Capítulo 13

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Al llegar al cuarto, usé una poción para alisar mi cabello, me maquillé y procedí a vestirme como también calzarme. Mis compañeras de cuarto, mientras tanto, hablaban entre ellas, sin prestarme mucha atención.

Saqué el único vestido formal que tenía. En uno de los colegios que había ido en Estados Unidos hacían proms para todos los años que cursaban, lo que no era usual, y tuve la oportunidad de ir una vez en los pocos meses que atendí. De tanto insistirle a mis tíos y de establecer que yendo no los molestaría por varias horas, me dejaron asistir e incluso me compraron un vestido.

El mismo era de color champagne, de mangas largas y escote en v, poblado de lentejuelas en su totalidad. Llegaba hasta un poco más de la mitad del muslo y la tela del lado derecho terminaba más abajo en el izquierdo, creando el escote.

Cuando volví a mirar la hora, salí del cuarto con mi varita en el bolsillo que había cosido el año en que me lo habían comprado en el interior del vestido.

Les deseé buenas noches a las chicas presentes y Greengrass fue la única que me saludó. Ella parecía ser agradable, a diferencia de las otras anacondas. Aunque llamarlas anacondas sería una falta de respeto a las mismas.

Al llegar y treinta y siete a la entrada de la Sala Común de Ravenclaw, divisé a Eugene mirando el reloj en su muñeca y mover su pie ansiosamente. Carraspeé a medida que me acercaba. Al verme, sonrió por un lado aliviado y por otro genuinamente contento. Su sonrisa provocó la mía.

- Relájate, es sólo una tonta... - llegué a decir cuando me tendió un ramo de flores conjurado por su varita y no pude evitar sonreír aún más -. ¿Cómo?

- Es el hechizo Orchideus. Richard me lo enseñó - comentó él.

- Al menos sabemos que puede recordar un hechizo. Bien por él - comenté sarcásticamente y acerqué las flores a mi nariz para oler su aroma -. Gracias, Gene.

- No es nada - él sonrió y alzó su brazo plegado hacia mí -. ¿Vamos?

- Vamos - respondí para amagar a tomar su brazo. En su lugar, me quité los tacones con rapidez, comencé a reír y tomé su brazo para correr hasta mi dormitorio y dejar las preciosas flores. Luego de eso, nos dirigimos a la oficina de Slughorn justo a tiempo para la fiesta.

Draco:

Oí que unos pasos llegaban a donde yo estaba y cuando se acercaron para doblar hacia la izquierda, oí unos tacones repiquetear por el pasillo desierto y vi una chica de cabello rubio con un chico. Era Thea. Ella reía con él. Por lo poco que pude ver, estaba preciosa.

Me hubiera gustado haber ido con ella a la fiesta: ella podía ser de las personas más divertidas que conocí. Pero no tenía tiempo para eso. Además, ella tenía un plan: un plan que no me incluía a la vista de todos.

No tenía tiempo que perder: iba a esperar a que Potter fuera a la fiesta de Slughorn para hacer pruebas con el armario sin correr el riesgo de que él siguiera entrometiéndose en mis planes.

Thea:

Apenas pusimos un pie en la fiesta, Slughorn estrechó nuestras manos con mucha alegría.

- Bienvenidos, bienvenidos - exclamó él, regocijado de tener tantos invitados importantes allí con él -. Theodora, querida, te ves preciosa - le agradecí y él siguió hablando -. ¿Acaso te conozco, muchacho? - preguntó el profesor con intriga.

- No, profesor. Soy Eugene Wingsprutt, de Ravenclaw. Es un placer - aseguró con una sonrisa mientras extendía la mano de Slughorn.

- ¡Ah, Wingsprutt! Tuve a tu padre hace muchos años. El placer es mío, muchacho - agregó Slughorn, sin darle muchas vueltas -. Pasen, por favor.

La hija de Voldemort: Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora