Capítulo 3

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Después de pensarlo unos momentos salió de la habitantes en busca de su ropa, no le importaba si estaba húmeda aun, tenía que irse de ese lugar.

¿Donde tienes mi ropa?- pregunta serio.

Sigue me- habla Juan.

Este le guía hasta la terraza donde estaba su ropa tendida, la iba a tomar pero la mano del sujeto le detiene rápidamente.

¿Qué piensas hacer? La ropa esta húmeda aún- dice incrédulo.

Me vale verga que este húmeda, me quiero ir- dice molesto empujándolo hacia un lado.

Toma su ropa y sale casi corriendo hacia la habitación de regreso donde comenzó a cambiarse incómodamente ya que pues si, la ropa aun estaba húmeda; le faltaban sus zapatos y celular...¿Y SU CELULAR? Como loco empezó a buscarlo por la habitación sin éxito.

¿Qué crees que haces?- pregunta Juan recargado aun lado de la puerta mirándolo serio.

Este se asusta dando un grito afeminado, le mira mal para luego sacarle el dedo de corazón (osea el del medio) mientras seguía buscando su celular.

Tu celular esta ahí, al lado de la cama, no tenías porque desordenar toda la habitación-

Roberto mira hacia la parte que dijo y era cierto, mierda la había cagado un poquito...bueno en realidad la cago a lo grande, miro como el sujeto comenzó a ordenar todo nuevamente.

Yo me largo, olvidate que nos volvamos a ver- dice Roberto saliendo de la habitación.

Este camina hasta la puerta principal de la casa, sale y aclara la vista para ver donde esta, maldice ya que esta muy lejos de su departamento. Toma su celular y llama a un amigo.

Contesta imbécil...Mario no me hagas esto- gruñe molesto.

No le contestaba, así que decidido comenzó a caminar ¿a donde iba si no conocía donde estaba? No le importó y siguió caminando, al parecer con el que se caso vivía muy separado de la civilización ya que de momento no encontraba casas o algún puesto de comida.

Mierda...ya son las seis con treinta de la tarde-

No se había dado cuenta de que camino muchas horas y aun no encontraba casas o algún puesto de comida, tenía hambre, maldijo y decidió sentarse en una roca que estaba cerca de la carretera. Si pasaba alguien le haría señas para que lo pudieran llevar a su casa.

Estuvo más de media hora sentado y nada, tal vez era el Karma pensaba el por haber sido grosero con aquel tipo, miro como un carro negro venia así que cansado se paro e hizo señas para que se detuviera.

¡Ey! ¡Espere, alto!- grito mientras movía su mano.

Para su suerte el carro de detuvo, sonrió y corrió hacia el quedándose aun lado de la puerta esperando a que abriera, en cambio miro como la ventanilla negra bajaba hasta poder mirar el rostro del conductor. Maldijo internamente al saber quien era.

Oh eres tú, pensé que ya te habías ido- comentó Juan con una sonrisa.

No se por donde estoy, vives muy lejos de la civilización- comenta Roberto cruzándose de brazos mirándole.

Prefiero no ser molestado- dice con una sonrisa de lado.

Roberto miro como tenia intenciones de irse y dejarlo solo pero este le casi grito.

¡Ee-espera!...por favor llevame contigo- susurra en bajo.

¿Perdón que dijiste? Es que no te escuche- dice con una sonrisa en sus labios.

Roberto baja el rostro y habla más fuerte.

¡Pp-por favor llevame contigo!- dice mientras aprieta sus puños.

Escucha como Juan suelta una risa, este le ve enojado, no era gracioso, su dignidad se había ido a la verga por su culpa.

Claro, ven sube-

Este entra y Juan vuelve a conducir con el dentro, era un silencio que para Roberto era muy incomodo pero para Juan le parecía divertido todo lo que estaba pasando.

CASADO CON UN DESCONOCIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora