Capítulo 9

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Estaba pensando esa noche en todo lo que había pasado hasta ahora con Potter y ya lo iba entendiendo. Harry en sí no tramaba nada: el que movía los hilos era Dumbledore.

Cuando Draco me contó todo lo que logró Potter sin que lo expulsaran, me di cuenta de que cualquier persona en sus cabales lo hubiera castigado en algún punto por romper tantas reglas y por ponerse a sí mismo y a otros en peligro, pero hasta el año pasado no había tenido ningún problema con alguna autoridad por sus acciones.

Dumbledore debía estar respaldándolo y guiándolo para derrotar a mi padre. No podía tener tanta maldita suerte.

Hasta ese momento, creía que la relación entre Dumbledore y Potter era solo sentimental: Dumbledore lo sacó, prácticamente, de la tortura hogareña en casa de sus tíos. No obstante, debía ser algo más.

Me alarmé un poco cuando recordé que debía informarle a él de lo que pasaba en el castillo: Malfoy no hablaba conmigo por lo que no sabía cómo iba con el plan y Potter tampoco hablaba mucho conmigo quién sabía por qué así que no sabía bien qué hacía con Dumbledore o si siquiera tramaban algo. 

Debía averiguar qué estaba haciendo Harry, aunque no quisiera, y para ello me dispuse a acercarme más a aquellos que él más apreciaba y confiaba. Se me ocurrió que lograría eso alejándome de Draco a la vista de todos mientras lo mantenía a raya desde las sombras, ayudándolo con su cometido.

Todo marchaba tan lento y mis días eran todos iguales: levantarme, prepararme, tomar algunas clases, vagar por los pasillos, ir a la biblioteca, otro bloque de clases, volver a la biblioteca, cenar e intentar dormir. Tener que esperar a que Malfoy hiciera algo me estaba matando. Siempre preferí hacer las cosas por mí misma. No quisiera estar en su lugar, sin embargo.

Ése día se me ocurrió ir a Hogsmeade como la mayoría de los estudiantes hacían así que dirigí mis pies hacia los nevados negocios a las afueras del colegio. Intentaba ser una alumna regular a veces, haciendo cosas regulares de alumnos regulares. Además, así podría entretenerme por un rato.

Quería ignorar, sólo por un tiempo, que era Theodora Meadow Riddle y que con ello venían cosas que nunca quise.

Espié las vidrieras de algunos negocios y, siguiendo el nevado sendero hasta las otras tiendas, noté un familiar cabello rubio entrando a las Tres Escobas así que lo seguí.

Cuando observé a mi alrededor, divisé a Harry y a sus amigos mirando a Draco mientras entraba al baño. Antes de que se cerrara la puerta, puse mi mano entre el marco de ésta y pasé.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó él al verme, confundido y molesto al mismo tiempo. Se veía nervioso aunque quisiera ocultarlo. Esperaba que yo no fuera tan obvia como él cuando dudaba de mis propias capacidades.

- Mira, no hay mucho tiempo - afirmé rápidamente -. No debemos ser vistos juntos. Es parte de un plan, tranquilo. Podremos reunirnos en la Torre de Astronomía cada vez que lo requieras luego de las 12. Sólo hazme llegar un papel con tus iniciales - frené un segundo y me acerqué a él -. Y debes decirme cómo vas con tu recado. Debo informarle de los avances.

Él me observó serio, tratando de enmascarar su miedo de forma ineficiente. Finalmente, respondió.

- Llevaré algo a cabo hoy - dijo mientras me miraba desde el espejo, peinándose un mechón del cabello hacia atrás tratando de mirarme i diferente.

- ¿Necesitas de mi ayuda? - le pregunté pero negó casi al segundo en que terminé la frase. Asentí seria y antes de ir con Harry, inhalé. Tener que hacer todo aquello me ponía los nervios de punta.

Al hacer contacto visual con él, sonreí. El profesor Slughorn se retiraba de donde ellos estaban cuando me vio avanzar hacia esa mesa.

- ¡Emily, querida! - vociferó el profesor agitando su bebida por los aires. Sonreí disimuladamente intentando camuflar lo divertido que me resultaba ver al profesor pasado de copas. Trastabilló al acercarse, demasiado borracho como para caminar como una persona normal -. ¡Tú tambien estás invitada a mi Club!

La hija de Voldemort: Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora