Quizás Mañana

Capítulo 16

MATEO:
No sabía que había pasado ahí dentro, pero sé que estaba feliz de ver a su madre, se notaba que la necesitaba, madre solo hay una y el perderla de esa forma tiene que doler.

Yo estuve esperando en la puerta como 20 minutos. El poli me miraba de arriba abajo, que mal me sienta eso, no pude aguantar más.

- ¿Qué mierda miras?- Le solté alejándome de la puerta dirigiéndome a la pared de enfrente para apoyarme en ella.- ¿Un chico no puede acompañar a su novia a ver a su madre?- Continúe diciendo de mala gana.

Me miró con cara de mala ostia y se cruzó de brazos. No me daba miedo, me tenía hasta los cojones de que piense que por el simple hecho de ser un cana podía hacer y mirar a la gente como le diese la gana, los odio.

En ese momento se abrió la puerta y toda mi mala leche desapareció. Me quedé mirándola embobado, era guapísima hasta cuando lloraba. Tenía la nariz y las mejillas rojas, y los ojos hinchados de llorar. Tuve un acto reflejo de abrir mis brazos y ella corrió a abrazarme.

Pensé en lo mucho que la quiero, todavía no se lo había dicho, pensaba que ese beso significaba algo y que los hechos aportaban más que mis palabras, pero en algún momento habría que hablarlo.

Salimos del hospital, por primera vez en toda la tarde no estaba llorando. Era de noche, y Mar llevaba todo el día en el hospital, seguramente estaría cansada.

- ¿Quieres quedarte en mi casa? - fue lo primero que se me ocurrió, necesitaba estar con ella y creo que ella no querría estar sola.

Asintió y se me agarró a la cintura.

Llegamos a mí casa, Emi no estaba, antes de ir al hospital le había dejado en casa de Penny.

- ¿Tienes hambre?- Le pregunté mirándole a los ojos y haciéndole un puchero para hacerle sonreir.
- Umm... Sí - dijo haciéndome un puchero para imitarme.
- ¿Qué te apetece?
- ¿Tienes una taza de sopa?, necesito algo que me reconforte.

Cojí el tetra brik de sopa, lo serví en una taza y lo metí al microondas. Me di la vuelta y la vi ahí parada, la miré de arriba abajo para ponerla nerviosa, me agaché y la Cojí como un saco de patatas para llevarla al sofá y hacerle cosquillas.

- ¡Para! ¡Para!- exclamaba entre risas.
- ¡No voy a parar!- le respondí riendo con ella, verla feliz me encantaba.

El microondas comenzó a sonar, me aparté y le traje la taza. Mientras bebía puse Netflix y deje que ella eligiese. A la media hora se había quedado dormida con su cabeza apoyada en mis piernas mientras le hacía mimitos en el pelo.

Apagué todo y la Cojí en brazos, la llevé a mi cama y la dejé allí. Por un momento pensé que no era buena idea acostarme con ella así sin preguntarle, por lo que me fui al sofá.

- Mateo...- Escuché la voz de Mar medio dormida. Me acerqué a mi cuarto para ver qué necesitaba, y me la encontré con los brazos abiertos en señal de que duerma con ella abrazados.

Eso hice, cuando la abracé noté como salía una sonrisa agotadora de su rostro. Estaría con ella así toda una vida.