Primer encuentro.

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El viaje había comenzado, el profesor jeon no podía estar más preparado.

Termino se empacar sus maletas en el autobús. Acercándose al director, quién estaba completamente rodeado de otros profesores.

-Director, ya estamos listos para irnos. - anunció al nervioso hombre.

Al ver el rostro preocupado del director, decidió poner atención a la charla de los otros profesores.

-Ya digamos, ¿Con quién compartiremos isla, director? - pregunto, ya bastante estresado un profesor.

-Tranquilicense. No es la gran cosa con quienes compartiremos isla, a mi parecer me parece información innecesaria. - dijo el hombre, tomando su saco entre sus dedos, tomando una postura autoritaria.

El hombre se hizo paso entre los profesores, dirigiéndose al autobús.

-Traigan a los prodigios. Por favor, en orden. - fue lo último que dijo el hombre.

Jungkook miro como sus compañeros fruncian el ceño en señal de molestia.

Bufó, el director tenía razón, era información de más, después de todo, las dos escuelas debían compartir terrenos, quieran o no.

Decidió no prestar atención a esa escena en el autobús y guiar a sus alumnos a sus respectivos asientos.

Una vez todos arriba, sentados en sus comidas sillas y siendo bendecidos por aire acondicionado, las interminables filas de autobuses empezaron marcha por la carretera.

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Dos horas de viaje después, Jungkook fumaba con su ventanilla abierta para evitar la propagación del humo.

Quedaban tres horas más de carretera para llegar al muelle, dónde les esperaba un viaje de dos días en yate, pagado por la preparatoria.

-chicos, nos detendremos en una gasolinera para rellenar tanques, tienen una hora para ir al baño y comprar comida en la tienda del otro lado de la carretera. - anuncio el profesor Kim.

Jungkook suspiró, tenía ganas de comprarse su postre favorito: yugwa. Se le hacía la boca agua cuando solo escuchaba su nombre.

Una vez el autobús se detuvo, el profesor guio a sus alumnos fuera del autobús, bajando junto a ellos.

Mientras sus alumnos y otros profesores se sentaban en las bancas que estaban retiradas en la gasolinera a comer los preparados y sabrosos lonches que sus familias les habían preparado, jeon no tenía a nadie que le cocinara, así que se vio obligado a cruzar la carretera y entrar a la pequeña tienda.

Saludo con un asentamiento de cabeza a la jovencita que se situaba en la caja y busco por los pasillos su postre.

Una vez encontró el colorido letrero con aquel nombre, su expresión se torno confusa al ver a una figura de baja estatura tratando de alcanzar del estante la última yugwa.

Le pareció divertido ver cómo el chico intentaba ponerse de puntitas para alcanzar el postre sin éxito alguno.

Se acerco detrás del hombre y tomo el postre sin dificultad alguna.

-¡Oye, eso es mío, imbécil! - le gritó el contrario, dándose media vuelta y mirando cara a cara a Jungkook. - devuelvemelo. Ahora.

-¿Imbécil no te parece una palabra muy grande para alguien tan pequeño? - sonrió divertido al ver la expresión de enojo del bajito.

-escucha hijo de perra, hoy no he tenido un buen día y lo único que puede mejorarlo es ese yugwa. Dámelo y no saldrás lastimado. - extendió la mano en señal de exigencia.

Jungkook arqueo una ceja, no podía creer que alguien tan bajito fuera tan irrespetuoso.

Puso el postre en la pequeña mano del hombre frente a el, haciendo sonreír con superioridad al rubio. Para de repente arrebatarselo inmediatamente de la mano he irse en dirección hacia la caja.

Jimin bufó con fastidió y desesperación. Se mordió el pulgar con una expresión de días de estrés.

Necesitaba sexo, mucho sexo. Esa misma mañana se levantó temprano para empacar sus cosas y dirigir a un montón de varones problemáticos y gritones a un autobús con las ventanas selladas en dónde se prohibía fumar.

Estaba que gritaba de frustración y estrés.

Y mientras veía como ese hombre de cabello ridículamente cortado pagaba SU postre y se iba de la tienda con una enorme y satisfactoria sonrisa en su rostro, pateó el estante, asustando a la cajera.

-¡Es hora de irnos! - escucho gritar a su director fuera de la tienda.

Suspiró y solo se compro unas gomitas, al salir se sorprendió al ver enfrente de el, el enorme logo de la preparatoria walmsley.

-tch. - frunció el ceño con odio.

Sintió una mano palpar amistosamente su hombro, sonrió de medio lado al ver la cabellera del profesor Russo al lado de el.

-Debes admitir que su puntualidad es grandiosa. Nosotros salimos a la carretera a las 7 de la mañana y apenas llegamos a la gasolinera. - apremio el hombre.

Jimin se mordió la mejilla, luciendo molesto.

Pero su expresión cambio al ver al mismo hombre que le había robado su postre, subir al autobús elegante con el logo de walmsley.

De haber sabido que aquel hombre era profesor de walmsley, le habría pateado las bolas para quedarse con su postre.

-¡Profesor park, profesor Russo, vámonos ya! - grito el director.

-Tenemos que irnos. - dijo Russo mientras se dirigía al autobús.

Jimin suspiró.

Está me la cobraré más tarde. Pensó jimin al seguir al profesor de cabello rojo.

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Amor entre profesoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora