𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑𝐒〡 Lee Minho

花「31」

— Bien... Entonces... ¿Qué tienes que decir? — Minho siguió golpeando la batuta de madera en su mano. Hyunjin estaba de rodillas en el suelo frente a él, con las manos apoyadas en sus piernas, la espalda bien recta y la mirada gacha. 

— Que he sido un idiota...

— ¿Y...? — Lo animó a proseguir.

—Que no debería haber llamado a SeoHan para que me ayudara... — Minho hizo un ademán para que continuara y Hyunjin suspiró. — Si no quería que todo saliera mal debería haber entrado yo a ayudar, en lugar de mandar a SeoHan...

—¿Y...?

Hyunjin rodó los ojos y dejó salir otro suspiro de amargura. — Y no puedo ser un buen fiscal si prefiero arriesgar la vida de otros antes que la mía para resolver un caso...

— ¡Minho! — Rae apareció corriendo por el pasillo del tribunal al ver como su marido estaba de rodillas frente a él. —¡No le digas esas cosas o por la noche tendrá pesadillas!  — El agente Lee bajó la batuta de sus manos y se cruzó de brazos para mirar a la chica.

— Pero Rae, tu esposo debe aprender la lección... No puede ir por ahí arriesgando la vida de las mujere más importantes de los demás... — Lo señaló reteniendo toda su ira en la punta de su dedo. Rae Sung miró a Hyunjin para después llevar una mano a su boca.

— ¿Qué dices? — Preguntó la modista sin comprender de lo que estaban hablando. Hyunjin desvió la mirada avergonzado y Minho, enfadado, tomó a Rae Sung de los hombros para imitar la posición con la que MinGi estuvo apresando a SeoHan aquel día. — ¡Minho! — Exclamó su nombre debido al repentino susto que tuvo al sentir sus brazos al rededor de ella.

— ¿Qué pasa? ¿A ti no te importaría si llamo a Rae para que intente detener a un asesino desquiciado? ¿No te importaría si por culpa mía acaba con una persona, sin cordura, aguantandola de esta manera y paseando la hoja de un cuchillo por toda su garganta?— Con la batuta de madera comenzó a trazar cortes imaginarios en el cuello de Rae.

Hyunjin al ver a su mujer en esa posición se estremeció en el sitio y procedió ha hacer una reverencia profunda, llevando todo su cuerpo al suelo.

— Lo siento mucho. — Pidió sinceramente. Minho dejó salir a Rae de su sus brazos y le pidió disculpas por usarla de ejemplo, pero ella dijo inmediatamente que no tenía que hacerlo. La mujer, se agachó como pudo y ayudó a su esposo a ponerse en pie.

— Tienes suerte de que los cortes no fueran muy profundos y que ella estuviera totalmente de acuerdo con haber ido porque quería ayudarme a mí, pero en ninguno de los casos deberías haberla llamado, ella estuvo en más peligro que cualquiera de nosotros. La perra desquiciada de MinGi pensaba clavarle ese cuchillo a modo de "Si no te tengo yo, no te tendrá nadie"... No querías que HaeJin muriese porque sería de utilidad en el juicio... ¿Pero si a Shin le hubiese ocurrido algo no hubiera pasado nada? ¿Estabas dispuesto a perder esa vida? —Minho le lanzó al fiscal la batuta, pues debía utilizarla en el juicio para señalar detalles en la proyección y demás tareas en las que tener una prolongación de tu extremidad era útil. 

— Hyunjin... — Rae buscó la mirada de su marido para después encontrar la suya con la de Minho. — Anda, chicos... No peléis más, estoy segura de que Hyunjin no quería hacer eso, en ningún momento ha dicho que ella si era prescindible... ¡Para nada! Es la mujer de su mejor amigo... ¡Tú tampoco quieres qué a mi me pase algo malo! — Intentó reconciliaros. — Venga... Sois mejores amigos desde hace muchos años... No dejéis que una situación que nunca llegó a suceder y que un malentendido haga mella en vosotros... ¡Después de todo,  habéis sido los que han cerrado el caso Hangsaeng! Un complicado caso que llevaba abierto más de tres años y que tuvo en vilo a los padres de todo Seúl... Habéis ayudado a esas personas y ahora vais a conseguir que el juez la meta en prisión hasta que se pudra en la cárcel...  A esa mujer y a sus ayudantes. — Aunque Rae seguía en shock tras descubrir quien era realmente su jefa y en el peligro al que podría haber expuesto a Seungmin, agradecía que su hermano no estuviera interesado en tener una relación romántica hasta la fecha, su deber era dejarlo pasar y ayudar a sus chicos a hacer las paces.