Quizás Mañana

Capítulo 9

MAR:
Estaba caminando tranquila por el barrio, reviviendo todos los momentos vividos en esas calles, esas "aventurillas" que me parecían un mundo cuando era más pequeña.

Era increíble.

Un año más tarde

Me choqué con alguien.
Era él.
Después de 9 años extrañandole.

Me puse colorada y salí corriendo, no sabía qué hacer ni cómo empezar la conversación, con suerte no se acordaría de mí.

Me fui a los puentes a nuestro antiguo refugio. Necesitaba respirar ese olor a humedad y paz, llevaba un año viniendo aquí, y solo me faltaba él para que todo fuese como antes. Estuve allí como 1 hora mirando a la nada, seguía siendo maravilloso.

Me dirigía a mi casa para prepararme, venían invitados está noche, era temprano, pero para matar el tiempo dibujaría o algo de mientras espero.

Y de repente me paré en seco.
Le ví.
Ahí.
Tirado en el suelo.
Había alguien pegándole.
Empecé a correr hacia allí.

- Ehh!! Gilipollas!!- Grité mientras corría acercándome a donde estaban.

El chico se giró y Mateo contraatacó y comenzó a pegarle. En cuanto llegue a su lado separé a Mateo. En sus ojos se veía la furia del momento, me dio miedo y felicidad. Le estaba tocando, por fin, necesitaba abrazarle, pero ahora no era el momento.

Le agarré la mano y salimos corriendo hasta un callejón detrás de un bloque de pisos.

No se acordaba de mí, me volví a presentar amablemente y como siempre me sacó una sonrisa.

Estábamos algo cansados de haber salido corriendo pero se escucharon las sirenas de la poli y no iba a dejar que le hiciesen nada.

Salimos corriendo otra vez y le llevé a nuestro refugio.

Pensaba que no se acordaría de aquel lugar, pero parece que él había estado yendo allí desde que me mudé.

Yo llevaba un año aquí en el barrio, ¿Cómo es posible que no hubiésemos coincidido?

Mi teléfono empezó a sonar lo cojí, era papá, quería que volviese porque en 20 minutos llegaban los invitados.
Ahora no. Quería seguir allí con él, cómo en los viejos tiempos. Pero no podía, se lo había prometido a mi padre y no le iba a fallar.

Me despedí de él, y le prometí que estaría allí al día siguiente.

Por el camino iba pensando y sonriendo, había encontrado la pieza que me había faltado desde hace tanto tiempo, lo que he tornaba la vida de color, lo que me devolvía la felicidad, él.

Era el único que me podía llenar por completo y estaba ahí, otra vez.

Llegue a casa, me duche y vestí a toda velocidad. Cuando bajé los invitados llegaron a los 10 minutos. La cena discurrió con normalidad nada nuevo, solo una entrevista de unos antiguos amigos de papá para contratar a Nayara.

Ayudé a recoger. Subí a mi cuarto, me quedé mirando por mi balcón un rato hasta que tuve algo de sueño.

Me quedé dormida, estaba ansiosa por quizás volver a verle mañana.