花「21」

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SeoHan estaba realmente interesada en ponerse al día con su Sunbae, la mujer con la que creció y pasó gran parte de la secundaria, la que le llevó a tomar los mismos intereses que ella y le enseñó sobre todas esas cosas que ahora ella amaba y se consideraba tan buena, llevaba sin verla desde hacía unos ocho años, la última vez que se vieron fue a los diecisiete, cuando ella tenía tan solo veintinueve y estaba trabajando a tiempo completo en una pequeña sastrería de Chuncheon.

MinGi fue la que se puso en contacto con ella al día siguiente, de alguna forma consiguió su número y le preguntó si ella estaba bien con ir a tomar un café o ir a caminar por la ciudad. Ya que no tenía más eventos planeados y nadie con quien pasar su mañana, puesto que debido a que su hermano trabajaba en la floristería ahora está solo habría por las mañanas durante los fines de semana, Shin optó por aceptar ese café y saber que había sido de su Sunbae.

Llegó puntual como un reloj, aquel café era un clásico local con el estilo vintage y parisino, esos lugares en los que todo el mundo se hacían fotos y luego las publicaban en sus redes sociales con pies tales como "Ser emprendedor es creer en uno mismo mientras los demás dudan" o " Más de siete mil millones de sonrisas en el mundo, y mi favorita es la tuya"

SeoHan para eso tenía una única respuesta. "No, gracias."

La única cuenta que merecía la pena seguir era la de Jeongin, y solo porque estaba llena de fotos de Minho y sus gatos, ni siquiera el propio Minho en su perfil subía fotos suyas, así que la de Jeongin era ideal.

Al entrar por la puerta buscó a la mujer con su mirada y la encontró sentada en una de las mesas próximas a las ventanas, sujetando su Tablet en la mano y con las gafas puestas, parecía estar leyendo algo, seguramente alguna versión digital de un libro de Julio Verne, su autor de clásicos favorito, aunque a ella le parecía más disfrutable los relatos de Oscar Wild...

— Buenas... ¿Te he hecho esperar? — Preguntó tomando asiento después de dejar su bolso en la silla que estaba más pegada al cristal. MinGi negó mientras guardaba el aparato y le ofrecía la carta que estaba en frente.

— Llevaré aquí a penas diez minutos, venga... Vamos a pedir algo, invito yo... Soy la mayor. — Le guiñó un ojo y Shin sonrió con timidez ante aquella proposición.

— Está bien. — La señora Song llamó a uno de los camareros y este se aproximó dispuesto a tomar nota del pedido. — Un té de limón frío para mí, por favor.

— Y para mí un batido de mango y piña... — Tras pedir las bebidas ambas se quedaron a solas en la mesa, impacientes por empezar con la conversación.

— Y dime, ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo? — Preguntó curiosa mientras se apoyaba en la mesa. MinGi sonrió divertida y se acomodó en su asiento para esperar el pedido.

— En estos ocho años he conseguido formar parte de una gran marca de ropa, soy una de las directivas de la compañía y tengo a un gran número de talentosos diseñadores bajo mis alas, yo también participo en los conjuntos, hace poco fuimos invitados a la fashion Week y fue un éxito... — SeoHan abrió la boca sorprendida llevando sus manos a su boca.

— ¿En serio? Wou, estoy muy feliz por ti... ¡Es lo que siempre deseaste! Y pensar que empezaste cosiendo botones en la sastrería que estaba en la calle de enfrente del bosque que estaba detrás de mi escuela. — Negó ante la idea de que aquella mujer alguna fue una humilde trabajadora de una tiendecita barata que hacía mantas, cosía botones o arreglaba prendas rotas.

— Sí, la verdad es que ha sido un gran salto, pero estoy muy orgullosa de mí.

— ¿Cuál es esa marca? ¿Te imaginas qué he estado llevando todo este tiempo prendas confeccionadas por ti y no me he enterado? Sería impresionante. — Desde luego habían pasado unos minutos, pero Shin se sentía tan cómoda frente a esa mujer como lo había hecho siempre.

𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑𝐒〡 Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora