13-Inesperado

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La marcha de Natsu supuso un duro golpe para el gremio que no comprendía absolutamente nada sobre la situación que había tenido el mago para irse sin avisar. Fue difícil disimular la angustia que sintió la albina por la partida de este.

—Gajeel...¿donde ha ido Natsu?—le preguntaron.

Él simplemente negó con la cabeza, a pesar de saberlo, no lo iba a decir.

—Si Natsu ha escogido ese camino, no hay nada que podamos hacer más que desearle suerte y que vuelva cuando vea conveniente—dijo el maestro.

—Maestro...—este desvió su mirada a Mirajane.

—¿Ocurre algo?—preguntó.

—No...nada...—contesto tras unos segundos pensando bien en ello.

Ella no lo sabía en ese momento, pero aquella marcha supondría un punto de inflexión en su vida ya que fue a partir de ese momento, cuando todo su mundo se comenzó a caer.

Primero, se notaba más agotada, tenía que tomar vitaminas porque no descansaba adecuadamente. Además, la relación con su novio poco a poco se fue yendo a pique, discutían por tonterías, apenas hablaban durante las cenas...todo. Y finalmente, al cabo de dos meses rompieron.

Lo peor, fue la manera. Ella fue un día a su casa para disculparse por todo lo que le había dicho cuando le encontraría con otra mujer en la cama. Por mucho que intentase ocultarlo, fue una ruptura muy dolorosa para cualquier persona. Elfman, al enterarse fue y le dio una paliza. Aquello le costaría una semana en prisión.

—Natsu—a veces por las noches repetía su nombre sin saber que él estaba viviendo con otra persona.

En el trabajo también estaba algo torpe y como se notaba en su mirada que estaba agotada, Makarov le dio una semana y media de vacaciones. Por suerte, fue capaz de dormir y recuperarse en ese tiempo volviendo a ser la Mira de antes, aunque tenía algo de tristeza en su corazón, estaba un poco mejor.

Gajeel seguía sin decir ni una sola palabra, y Natsu aún menos de enviar alguna carta. Hasta que un día, el dragon slayer regresó al gremio sin avisar. Todos se ilusionaron y no dudaron en darle la bienvenida.  


—Natsu—pensó ella.

Se le iluminaron los ojos, tenían un brillo que hacía mucho que no tenía. Pero todo eso se esfumo al ver una silueta a su lado, más bajita. Cuando este anuncio que era su prometida, la maga sintió como si le desgarrasen las entrañas y las tirasen al suelo.

—¿Prometida?—el vaso que llevaba en la mano se le cayó al suelo rompiéndose en pequeños trozos de cristal, como su corazón.

Fingir que todo estaba bien era lo que peor llevaba. En seis meses, Natsu no solo había encontrado a alguien, si no que estaba comprometido. ¡Natsu iba a casarse!.

Al salir de su casa para tomar un poco el aire, encontró a Gajeel esperando de brazos cruzados y apoyado en la pared.

—Gajeel, ¿qué estás haciendo aquí?—pregunto viendo a este.

—¿Te encuentras bien?.

—¿Qué quieres decir?—fingió.

—Sobre Natsu—contesto serio.

—Me alegro mucho por él, es mi amigo—fingió una sonrisa, por dentro estaba dolida.

Él se despegó y dio media vuelta.

—Tuviste una oportunidad de tenerlo...y lo rechazaste como a un perro. No me alegro del sufrimiento ajeno, pero tienes lo que te mereces—cada palabra era un puñal—deberías olvidarte de él.

Antes de poder responder, este ya se había marchado. Con dolor en su pecho y aguantando sus lágrimas, puso rumbo al gremio donde tendría que convivir con aquel desamor.

Continuara...

Esta parte la he escrito ya que es más corta y quería complementar el punto de vista de Mira para dar más profundidad a la trama.

Los demonios también aman(NaMi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora