Capítulo 22

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MAR:
Salí disparada, necesitaba verlo. Tenía que analizar cada detalle que hubiese en esa nave. Le pedí a Mateo que no viniese.

Pedí un Uber y me baje de el a un par de calles, no quería que se notase mucho. Cuando llegué vi una gran nave, estaba cerrada. Había un callejón lleno de vallas y de palés viejos, decidí investigar por ahí.

Salté las vallas y observé que un poco más arriba había una abertura del tamaño de una ventana más o menos, pero no llegaba. Cojí varios palés y los coloqué para poder subir y colarme por el agujero.

Estaba dentro.

Había dos encargados llevando y trayendo cajas en toritos. Yo estaba situada en una estantería pegada a la pared donde había cajas, por lo que pude esconderme detrás de ellas a mirar que hacían.

- Media hora para la entrega.- le dijo uno al otro haciendo un hueco en un punto de descarga. Algo importante iba a llegar y necesitaba verlo.

A la media hora llegó un camión  y comenzaron a descargar cajas, cajas y más cajas. Mi móvil empezó a vibrar.

- Mierda... mierda...- susurré mientras ponía mi teléfono en silencio, como me descubriesen estaba muerta.

Seguían descargando cajas hasta que el camión quedó vacío y se fue. Empezaron a llevar las cajas a una zona de la nave que estaba apartada por un portón de hierro. ¿Porqué? Todo era sospechoso. Quería bajar para poder ir allí para investigar, pero ahora no podía, estaban allí.

Me tocó esperar un buen rato hasta que lo llevaron todo.
Pero llegó él.
Lo que había estado esperando.
El jefe del supermercado y a saber que otras mierdas más. Saludó a los dos hombres allí presentes y entró a la sala.

Tenía que ver que iba a hacer allí y que había. Empecé a caminar con cuidado detrás de las cajas que se encontraban en esas estanterías industriales enormes intentando no hacer ruido. Llegué a una en la que más o menos podía observar por un lateral y me quedé allí.

- Bien vamos a comprobar que todo viene bien ¿Sí?- dijo Lucas abriendo las cajas.

Desbloquee mi teléfono y abrí la cámara, hice zoom y empecé a grabar.

- Esto es maravilloso, ¡esta semana no hay ningún fallo!
- Tu sigue, tu sigue capullo... Que te vas a cagar...- susurré.

Cuando terminaron de abrir un par de cajas me dirigí dónde estaba al principio con cuidado de no cagarla.

Se me cortó la respiración. SE HABÍA CAÍDO UNA PUTA CAJA.

- No,no,no,no...- susurré mientras caminaba más rápido por la estantería, estaba al lado, iba a salir ya, no podía cagarla ahora.
- ¿Qué ha sido eso?- dijo un encargado con un tono de mala leche mientras salía de la sala.- ¡Eh tú!

MARAVILLOSO, ME HABÍAN VISTO, LA OSTIA, ME VENÍA DE PUTA MADRE AHORA MISMO.

Empecé a correr como una loca intentando tirar las cajas posibles por el camino, así les dificultaría y de paso le jodía algunos productos, por capullos.

Conseguí salir, salté la valla y seguí corriendo. No es la primera vez que huía de alguien.

Llegué corriendo a un bar, entré y me metí en el servicio. Les había despistado fijo.

A los 20 minutos más o menos salí a la calle y volví con tranquilidad a casa.

Quizás Mañana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora