haciendo un test de embarazo, no supe si lo estaba o no

Sentí algo mojado. Cayó un poco de sangre. ¿Me había lastimado? ¿Por eso me llevan en una camilla?

Me pregunté eso por todo el camino. Hasta que me di cuenta de porque el pasillo tenía tanta sangre.

Pero no. No podía ser. No ahora.

—Mierda, mierda–grité–¡No!, ¡No ahora!

Los paramédicos empezaron a hablar entre ellos mientras yo hacía fuerzas para salir de ahí. Estaba teniendo una pérdida.

Me inyectaron algo.

Podía ver, pero borroso. Y todo parecía cómo si fuera más lento y mi audición estuviera sensibilizada.

Al llegar al hospital, vi a mi derecha pasar a Avani rápidamente para que la atendieran.

A mi izquierda había visto a Alejandro. Estábamos mirándonos fijamente. Inmóviles mientras nuestras camillas cruzaban camino. Todo iba lento, nuestra respiración, nuestros latidos, los doctores, el tiempo. Todo.
Sentí como por un segundo nuestras manos rozaron. Se sintió como una eternidad en la que podría vivir hasta siempre.

Luego de eso, escuché las voces de los doctores preguntando porqué el paciente tenía un ramo de rosas. Escuché caer el ramo de rosas. Y Alejandro no se inmutó ni un poco porque al igual que yo, sentir nuestras miradas por esos pequeños segundos, se sintió como ir al espacio y volver a tomar oxígeno en la tierra. Nunca me había pasado, pero estaba segura que así se sentía.

Y de repente, todo volvió a ser rápido. Las camillas iban a lados opuestos. Nos separábamos.

Y lo último que escuché fue a la doctora decir:

Debes estar tranquila, estás en buenas manos y tú bebé al tener pocas semanas no siente dolor, confía en nosotros

Me dió un poco de rabia pensar que me había dicho que era un bebé. Básicamente no lo era.

Pero que me lo haya tratado de explicar, me dió un alivio.

Así que fuese lo que quisiera el destino, estaba lista.

• • •

Desperté. No había abierto mis ojos aún, no quería abrirlos y pensar que todo lo que había pasado era real.

Escuché algunas voces.

Bueno, pues es mi paciente y también soy una autoridad aquí, retírense

Abrí mis ojos. Lo primero que vi fue una arma. Me dió un gran susto. Los médicos al notarlo me calmaron. Me di cuenta que el arma era de la policía así que en parte me tranquilice.

—Está muy asustada como para sus preguntas, necesitamos un tiempo

Vi la cara de una simpática señora, o así se veía.

Ella me comenzó a hablar de lo qué pasó. También me contó que no pudieron salvar al bebé. Que si necesitaba ayuda psicológica podía pedirla, y que habían llamado a mi número de emergencia, en este caso, mis padres.

Cuándo ella se fue vi a Mattia esperándome afuera. Él entró y se sentó a un lado de mi cama.

—¿Lo sabes, cierto?

—Obvio que lo sé–respondió–todo este tiempo, tú salud, además...

El dió un gran suspiro.

—Todos los meses te llevo comida dulce, nunca te das cuenta, siento que me critican tanto que lo que menos puedo ser es un buen primo–continuó–y digamos que no habías comido de lo que había traído hace un buen rato, ahí me empecé a preocupar

—Perdóname

—No tienes de que disculparte–me sonrió–no me hubiera enojado de todas formas

Nosotros nos sonreímos en silencio.

—¿Recuerdas la película de Freddy Mercury? La que vimos un día de estos–dijo

—No es el momento indicado para hable de películas.. pero si

—Freddy le dejó gran parte de su fortuna a su ex esposa, incluso le dedicó una canción diciéndole que era al amor de su vida, siendo gay

—¿Dices que eres gay?–reí–no entiendo tu punto

—No, Amber–me miró fijamente–digo que si yo fuera Freddy Mercury, te escogería como el amor de mi vida siendo gay, en este caso, primos. El punto es que, si te pasara algo, me moriría, eres mi persona favorita, no puedo perderte

Yo solté una lágrima y nos abrazamos.

—No le digas a nadie que dije eso–me amenazó en broma

Empezamos a hablar de todo. Si, puede ser que estaba actuando normal, pero la pérdida metalmente no me había afectado. Ese bebé no había sentido nada, ni si quiera había sentido que iba a nacer. Fue un evento del destino, pero gracias a dios que ese bebé no tuvo más semanas.

Miré a mi lado. Estaba lleno de regalos. Probablemente los abriría después.

—¿Cuánto tiempo estuve dormida?–pregunté

—Dos semanas

—¿Y Alejandro?, ¿Y Avani?

—¿Quieres verlos?

Yo asentí. Traté de subirme a la silla de ruedas con ayuda de enfermeras y Mattia.

Ya era momento de dar una vuelta por acá. Pero estaba asustada por todo.

Por los recuerdos que me traería volver a verlos.

𝘤𝘰𝘮𝘱𝘭𝘪𝘤𝘢𝘵𝘦𝘥  | alejandro rosario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora