12-Amor-Desamor

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Fue unas horas llenas de preguntas y respuestas, Natsu estaba ya hasta cansado de responder a cosas similares. Ambos se conocieron trabajando en el campo, Nancey era la hija del granjero de enfrente y era una chica muy trabajadora. Le sorprendió lo bien que sabía manejarse en toda clase de situaciones, ¡y era una excelente cocinera!.

No hablaban entre ellos más que un simple hola o buenos días, aunque eso fue cambiando rápidamente ya que pasaban mucho tiempo juntos al trabajar en el campo. Al principio, Nancey se mostraba muy tímida con el mago, apenas articulaba palabra alguna. Pero eso cambio una noche donde ella se presento en su casa.

—¿Qué ocurre?—pregunto algo preocupado al ser de noche.

Ella sin más le entrego una carta y se fue corriendo de vuelta a su casa. El joven cerró la puerta y abrió la carta y comenzó a leerla. Aquello fue algo que no se esperaba, era una carta de amor.

—Vaya...—susurró.

El contenido de la carta era muy bonito, con una letra muy bonita y le decía unas palabras que sabía que en persona no sabría pronunciar. Natsu sintió mucha ternura por la chica, siempre la veía trabajando, quitándose el sudor de su frente o dejando su melena al viento tras quitarse con gracia el sombrero.

—Creo que debería dar una nueva oportunidad al amor—dijo.

Al día siguiente se reunió con ella, si de costumbre era tímida, ahora estaba mucho más avergonzada, con las manos en la espalda y mirando al suelo.

—Mi respuesta...es que si—dijo con una sonrisa.

Dicho esto, se aproximó a ella y se fundieron en un cálido abrazo. Y luego, un pequeño gesto para ser oficial. 

Los padres de Nancey fueron muy comprensivos, entendían que su hija estuviera en esa edad, incluso había encontrado a un buen joven ya que Natsu maduro mucho estando en aquel lugar y trabajando como una persona y no como mago. No era la única chica que le había puesto el ojo, pero si quien se lo había llevado. Aunque, las reglas del lugar decían que si salías con alguien, ese tendría que ser tu prometido.

Eso era una de las cosas que a Nancey le asustaba, perder a su joven amado por la tradición del lugar, y más sabiendo que él no había nacido allí. Pero para su sorpresa, este aceptó y le compró un anillo. Ella lloró de felicidad al ver que le trataba de aquella manera tan cariñosa.

—Te quiero Nancey—dijo con una sonrisa.

—Y yo a ti...Natsu—se dieron un beso.

Los magos de Fairy Tail alzaron sus copas y brindaron por la pareja al escuchar toda la historia. Fue una gran celebración para todo el mundo, corría sin parar la bebida y la comida. Erza se junto con la joven y le guiño el ojo.

—¿Para cuando el niño?—Nancey escupió el zumo ya que ella no bebía alcohol al no tener mucha tolerancia.

—Oye Erza, ¿es verdad que estás saliendo con Jerall?—pregunto el pelirrosa.

—Si, por fin ese bastardo cobarde tuvo las pelotas de pedirme salir—contestó borracha.

Todos se quedaron viendo a Titania beber, sentían lastima por Jerall, tener que aguantar a una mujer tan bruta debía ser difícil.

—Felicidades Salamander—le dijo el dragon slayer removiendo el pelo a su amigo.

—Gracias por todo lo que has hecho amigo—estrecharon sus manos mientras mantenían una sonrisa.

Mirajane pidió permiso a Makarov para marcharse antes a casa, su excusa era que estaba cansada y se sentía sin fuerzas, cosa que era mentira y el maestro lo sabía. Pero la dejo marchar como en su día ella hizo lo mismo con el joven mago.

Todo el ruido, la tensión y la angustia desaparecieron al llegar a casa. Mirajane se quitó las botas y se tumbo en el sofá sin prender las luces, llorando, con un dolor en el pecho y saber que había perdido al amor de su vida. Recordó cuando este se marcho sin avisar de Fairy Tail y ahora regresaba con una prometida.

—Natsu—colocó su brazo en su rostro, como si eso pudiera servir de ayuda.

La fiesta terminó a altas horas de la madrugada y Natsu la llevó a un hotel ya que su antigua casa estaría llena de polvo. Nancey se tiro a la cama, sintiendo que sus fuerzas estaban en las mínimas. Y aquella cama era mucho más cómoda que la suya, era genial.

—Natsu, tienes unos amigos maravillosos—comentó ella poniéndose el pijama.

—Si, son como mi familia, hemos pasado muchas cosas juntos—dijo feliz de haber visto de nuevos a sus amigos.

El joven apagó la luz y se quedo abrazado a Nancey quien no tardaría en dormirse. Había vuelto a ver a Mirajane, eso era lo que le preocupaba al regresar, pero al llevar la mano a su pecho, su corazón latía a un ritmo normal pensando en ella.

Ya no la veía como algo más, simplemente como una amiga, una conocida...un amor del pasado. Ahora tenía todo un futuro por delante junto a Nancey. Pero su mente le hacia ver imágenes de la albina marchándose del gremio, no entendió nada, supuso que era porque debía ir con su novio y por eso el maestro la dejo ir. Sin embargo, Gajeel le puso al día de que rompieron al cabo de dos meses.

Él por su parte no se alegro, simplemente le destrozó mucho el hecho de que no fuera feliz. Pero era la vida de ella, no la suya, ahora debía centrarse en la suya.

—Natsu...te quiero...—susurro en sueños la joven.

Tenía una linda cara durmiendo, removió un mechón de su cara para que no la molestase, así podría ver mejor aquel rostro que le había robado el corazón.

—Y yo a ti...Nancey.

Continuara...


Los demonios también aman(NaMi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora