Memorias perdidas de Aiden

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Estaba sentado en su pequeña litera escuchando quejidos y maldiciones desde el pasillo. La hora diaria para almorzar ya había terminado y se preguntaba porqué su compañero de celda no había llegado. Miraba hacia arriba para intentar ver el cielo por la pequeña ventana que tenía su celda.

–¡Entra ahí!–gruñe un guardia tirando con brusquedad a su compañero de celda dentro.

El pobre chico cae al suelo golpeándose la cabeza.

–¡Y la próxima ves que intentes algo así me aseguraré de ponerte en una celda oscura por una semana!–se larga.

Se pasa una mano por el cabello mirando como el chico se recompone.

–No quiero ni saber que has hecho esta ves.

Para su sorpresa, sonríe.

–¿Que hice? Estuve así de cerca–hace un gesto con sus dedos–de tumbarla electricidad completa de este lugar. Los volteos de la verja del pateo están conectados a la caja principal y si solo tuviera unas pinzas... De otra manera quedaría frito antes de salir.

–Pierde esperanzas.–dice Aiden–No creo que encuentres unas pinzas aquí.

Desde que el chico llegó lo único que había hecho era intentar escapar día tras día y cada ves sus maneras eran más difíciles. Los guardias ya sabían la capacidad e ingenio que su cabeza producía.

–Pero puedo hacerlas.–dice con una sonrisa.

Rueda los ojos.

Louren llevaba siendo su compañero de celda casi un año y lo había visto hacer cosas que nunca imaginó, esta bastante seguro de que si el niño quiere hacer unas pinzas las va a hacer.

–¿Donde aprendiste a hacer todo esto?–pregunta curioso.

Lourien se encoge de hombros.

–Supongo que cuando vives en la calle tienes que adaptarte o te mueres.

Los días pasaban un poco más rápido desde que ese chico llegó aquí. Traía un poco de alegría en esta pocilga.

Habían pasado dos años desde que Aiden entró a la cárcel y Lourien a sido una buena manera de no perder la cordura.

–Llevas mucho tiempo aquí. ¿En serio nunca has intentado escapar?

Aiden desvía el tema.

–¿Y tú? ¿Porqué estás tan desesperado por sali? Cualquiera diría que estas casado y te mueres por volver a casa.

Lourien lo mira como si fuera un bicho raro.

–¿Porqué quiero salir? ¿En serio? ¿No te has dado cuenta de que las pandillas me caen encima como piñata? No entiendo su problema conmigo.

Aiden recuerda esos días.

–Eso es porque eres bueno, y porqué tenías el cabello de verde.–dice con una mueca.

Cuando llegó en un principio todos se le quedaban mirando por el estilo de cabello, ahora ya se le ha ido el color.

–¿Quieres defensa de las pandillas? Únete a una.–le aconseja.

Lourien lo mira raro.

–Tú no estás en ninguna y te va muy bien. Nadie se mete contigo.

–El respeto me lo gané. Peleando.

–Si... yo puedo pelear pero soy más de usar la cabeza. El dolor de un golpe se te va en dos días pero la humillación de unas palabras permanece en tu conciencia como una vana ilusión.

Aiden no dice nada.

–¿Oye?

Lo mira.

–¿No tienes nadie a quién volver?–pregunta Lourien–Por lo menos mi meta en la vida es realizar el hackeo mas grande de la historia. Es estupido pero sigue siendo mi sueño.–se encoge de hombros–No tengo ninguna persona a la cual volver por lo que no me juzgues.

Aiden permanece en silencio y se lleva una mano al bolsillo sacando una foto doblada.

La abre poco a poco con paciencia y cuando esta completamente abierta una foto de él y Thalia se deja ver. Estaban de espaldas a una playa. Aiden recuerda fue cuando se había librado de ser cautivo de Vyron y a Marcus se le había ocurrido dar una caminata por la colina antes de parar en la playa.

Le entrega la foto a Lourien.

–¿Es tu chica?–pregunta ojeando la foto–Es muy bonita.

–Lo es.

La foto estaba un poco dañada por todo el tiempo que lleva en este lugar pero aún era visible.

–¿Sabe que estás aquí?

Se encoge de hombros.

–Estoy bastante seguro de que piensa que estoy muerto.–dice–Y no tengo manera de hacerle saber que estoy aquí encerrado.

–¿Que pasa con el teléfono una ves al mes?

–No tengo ese privilegio. Traté de escapar y golpee a varios guardias.

–¡Ese es mi chico!–sonríe–Al menos somos dos sin móvil.

Se quedan en silencio unos minutos y como siempre Lourien es el que decide romperlo.

–¿Has considerado la oferta de los oficiales?–pregunta–Es una oportunidad única.

Niega con la cabeza.

–Es tirar mi vida aún mas en el pozo.

***

Tú (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora