Capítulo 2: El monstruo que pedía amor a gritos

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Capítulo 2: El monstruo que pedía amor a gritos

-¡¿A dónde vas?!- Vocifera Ron exaltado en cólera mientras persigue a Hermione por el pasillo
-¡Eso no es de tu incumbencia Ronald!- replica entre lágrimas la chica mientras agarra su bolso y su varita
-Claro que es de mi incumbencia, eres mi nov...-

La castaña se desaparece sin dejarle terminar la oración al pelirrojo. Esta vez las discusiones habían llegado a un punto límite y no quería quedarse un segundo más con aquel hombre
Su mente la lleva casi por instinto, o más mejor dicho, por costumbre, a la única dirección en la que se puede sentir tranquila: El número 12 de Grimmauld Place

Apenas hace aparición, entre el número 11 y el número 13, comienzan a revelarse los escalones que llevan a la puerta de la mansión. En ella no hay cerradura ni picaporte que pueda abrirla ya que solo se abre con magia, más aún desde la muerte de su antiguo dueño solo pueden ingresar los magos y brujas que el nuevo anfitrion haya autorizado de antemano. Por suerte Hermione es una de ellas y no le es problema entrar
El pasillo que sucede a la entrada es lúgubre y lleno de polvo. Las telarañas cuelgan por doquier y el tapizado de las paredes denotan deterioramiento
Al final del pasillo se llega al vestíbulo donde se encuentra a un muchacho de aspecto desalineado, cabello color azabache y con sus característicos lentes circulares.
Él se halla en una profunda meditación observando el fuego que proviene de la chimenea sin percatarse de su invitada

-Veo que nada ha cambiado desde la última vez que estuve aquí- Le sorprende la castaña

Harry voltea a verla pero ella rápidamente le corre la mirada. No quería que la viera con el rostro rojo y los ojos inyectados en sangre de tanto haber llorado. Claro que no es la primera vez que la ve en ese estado lamentable pero no puede evitar que le invada la vergüenza de que esa persona la viera sufriendo una y otra vez

El moreno sin mediar palabra alguna se acerca cuidadosamente a ella y se funde en un fuerte y profundo abrazo. Tan fuerte que podría aplastar a un Zouwu pero a la vez tan cálido y sereno para mantener a salvo a un diente de león.

Ella no puede mantenerse y desborda en llantos que estremecen por toda la casa. No puede hacer nada más, se siente débil ante su presencia, y por más que quiera deshacerse de su atadura él solo la abraza más y más mientras le dice que todo saldrá bien y que no tiene de qué preocuparse mientras esté a su lado

Hermione abre sus ojos lentamente, el oscuro techo que contiene alguna que otra mancha mohosa es lo primero que ve. Siente el calor que proviene de la chimenea y la pesada manta que tiene encima. Se da cuenta que está completamente desnuda y el cansancio hace aparicion como una avalancha, sus músculos se sienten como si el sauce boxeador hubiese hecho jirones con ellos

Apenas gira su cabeza para darse cuenta que hay una persona a su lado hablando por teléfono. Reconoce su espalda, esa que hace mucho tiempo era escuálida y pulcra, ahora se encuentra tonificada y llena de cicatrices de antiguas peleas, pero además de eso, en sus hombros también se hayan marcas de mordidas y rasguños recientes haciendo que recuerde lo sucedido ruborizándose al instante para rápidamente darse vuelta intentando hacerse la dormida
De pronto escucha el fuerte golpe del teléfono siendo colgado y el profundo suspiro que larga su amigo
El silencio de la habitación es aplacado por el leve sonido del chisporroteo avivado de las llamas que, por raro que parezca, parecen sincronizarse con la respiración del chico que se hace cada vez más extensa. Lo nota preocupado, y con razón, pues no es la primera vez que se encuentra en esas circunstancias
Los últimos meses, y cada vez que surge alguna discusión con Ron, ella siempre va a parar al regazo de su mejor amigo. Cada tanto pasa por su mente el hecho de que pudiera estar esperando cada día pelearse con el pelirrojo para escaparse y terminar en la misma situación
Sabe que lo que hace está mal y que no es propio de ella, pero al mismo tiempo se siente tan reconfortada cada que lo hace, que le provoca un temor inmenso el pensar que podría estar volviéndose adepta a sus brazos, a su gentileza, a la pasión que el moreno le provoca con tanta facilidad y que hace que vuelva una y otra vez.

¿Habré tomado la decisión equivocada? ¿Me habré apresurado con Ron? ¿Qué hubiera sucedido si esa noche en el campamento no me hubiera alejado del baile?

Estas eran las preguntas que retumbaban en su mente día tras día y que muchas veces no la dejaban conciliar el sueño

Otro largo suspiro del moreno. Siente que debe hacer algo pero no sabe qué ni cómo. Más aún porque se había percatado de que la conversación que estaba teniendo por teléfono era con el pelirrojo y no parecía el momento adecuado para distraerlo de sus pensamientos
Su corazón se acelera, el nudo ya se ha formado en su garganta, las lágrimas están a la expectativa de poder salir a cascadas de sus ojos. Lleva su mano lentamente a su boca para intentar aplacar cualquier sonido que se pueda escapar
No de nuevo, no quiere llorar una vez más, no después de todo lo vivido, de haber enfrentado a la muerte más de una vez, de hacerle frente a todas las adversidades y de sufrir dolores físicos más allá de lo inimaginable
Su otra mano se postra en su pecho. Logra tragar ese asqueroso nudo que ardía en su garganta y le prohíbe el paso al llanto
No molestará a su amigo, tiene demasiado en qué pensar y no merece preocuparse ni sentir lastima por el lloriqueo de una mujer como ella

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora