"Legado Desastre"

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Siento un vacío y quizá algo de nostalgia, pero lo que predomina es el miedo.

¿Olvidé a alguien?
¿O solo es mi imaginación?

Sí, miedo pero ¿A qué?
¿Olvidar o a recordar?
Ten en cuenta que nos creaste por algo.

No poder confiar ni en mí es demasiado jodido.

- Te estaba buscando. - me informa una voz a mi lado.

Levanto la mirada y la sonrisa de Libardo me devuelve al "presente".

Si es que existe.
¡Lucifer!

- ¿La extrañas? - cuestiona.

- ¿A quién? - murmuro inseguro.

Libardo me devuelve la mirada y noto un poco de angustia en ella.

-  A nadie. Oye, tengo que ir a hacer... - balbucea y se que miente.

- Sí, tú ve. - contesto ignorando el tornado de dudas que se forma en mi cabeza.

Asiente y se va, casi corriendo.

Voy caminando rumbo a la habitación.

¿Para quien eran las rosas?

- Kris. - me llama alguien y reconozco casi de inmediato de quién se trata.

- ¿Pasa algo? - replico a la defensiva.

- Sí, acompáñame al despacho. - decreta Bianca.

La sigo en silencio y un dolor palpitante en mis sienes me ocasiona un leve mareo.

Bianca parece no notarlo y yo finjo estar bien.

Nos adentramos en su despacho y me siento en ese sillón tan familiar.

- Hablé con tu tía y me comentó algunas cosas, a lo que voy es que sé algunas cosas que me gustaría abordar en esta sesión. - comienza la mujer dándole inicio a un largo debate.

- Me parece bien.

- ¿Cuál es tu primer recuerdo? - curiosea.

- Eh...

~FLASH BACK~
La silueta de un hombre tras la cortina comienza vociferar y se escuchan estallidos detrás de ésta, una clase de gimoteo y el hombre maldecir me causa escalofríos.
~FIN DE FLASH BACK~

La mujer sacude su mano frente a mi cara y me aclaro la garganta para responder.

- Una película de Disney. - miento, como de costumbre.

- Lara me dijo algunas cosas que quizá recuerdas o quizá no. ¿Te gustaría hablar de ellas? - pregunta, cuando lo que en realidad quiere decir es, ¿Estás preparado para hablar de ello?

Asiento en respuesta.

- A los siete años tuviste una mascota. ¿La recuerdas? - indaga tentando el terreno.

- N-No. - tartamudeo.

-  Está bien, eras muy pequeño para recordarlo.

Pensándolo bien, no recuerdo mi fiesta de cumpleaños de ese año en específico.

- ¿Como fue tu infancia? - cuestiona algo insegura.

Vuelve el dolor de cabeza, y esta vez más intenso.

Siento las paredes del lugar cerrarse y cierro los ojos instintivamente.

No te dejes llevar por el miedo.

Al abrirlos me encuentro de nuevo en esa "casa", intento correr aunque al dar un paso la madera del suelo cruje partiéndose y mi pie derecho se atasca. El dolor de mi cabeza disminuye al sentir las astillas clavarse en mi tobillo.
Con mis manos me impulso para salir y me resbalo, hundiéndome más y más.

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