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Los sucesos de esta historia transcurren en el siglo XX

ㅡ¿Estás acostado, JiMin?

ㅡNo, Tae. Puedes pasar. ㅡRespondió el menor con un tenue acento casi confuso.

TaeHyung estaba malhumorado y furioso. Se dirigió hacia la cama de su amigo y se sentó en el borde, metiendo las dos manos juntas entre las rodillas, que apretó con fierza.

ㅡYo no lo entiendo. ㅡExclamó, mientras miraba la espalda de su compañero, que se hallaba frente al armario, sacando su pijamaㅡ. No lo comprendo. Yoon no es alguien fino, lo sé. Pero en medio de su aparente rudeza es delicado. Y me dejó plantado. ¿Lo entiendes?

ㅡ¿Le has dicho que estabas acompañado por un amigo?

El castaño sacudió la cabeza.

ㅡClaro que no. Se lo dije cuando llegó aquí.

ㅡEso está mal. Los de su tipo siempre buscan un plan. No creo que pueda tener plan con dos personas que piensan y son diferentes.

ㅡJiMin, tienes un mal concepto de mí. ¿Verdad?

El nombrado nunca formaba conceptos de nadie. Lo tenía de YoonGi y de eso hacía ya mucho tiempo. Lo consideró como era, nada más. No como ella lo conoció, sino como lo vio después.

Y seguía teniendo un mal concepto. Pero de eso su compañero no podía saber nada. Ni lo sabría jamás. ¡Jamás! Nadie lo sabría, porque si YoonGi, por primera vez en su vida, fue discreto, suponía que lo seguiría siendo en el futuro.

¿Por qué el destino era así? ¿Por qué? Él vivía tranquilo.

ㅡNo tengo mal concepto de ti. ㅡDijo con súbita dulzuraㅡ. Bien sabes que no. Pero... ¿Qué conoces de ese hombre?

ㅡYa te dije...

JiMin se volvió.
Su semblante estaba algo tirante.

ㅡ¿Qué me dijiste? Que tiene una gasolinera.

ㅡY un garaje.

ㅡMuy próspero. ㅡSiseó entre dientes.

ㅡ¿Qué dijiste?

ㅡNada, nada. Pensaba que quizá hace dos días no tenía nada. O también que la gasolinera no es suya, y es, en cambio, un simple encargado.

ㅡPuede ser, ya que nunca habla de si mismo.

ㅡAunque así fuese. Yo le quiero.

El peligris suspiró.
Se puso en pie, y, como siempre, empezó a doblar su ropa.

ㅡYa me has dicho eso cientos de veces, desde que te conozco. Eso que sientes por... Él, puede ser un espejismo, como fue antes por otros.

Un largo silencio se extendió por la habitación.

ㅡ¿No puede ser casado? ㅡPreguntó después de que el más alto no dijera nada.

El mayor dio un salto.

ㅡ¿Casado?

ㅡEs un suponer.

ㅡOh, no. De otra forma estará divorciado.

ㅡSuponte que no lo esté.

ㅡ¿Qué tienes, JiMin?

El nombrado pensó que iba demasiado lejos.
Se dirigió hacia el baño con el pijama en la mano.

ㅡVoy a cambiarme. Y perdona mis suposiciones. En realidad, estamos desmenuzando a tu amigo, en alta voz. ¿No es eso? Ya sabes que yo soy muy realista. Y no soy precisamente muy optimista.

ㅡMañana lo iré a ver,  y le preguntaré por qué se comportó tan raramente esta noche.

ㅡHaces muy bien. ㅡHabló el menor de modo raro.

ㅡYo tengo hambre. ㅡExclamó TaeHyungㅡ. Por ese estúpido no voy a dejar de comer. ¿Sabes lo que te digo? Yo tenía el propósito de pasarlo bien esta noche. De modo que no me quedo en casa. Si tú no tienes nada que decir, me marcho por ahí. Tengo amigos y amigas y sé dónde encontrarlos.

Mejor.
JiMin necesitaba estar solo. Tae nunca podría comprender el trauma moral que le había sacudido aquella noche.

ㅡEsta bien. ㅡMurmuróㅡ. Hasta mañana, Tae.

ㅡEs posible que me aburra y vuelva en seguida.

ㅡEs posible.

Se metió en el baño. Al cerrarse por dentro no se cambió inmediatamente. Estaba deshecho.

¿Cómo era posible? Después de tanto tiempo.

Apoyó la frente en el espejo del baño y cerró los ojos. Tenía ganas de llorar, y él no solía hacerlo.

Vivía tranquilo. Pensó que podría seguir así el resto de su vida, renunciando a todo, consagrando su vida a un deber importante, como antes la consagró al cuidar sus padres.

Pero la aparición de YoonGi...

¿Y si cambiaba de domicilio?

No sería posible. Cambiar, sí. Pero Min YoonGi seguramente que lo seguiría adonde quiera que fuera, porque sabía dónde trabajaba. O tal vez no lo siguiera. Tal vez no aparecería jamás por aquella casa ni por su vida.

No fue él quien lo echó de su lado. Fue su esposo que lo abandonó. ¿Por qué suponer que lo seguiría, que lo buscaría?

Oyó la puerta al cerrarse. Temía que él subiera. Que esperara que TaeHyung saliera, y así podría subir.

Salió del baño atando el cordón de la bata, cuando sonó el teléfono. Estuvo a punto de no contestar. Pero conocía a el pálido; si se había propuesto hablar con él aquella noche, nada ni nadie le haría desistir de ello.

Era capaz de subir, si es que había visto a el castaño salir.

¿Por qué? ¿Por qué el destino los enfrentó de nuevo?





































RESUBIDO 15/06/20

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RESUBIDO 15/06/20

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