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Cuando entré a la casa, mamá estaba esperando en la sala con cara de susto.

–Tranquila...–intentó despreocuparla.

–Pero Alison...Aiden, ella me dijo que...

–Si.–la interrumpo–Ya no hay más secretos. ¿Donde esta ella?

Mi mamá tomándose unos segundos señala las escaleras.

–En su habitación.

–¿Esta...?

–¿Llorando?–termina por mi, niega con la cabeza–Está enojada.

Me cruzo de brazos, suspirando.

–Voy con ella.

Subí las escaleras sin tener idea alguna de que le diría en cuanto llegara allí. Dudé frente a su puerta entre abierta por unos segundos pero cuando decido echar un vistazo la veo sentada en la cama.

–Alison...–susurro.

Con cuidado entro a la habitación y cierro la puerta dejándola solo unos centímetros abierta. Ella no me mira pero se escurre hasta quedar acostada y me da la espalda tapándose con las mantas hasta los hombros.

Me acerco y me siento en el borde de la cama, cuando acarició su cabello se revuelve para apartar mi mano.

–¿Se puede saber que te pasa, Alison?

–Tu eres mala.–chilla y me quedo perpleja–Tu sabías que quería a papá y si yo no llego a bajar nunca me hubieras dicho que estaba allí.

Me quedo callada sabiendo que tiene más razón que la que debería. Debería estar yo ahora mismo reprendiéndola por bajar cuando se supone que estuviera durmiendo pero con que cara se supone que haga eso.

–Alison...

–Y el dijo que le habías dicho que yo no era su hija.–su voz se quebró y por sus mejillas lagrimas bajaron–Le mentiste a papá.

–¿Puedes escucharme ahora?–intento hablar con ella pero vuelve y me interrumpe.

–Y él solo se fue.

Suspiro y acaricio su cabello.

–Te pido perdón, hice muchas cosas que no debí haber hecho y mentí sobre lo que no tenía.–confieso–Por eso te pido perdón.

Ella no dice nada y se sorbe la nariz.

–No es culpa de Aiden, el no sabía que tenía una hija hasta esta noche.

–¿Y porqué se fue?

Una sonrisa aparece en mi rostro.

–Alison, tienes que entender que tener un hijo es algo grande. No es un juguete. Aiden se enteró de golpe que es tu padre y se asustó.

Se sienta en la cama sin cuidado.

–Que cobarde.

Me río.

–No lo sé Alison. No lo culpo.

–¿Va a venir mañana?–pregunta con ojitos esperanzados.

–Va a venir.–le aseguro–Sólo no creo que mañana.

–¿Porqué?

–Alison...

–¿Porqué?–dice con un poco más de actitud.

–No voy a consentir que me hables en ese tono.–le reprendo–No puedo darte una respuesta exacta porque no esta en mi. Cuando Aiden este listo para verte él vendrá. Te prometo que él va a venir.

Se queda callada unos minutos y después levanta su mano haciendo un puño sin incluir su dedo meñique.

–¿Lo prometes?

Aún sabiendo que eso no era una buena idea le sonrío.

–Lo prometo.–entrelazo nuestros dedos.

Salgo de la habitación y a pesar de que ya era tarde veo las luces de abajo encendidas.

Bajo las escaleras y veo que mamá estaba en la barra de la cocina con un trago en la mano.

–¿No estás un poco mayor para tomar?

Me mira con cara de pocos amigos.

–No importa cuanto tiempo pase mi estomago es mejor que el tuyo.

–Si, si...–me acerco y la miro a los ojos por unos segundos–¿Que te agobia, mamá?

Se toma el resto del vaso de cristal y se pone otro.

–Aiden.–frunzo el ceño–No me has dicho cómo reaccionó cuando se enteró de Alison.

–Bueno... él ya sabía que tenía una hija pero no que era de él.–me mira confusa pero le hice señas de que no preguntara, ya se que fue estupido–Él salió de la casa y pensé que se había ido pero no, estaba sentado en el porte, asustado.

Para mi sorpresa ella sonríe.

–Hubo tantas veces que quise decirle a ese pobre muchacho de Alison para intentar traer algo de alegría en su vida.–veo que sus ojos se humedecen.

–No la negó.–digo mirando nada interesada mis manos–Pensé que soltaría una grosería pero nisiquiera se fue.

Mamá mueve su cabeza.

–Marta estaría tan orgullosa.

–Mamá... ¿que le pasó a ella?

La veo dudar y se toma dos tragos más antes de abrir la boca.

–No se supone que hable de esto.

–Por favor, necesito saberlo.

Suspira.

–Al igual que ninguno de ustedes sabía dónde y como estaba Aiden, tampoco ella. Su propio hijo.–una lágrima cae–Vino a mi tantas veces desesperada porque no lo encontraba hasta que un día dijo que tenía algo...

Cada palabra que pronunciaba se sentía como algo incorrecto. Algo que no deberíamos de estar hablando.

Al ver que no continuaba me desesperé.

–Sigue.

–Lo siguiente que recuerdo de ella es el hospital llamándome que la encontraron tiroteada en la calle.

Mi mente intenta procesar el tremendo giro que sucedió y en seguida algo hizo click en mi cabeza.

–Cada ves que me visitabas me decías que no sabías nada de Aiden o Marta.

–Marta y yo sabíamos que no era nada seguro que ella lo buscara por lo que quise dejarte fuera de todo esto. Fue lo único que se me ocurrió para protegerte.

La última frase lo dijo en modo de disculpa y agarro su mano.

–Lo entiendo. No te preocupes.

Hay un silencio y la veo guardar la botella en la lacena de nuevo.

–Entonces... ¿Tu y Aiden...?

Niego con la cabeza.

–Después de tantas cosas creo que hice lo correcto.–me encojo de hombros–Dije todo lo que había querido decir y terminamos en buenos términos, y luego de todo esto le di la opción de que podría aparecerse para Alison.

Mamá bufa.

–¿Puedes dejar de hablar como si para ese entonces no vas a estar aquí?

–Mamá...

–No Thalia. Tu eres una chica fuerte. Sigue creyendo que vas a morir y lo vas a hacer.

Antes de que pueda decir nada abandona la cocina, esta ves soy yo la que busca el alcohol.

***

Tú (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora