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Yo sola no reaccioné.

Especialmente porqué vi perfectamente como Tana recibía un disparo en la cadera.

Aiden tomó mi cabeza y me jaló del brazo para meterme debajo de la mesa. Ariel la agarró por un costado y la puso de lado para poder cubrirnos.

Noté que muchas personas caían al suelo sangrando. Lo malo de no estar acostumbrado a los tiroteos es que cuando los disparos empiezan a sonar las personas se sorprenden y no reaccionan. Quedan en un estado frisado donde en la mayoría de las veces puede resultar mortal.

Tal como ahora.

Estaba en el suelo cubriéndome la cabeza para cubrirme de los cristales que estaban volando mientras desde afuera disparaban para el local.

Noto algo caliente en mi rodilla y cuando veo un charco de sangre se había extendido hasta tocarme. Miro a mi lado y había una chica de cabello corto muerta, de su estómago chorros de sangre no paraban de salir.

Imagino que no tenía ni diez años más que yo.

¿Dónde están los demás?

–¡Tana aguanta!–escucho que Nick grita.

Me volteo casi sin poder respirar y los veo a los dos cubriéndose detrás de un mueble. Nick ejercía presión con un paño en el costado de ella, ese paño que poco a poco se teñía más de rojo.

–¡Tana!–grito.

–¡Lourien ten cuidado!–escucho por el otro lado.

–¡Marcus!–grito al escuchar su voz.

Había tanto ruido, tantas personas gritando y otras llorando. ¿Que demonios estaba pasando?

No tenía ni idea de dónde estaban los demás, detrás de nuestra mesa sólo estábamos Aiden, Ariel y yo. Nick y Tana estaban a unos metros pero Ariel, Lourien y Pos no sé dónde están.

–¡Ayuda!–veo a una señora levantarse y empezar a correr, su frente estaba sudada por lo que los cabellos se adherían a su cuerpo–¡Hay que sal...!

Y antes de que terminara, cayó al suelo.

Mis ojos se agrandan de la sorpresa.

¿Que pasa...?

A mi lado veo que Aiden saca la pistola de sus pantalones y se pone a recargarla.

–¿Que haces?–me tiembla la voz.

No habían parado de disparar desde afuera.

–Acabar con esto.

–En el momento en que te pongas de pie vas a morir. Lo sabes, ¿no?

–No.–dice Ariel como si hubiera descubierto algo.

Lo miro intrigada.

–Mira los tiros Thalia, esos tipos están afuera con sus malditas metralletas y cuando terminen si es que les da la gana van a entrar.–dice–Pero si ven que estamos armados, quizá se vayan.

–Si es que siguen vivos.–Acomoda su arma y se pone en posición para dejar la mesa.

–Es una locura...–digo casi sin aliento.

Todo esto me estaba poniendo de los nervios.

–¿Porque no esperan a que entren y entonces abrimos fuego?

–Porque todavía hay personas vivas aquí.–dice Aiden–Cuando entren esas personas se van a poner como locas y las van a matar para que no les reconozcan. El plan es evitar que entren.

No recuerdo la última ves que seguí el plan de otra persona, y mucho menos uno así de arriesgado.

Asiento con la cabeza.

–Entonces... Entonces vamos con todo.–trago saliva.

Mi cabeza se gira hacia Nick cuando suelta una maldición.

Veo en el suelo a Tana con muy mal aspecto. No... yo no puedo perder a mi mejor amiga.

–¡La ambulancia no va a venir hasta que llegues los policías!–nos informa–La voy a llevar yo al hospital.

Tiene lógica, los paramédicos no se van a lanzar sin pensar a un tiroteo sin antes haber llegado los guardias.

Mierda.

–¿Alguien sabe donde demonios está Marcus?–pregunta Ariel más para él que para nosotros.

Cuando baja la cabeza pongo una mano en su hombro.

–Se que es difícil... pero de verdad te necesito con la cabeza aquí.

Asiente.

–Lo se, lo se...

Arrastrándose por el suelo Lourien llega a dónde nosotros. Su frente estaba sudada haciendo que sus cabellos verdes se mojaran.

–¿Que tienes?–le pregunta Aiden.

¿Que?

–AK 47. Al menos dos de ellas de unos... ochocientos metros de alcance.–habla mientras mueve sus manos–Han recargado dos veces en los últimos tres minutos por lo que los cartuchos no pueden ser más mil doscientos.

Oh, eso.

Aiden asiente con la cabeza.

–Tana está mal herida. Ve con Nick.

–No. Nick puede sólo, créeme.–miro a Lourien–Necesitamos su cabeza.

Desde que se junta con nosotros a demostrado ser más inteligente que todos nosotros juntos.

–Tana la necesita más que nosotros.–dice Ariel.

–Tiene razón.–dice él–¿Cuál es el plan?

–Atacar de vuelta.–digo no muy convencida.

–Veinte segundos. Empezando desde ahora, ese es su chance.

Asiento con la cabeza.

Me pongo en posición para correr a algún otro sitio y cuando lo hago me doy cuenta de que mi pierna está sangrando. Lo que me faltaba. Cuando me asomo un poco a la derecha siento como una mano de Aiden agarra mi barbilla y la otra agarra mi cuello para besarme. 13... ¿Que demonios? ¿Porqué me besa ahora? 9... Thalia mantén la cabeza en el juego. 6... Está claro que Vincent no está ahí afuera. 5... Mandar a sus hombres no parece mala estrategia 3... Y por eso, hay que ponerle fin. 1.

Todo pasó tan rápido.

Lo que se es que en algún momento los disparos cesaron y todo el mundo empezó a correr en direcciones distintas casi al momento.

Lourien corrió hacia Nick y Tana para cargarla hasta detrás de la barra imagino que para buscar una salida trasera. Ariel salió disparado por un lado de la mesa y Aiden por el otro. Yo me puse de pie y las ventanas ya estaban todas rotas por lo que tomé mis dos armas y mientras avanzaba lentamente empecé a dispararle a la camioneta que estaba fuera. El hecho de que los tres estuviéramos disparando hizo que los tipos que estaban fuera de la camioneta corrieran por cubrirse. De verdad hay que premiar el sentido auditivo de Lourien.

–¿Pero que demonios hacen ustedes?–veo a Marcus mirándonos como si estuviéramos locos.

Y yo creo que si.

En un momento tuve que liberar presión en mi pierna y empezar a cojear.

–¡Se fueron!–grita un señor levantándose del suelo.

Yo solo me recuesto de una mesa y dejo caer mi cabeza para atrás. Soltando un suspiro bastante cansado.

***

Tú (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora