misma situación, diferentes perspectivas.

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El profesor Russo se masajeo el cuello con una sola mano, apenas llevaban dos horas de viaje y la convivencia en la habitación era realmente tóxica.

Jimin y Jungkook no podían estar juntos en la misma habitación tres minutos máximo, pues se desataba la tercera guerra mundial.

A decir verdad el también odiaba al profesor de cabello teñido de rojo, pero su odio no era comparado con las ganas de matarlo del profesor Jimin.

El leía un libro, acostado en su respectiva cama. Estaba aprovechando los minutos de silencio que le proporcionaba la salida del profesor Jeon Jungkook.

Aunque el silencio no era sepulcral, pues jimin se encontraba bañándose después de un largo trayecto en autobús.

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Por otro lado, jimin se encontraba debajo de la regadera, dejando que el agua caliente empapara su cuerpo y le limpiará de las partículas de tensión y estrés que se habían adherido a su cuerpo.

Se pasó los dedos por su melena rubia y dejo que cada cabello se empapara con agua.

Suspiró, queriendo que ya acabará el día, deseaba salir de la ducha y que se encontrará con una empleada que le diría que se equivocaron de compañero y que este no era Jungkook, sino otro profesor.

Jungkook... A raíz de ese nombre, la mente del rubio divagó en torno al profesor, involuntariamente sus recuerdos acabaron con la primera impresión que el profesor le había dado, mostrandole una bella y fornida figura masculina acompañada de la piel más canela que había visto.

Cuando el profesor se dió cuenta de lo que hacía, abrió los ojos y su rostro se torno de un color tomate hasta las orejas. Se regaño a si mismo con odio, pues de aquel hombre solo se ganaba corajes.

Estaba seguro que si lo hubiera conocido en otras circunstancias, se lo hubiera cogido. Sin dudar. Pero ese no era el caso, el lo odiaba y no cabía otro sentimiento a parte de ese.

Al terminar de ducharse, se seco y vistió con la ropa más cómoda que había empacado. Una camisa blanca bastante ancha de manga corta con unos shorts negros para deporte.

No había tenido mucho tiempo de empacar que digamos. Salió del baño y se desilucióno al no ver ninguna camarera que lo esperaba en la puerta.

Bufó con fastidió. Pero su alegría volvió cuando se dió cuenta que el peliteñido aún no había vuelto.

Camino descalzo por el suelo de madera liza y entro al cuarto de habitaciónes. Sonrió genuinamente al ver al profesor Russo leyendo el libro que él le había prestado y se aproximó a meterse bajo las sábanas azules y abrazar al hombre, acurrucandose en su pecho.

El profesor depósito un besito en su frente y este gesto bastó para que el se quedará profundamente dormido.

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El sonido de dos latas de alcohol chocandose entre sí como señal de salud. El mejor sonido que los oídos del profesor Jeon Jungkook podrían escuchar.

Los profesores de walmsley se habían reunido en el bar del yate, solo para charlar sobre trivialidades.

Jungkook se encontraba en una de las muchas mesas redondas del bar, conviviendo con sus colegas.

-De compañero me tocó al estúpido de Lee y al calladito de hodson. - se bebió la jarra de un solo trago el profesor cerik. Reprochando a sus colegas la basura de compañeros que le tocó. - No me pudieron tocar peores compañeros, maldita sea.

-Que mal. - se rió la profesora Kim, divirtiéndole lo disgustado que estaba cerik. Miro al profesor Jeon con intriga - ¿A ti quienes te tocaron, Jungkook?

El profesor se rasco la nuca, si sus compañeros se daban cuenta que había tenido la mala suerte de convivir con dos profesores de saito, sería la burla de todo el departamento durante meses.

Le dió un trago a su soju y se limpio los restos con la manga de su ropa.

-¿Yo? Ahmm... Me tocó con el profesor Min y Taehyung. - mintió, para después darle otro sorbo a su bebida, evadiendo cualquier otra pregunta.

-¡Arg! Maldito suertudo. Al menos tú no tendrás que convivir por dos días con lee, ese idiota es un hijo de puta. - alzó la voz el profesor, ya bastante borracho hasta los codos.

La charla siguió su cursó trivial, a bendición de Jungkook.

Aunque, hablando de sus compañeros. Debía admitir que era divertido molestar al chiquitín, por alguna razón se había vuelto adicto al ceño fruncido y el color rojizo que tomaba el rostro de jimin cada que se enojaba.

El otro profesor... No era tonto, obvio que esos dos tenían algo juntos. Y le amargaba la boca de solo pensar ver a esos dos besandose o algo parecido. Jungkook no era homofobico, de echo el era gay, pero sentía que el pelirojo no era el tipo de jimin.

Arrugó la nariz al darse cuenta del rumbo de sus pensamientos. No quería imaginarse que es lo que estarían haciendo esos dos en su ausencia.

Mientras tomaba otro sorbo, ignorando la charla de sus compañeros, pensó que quizás no podría haber tenido mejor casualidad que ser compañero de alguien que lo odiaba.

Debía admitir que, deseaba volver a la habitación solo para molestarlo y hacerle la vida imposible.

Por fin algo interesante en este viaje. Pensó el profesor, sonriendo sin darse cuenta.

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Amor entre profesoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora