Los demonios también aman(NaMi)

23-Tesoro

A pesar de los poderes que tenían, los dragones se regeneraban una y otra  vez haciendo mella en la resistencia de los dragon slayer. Natsu por su parte, estaba en pie luchando pero sus fuerzas poco a poco iban disminuyendo.

—¿No te das cuenta?, nadie puede vencerme—dijo con una sonrisa confiada.

—Eso...lo veremos—replicó aprovechando el momento para respirar.

Entonces vio como todos sus compañeros cayeron al suelo derrotados. Tenían magulladuras por todo su cuerpo y apenas podían ponerse en pie y mantenerse así. El fuego que poseía se iba extinguiendo y salía más humo negro que llama.

—No puedes vencerme—dijo abriendo los brazos—dime donde esta el tesoro.

—No sé nada de ningún tesoro...nunca me dijo nada sobre ese tema.

En un movimiento rápido, fue agarrado del cuello con brusquedad, apenas podía respirar.

—Entonces no me sirves de nada, es mejor que mueras—apretó con dureza—muere Natsu Dragneel—este ya estaba mareado.

Un fuerte golpe se escuchó y el dragon slayer del fuego sintió que era liberado antes de caer al suelo y volver a sentir el aire entrar en sus pulmones. Al alzar la mirada desde su posición, pudo ver una figura borrosa. Cuando recuperaba la consciencia y ya estaba más centrado, vio que se trataba de Mirajane.

—Siento llegar tarde—se disculpo tomando a este entre sus brazos.

Amsel se puso en pie mientras se palpaba la cara, pero apenas le había hecho algo. 

—¿Tú conoces algo del tesoro?—le preguntó.

—No—respondió firme.

—Tampoco me vales—alzó su mano y una gran bola oscura fue directa a ellos.

—¡Cuidado!—gritaron el resto de compañeros derrotados.

Antes de impactar en ambos, una barrera blanca como la luz detuvo el ataque haciéndolo desaparecer como la niebla.

—¿Qué demonios?—lanzó unas cuantas mas que tuvieron el mismo destino—¿qué rayos sucede?.

—No puedes tocar a mis amigos—dijo una voz.

—No permitiré que toques a mis hijos—advirtió otra.

El grupo se reunió y observó la escena. Ante ellos, estaban Mavis, Makarov y Serry vestidos con una túnica blanca resplandeciente.

—Serry...dime, ¿donde esta el tesoro de tu familia?—le apuntó con su espada.

—Yo soy el tesoro.

—¡No digas tonterías!.

—La sangre de mi familia es mágica y es por ello que se consideraba un tesoro. No fuiste capaz de verlo porque solo te cegaba el oro y la riqueza olvidando que el mayor tesoro es el amor—dijo.

—Serry—Natsu estaba llorando.

—Natsu, lamento haberte metido en este embrollo. Ahora—miró a Amsel—los fantasmas del pasado han venido a buscarte y cobrar su venganza—unos espíritus aparecieron, eran los padres de Serry y no solo ellos, sino muchos más.

—No puede ser—este retrocedió unos pasos.

Reconocía el rostro de cada uno de ellos, incluso como los había asesinado mientras esbozaba una sonrisa triunfante. Y estos se abalanzaron flotando sobre este y sus dragones que gritaron agonizando de dolor ante la venganza de los fantasmas.

—Natsu y Mirajane—se acercó Serry—me alegra veros juntos, por favor, cuida de este chico que vale mucho.

—Lo haré.

—Serry...—levantó su mano y acarició el pelo—quiero que sepas que voy a ser feliz como te prometí, que voy a formar una familia y seré un buen padre—dijo con firmeza.

—Es mi último deseo—ella estaba sonriente, como el día de la boda.

—Viejo—Laxus se acercó a su abuelo—te echamos de menos.

—Jo, jo, jo, tranquilo Laxus, nunca me iré. Debo asegurarme que mis hijos crecen fuertes y sanos—dijo soltando una carcajada.

—Makarov-san—Wendy estaba llorando.

—Sigues tan plana como cuando me fui jo,jo,jo—Laxus ante ese comentario trato de darle un capón pero solo atravesó su cuerpo—no puedes golpearme.

Con el enemigo derrotado, los jóvenes se despidieron de los fantasmas con una sonrisa. A pesar de no estar vivos, se alegraban de saber que los cuidaban como cuando estaban con vida. Makarov dio una gran alegría a todos al presentarse igual que Mavis haciendo que todos llorasen de felicidad.

—Ya te he dicho que puedo hacerlo—se quejó Laxus molesto.

—Aún te quedan muchas cartas jo,jo,jo—el anciano miraba como escribía cartas de disculpa por los destrozos. Era como un legado que se pasaba de maestro a maestro.

Mientras tanto, Natsu se recuperaba de las heridas en casa de Mirajane y obviamente todos se enteraron por fin de la relación. Y como es costumbre en el gremio, no hizo falta decir más para celebrar una enorme fiesta donde no faltaría la bebida ni la comida.

Natsu estaba preparándose para ir al Consejo Mágico a trabajar cuando fue abrazado por la maga quien le rodeó con sus brazos desde atrás. Había pasado ya dos semanas desde el incidente.

—¿Ya te vas?—le preguntó con cariño.

—Si, han escapado unos presos y debo capturarlos.

—¿Cómo capturaste mi corazón?.

—Si...pero de ahí no se puede escapar—soltaron una risa cómplice y se besaron de manera tierna.

Ya en la puerta, Natsu se despidió con un beso. 

—Bueno, es hora de trabajar—dijo feliz.

—Vuelve pronto cariño—le dio otro beso.

—Adiós mi amor—ahora era él quien la beso.

Se la quedo mirando unos segundos, se sintió el hombre más afortunado del mundo y no pudo evitar que se formase una gran sonrisa de felicidad en su rostro. Cuando se alejó unos pasos escucho a la joven.

—¿No te olvidas de algo?—le preguntó fingiendo estar molesta.

—Ah si—retrocedió hasta ella y se agacho poniendo su mano en el vientre de ella—no me olvido de ti...mi tesoro—le dio un beso haciendo que se sonrojase la joven.

Y así, Natsu encontró la felicidad en manos de la mujer más bella de Fiore y de paso dio con el mayor tesoro que un hombre puede tener, saber que sería padre. Vinieron muchas travesuras por culpa de Serry, si, le pusieron su nombre, fue idea de Mirajane.

Las aventuras de la joven estarían a la altura de su padre, pero eso...es otra historia que puede que un día alguien escriba y os cuente.

Fin

Espero que les haya gustado. En un principio este no iba a ser el final sino que habría otro más pero me ha gustado como quedaba y enlazaba con la palabra tesoro.

Muchas gracias por su votos, comentarios y apoyo que dan.