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Pensé que escuché mal el nombre, intenté convencerme de que así era pero cuando de una de las esquinas oscuras una silueta conocida se mostró a la luz, el corazón dejó de palpitarme por unos segundos.

Siete años...en la mayoría de ellos me imaginé cualquier reunión menos esta. Todo menos esto. El otro resto del tiempo me imaginé que de verlo lo golpearía hasta más no poder. Y eso es justo lo que quiero hacer ahora. Desahogarne hasta que ya no me quede nada.

―De acuerdo.―dice él. Su voz esta cambiada pero no del todo. Tiene este tono más duro y profundo. Sus hombros están más anchos y una cicatriz vieja en su frente es bastante visible. Su cabello sigue revuelto...

Suelto una carcajada cuando volvemos a rodar en la cama y esta ves quedo yo encima. El calor que emanaba su cuerpo hacía que algo en mi se ablandara. Llevo mis manos a su cabello y empiezo a jugar con él.


―¿Que haces?―sonríe.


―Es un poco injusto que tengas mejor cabello que yo. En serio, ¡no te rías!―le doy un golpe en el pecho para que se detenga.


Aiden vuelve a hacer que rodemos y queda él encima. Sus ojos encuentran los míos al igual que sus labios no mucho después. Me permito saborearlos para después separarme, digamos que me gusta molestarlo.


―No puedes besarme, ahora estoy molesta contigo.


―Sabes que eso es imposible conmigo, Lía...


...como tanto me gustaba y creo que está más alto. Meneo mi cabeza para espantar recuerdos y veo como me rodea para soltar a Tana primero, esta parece que había visto un fantasma.


―¿Aiden?―pregunta Tana sin aliento.―Pero vamos...que si siguen así no voy a llegar a vieja. El otro día aquel y ahora tú...


Una ves está libre se pone de pie y se frota las muñecas. Aiden se acerca y se dobla para picar las sogas de mis pies.


―Hijo de puta.―es todo lo que de mi boca sale.


Él no dice nada y va a por el otro pie. Su olor me atacó en una ráfaga y ya lo había olvidado.


―Eres un maldito.―sabía que insultarlo no iba a servir de nada pero tenía que sacar todas las cosas atoradas en mi pecho, me estaban consumiendo y no lo iba a permitir.―Eres un cobarde.


Terminó mis pies y fué a por las manos, venga que estos tipos me ataron como si yo fuera un animal salvaje.


―¿No piensas decir nada, ah? ¿El ratón te comió la lengua?―aguanté con todo lo que tenía dentro de mi para no plantearle.


―Tu presencia en este tipo de lugar no va a traer nada bueno Aiden.―habla Tana esta ves―No hace falta una segunda ronda. Salte de esto mientras tengas oportunidad.

Tú (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora