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Los sucesos de esta historia transcurren en el siglo XX

Anochecía.

Creyó que iba solo por la calle.

Pero escucho pasos detrás suyo.

ㅡJiMin.

El doncel se negó a voltear, sabía quien era.

ㅡ¿De que sirve?

Servía de mucho.

Poner por sí mismo una barrera entre aquella atracción física y todo cuanto había pasado entre los dos.

El menor vivió tranquilo.

Desde que dejó de amarlo, vivió casi feliz. Siendo su única prioridad su hijo, JunHyuk.

No quería complicaciones ni recuerdos. Ni siquiera aquel beso que llevaba en su boca como un terrible quemazón.

ㅡJiMin.

El peligris se detuvo.

Parecía jadeante por la carretera.

ㅡNo es que no puedas olvidar lo ocurrido... ㅡHabló el mayorㅡ. Es que no quieres.

El menor lo observó, aquellos ojos miel, es encontraban acuosos y brillantes al retener las lágrimas que anhelaban salir.

ㅡ¿No dirás nada? ㅡPreguntó YoonGi, casi susurranteㅡ. Ven a casa. A nuestra casa.

ㅡLleva a alguien más.

ㅡ¿Eso es todo? Debes creerme que yo nunca llevé a casa, a nuestra casa, la casa que yo formé para los dos, a otra persona. Soñaba con llevarte a ti. Darte todo lo que conseguí en estos años. ¿Crees que se puede hacer tanto pensando en otras personas, cuando en realidad lo hice por ti?

No quería oírle.

Decidió seguir su camino, haciendo oídos sordos.

ㅡJiMin.

No. No le gustaba que le hablara en aquel tono.

Le inducía a cerrar los ojos, a pensar en aquella época de su matrimonio, cuando todo era locura amorosa, pese a tantas necesidades reunidas.

Y cómo ellos dos, al estar solos, soslayaban cada una de aquellas necesidades para quererse.

Fue bonito aquel amor.

No tenían nada. Excepto a ellos, sus cuerpos, sus sentimientos, habían disfrutado la vida con intensidad, porque junto al pelinegro vivió. Vivió con todas sus fuerzas.

ㅡJiMin, piénsalo, ¿sí? No voy a forzarte, no podría hacerlo.

Aquel acento suyo.

Aquella suavidad de su voz.

Aquellos besos que llevaba en los labios como un sello cálido y dulce.

ㅡTe pido que lo pienses. Por favor. Ven a vivir conmigo. Te prometo...

JiMin se giró repentinamente, encarando al de ojos felinos.

Su mirada era fija.

Reflejaba su miedo, rabia, ansiedad, que, aunque no admitiera, existía como una auténtica y absoluta realidad.

ㅡ¿Qué me puedes prometer? ㅡLe gritó a su pesarㅡ. Dime, ¿que me respetarás dentro del hogar? ¿Que esperas que yo te llame, a que yo te diga que te admito de nuevo en mi intimidad? ¿Eres capaz de hacerlo?

YoonGi respiró fuerte, pasando sus dedos sobre sus hebras azabaches.

ㅡTe lo prometo. Sé que me va a costar, pero lo cumpliré.

Lo conocía, el doncel sabía que, el más alto, jamás podría respetar aquella promesa.

Retomó su camino de nuevo.

Estaba cerca del recinto, a tan solo unos metros.

Tenía que ver a Jin hyung.
Y decirle… ¿Decirle qué?

ㅡDebo de llegar a mi trabajo antes de las nueve. ㅡDijo serenamente.

El de mirada felina se detuvo.
Un frío le invadió, era miedo.

Miedo de no volver a JiMin, no quería dejar las cosas así.

ㅡAyúdame a respetar la promesa que te hice. ㅡPidióㅡ. Por favor, JiMin. No hemos conversado lo suficiente. Apenas lo hicimos. Tenemos que pensarlo, luego permitiré que me juzgues.

El peligris no quería oírle.

Empezaba a temer que él lo convenciera.

Una vez en la entrada de la guarderá, simplemente se deslizó dentro de la reja, seguido apretó las dos manos en los helados barrotes.

ㅡDebes irte, YoonGi.

ㅡ¿Cuándo podemos volver a vernos?

JiMin negó con la cabeza.

ㅡ¿Cuándo? Nunca, es mejor así. Estábamos mejor uno sin el otro. Sigamos del mismo modo.

Cuando terminó de hablar, se dio la vuelta, dándole la espalda al mayor, se alejó.

YoonGi, resignado, se retiró. No quería causarle alguna molestia a JiMin.





































 No quería causarle alguna molestia a JiMin

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Mi YoonMin pasa por un tiempo difícil :(

RESUBIDO 20/06/20

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