Capítulo 10: Lunática manzanilla

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Capítulo 10: Lunática manzanilla

Al pasar los años es común que las personas "maduren". Esa es una idea ya arraigada en el pensamiento colectivo de la gente. Ya no tienen que tener esa actitud rebelde, loca, o extravagante que predomina la adolescencia. Es momento de ser personas cuerdas, serias, de carácter recto, responsable y formal a la hora de vestir

Pensamientos como estos deambulan, escasos cinco segundos, por la mente de la rubia que se encuentra leyendo sus escritos al revés mientras viste su pijama de rana

Pues hay que hablar de normalidad ante las extravagancias de la rubia, que ya nos tiene malacostumbrados a quererla por más rara que fuese

¿Se imaginará ella a los sesenta años vestida de rana mientras juega con sus nietos? Claro que sí. Es más, cada tanto imaginaba ser una niñita de cuatro años jugando a las traes de cabeza (Una particular variante del famoso juego donde había que atrapar a otro chico pero mientras se camina con las manos) mientras una Luna anciana intenta alcanzarla a la vez que su bastón cuelga prendido de un hilo en su tobillo

Se pellizca una de las manos para volver en sí. Ya son bastantes distracciones en un día como para perderse en sus raros pensamientos que nunca llevan a ningún lado

Continúa leyendo las hojas dadas vueltas que tiene en frente para buscar errores o incongruencias en la historia que está escribiendo.
Deja los papeles sobre el suelo donde está sentada, frustrada por no poder centrarse adecuadamente. Suspira sutil mientras se dice a si misma que por hoy lo deje, total, lo que había escrito no iba a ir a ningún lado

Se levanta del suelo, limpiándose el traje verde ranil que había recibido de su mejor amigo, Neville, por su cumpleaños, el cual le vino como anillo al dedo al ser bastante calentito y cómodo para estar sentada en el suelo frio

Comienza a dar pasos de soldados firmes en dirección a la cocina, la cual en su pequeño mono ambiente, solo está separada por una barra desayunadora. Pone a calentar la tetera con agua y de la despensa extrae un saquito de té de manzanilla, de sus favoritos últimamente

Mientras espera a que el agua se caliente lo suficiente, le pega un vistazo a su pequeño nido. Del pasillo de ingreso lo que más resalta son esos afiches de criaturas mágicas pegadas en la pared . Hay un caballito de mar volador, un snidget dorado, también hay uno de un bicornio y otro de un fénix. Aunque el más raro, y que está en contraste con los demás, es el de un pequeño perro pug. Animal que le resulta extremadamente gracioso en apariencia

Una vez en la sala se pueden vislumbrar algunos banderines de su casa madre, Ravenclaw, acompañado de algunos leones que habían puesto sus amigos una vez que la fueron a visitar, de los cuales también hay fotos repartidas por el lugar

Recostado sobre una de las paredes esta su escritorio, que funge también de espejo, armario, mesa de almuerzo, etc.

En el medio de la sala solo hay una mesa redonda de patas cortas, la cual le es de mucha utilidad cuando vienen visitas porque pueden sentarse en el suelo, cosa que le ahorra en espacio al no necesitar sillas

Y finalmente, del lado del ventanal que lleva al balcón, se encuentra su cama, la cual viste chocantes colores que no tienen sintonía alguna entre sí. Franjas y lunares rojos, azules, marrones, verdes, parece un arcoíris todo mezclado y sin orden, cosa que era la "perfección" para ella

Aunque todas esta rarezas no se comparan con la siguiente, después de todo, lo más extraño del lugar es que en el suelo, al lado de su cama, y dentro de una bolsa de dormir en forma de zanahoria, se encuentra su mejor amiga, Hermione Granger, durmiendo plácidamente

Un sentimiento de pena cruza por el pecho de la rubia al ver a su amiga. Todavía le duele el recuerdo de hace un par de horas atrás, cuando la castaña se apareció de sorpresa en su casa, arremetiéndola con una abrazo desgarrador que era acompañado del llanto más incontrolable que había escuchado en su vida

Todavía no sabe el motivo, porque la chica se había dormido en sus brazos antes de largar alguna palabra entendible, pero se juega la cabeza a que se debe por cierto par de Gryffindors

Al quedar inconsciente decidió acostarla en su cama para que descansara apropiadamente mientras ella continuaba con sus escritos, cosa que fue imposible porque la leona se había dado vuelta, cayéndose al piso en un golpe seco. Increíblemente ni se había inmutado. Vaya que estaba cansada, fue el pensamiento que pasaba por lamente de la Ravenclaw mientras le colocaba la peculiar bolsa de dormir con la ayuda de un hechizo.

El agua en la tetera estaba lista y la vierte en su taza, la cual lleva la leyenda de "La mejor hija del mundo"

La fragancia a manzanilla comienza a invadir el lugar. Le da un sorbo a su tacita, que es sucedida por una exhalación satisfactoria que le da la energía y motivación necesaria para volver hacia la zona del suelo donde sus hojas están desperdigadas, decidida a avanzar aunque sea un poco en la historia que está escribiendo.

Junta todas las paginas colocándolas en orden para así hacerse una idea clara de lo que había desarrollado hasta el momento

Necesita acomodar sus pensamientos, ya han pasado casi tres meses desde que obtuvo el visto bueno para escribir esa historia, y todavía no ha salido del primer capitulo

Mientras, mira dormir a su amiga, quizá luego de charlar sobre sus problemas, la pueda ayudar a organizar sus ideas. Después de todo, ella tiene mucho que ver en eso

Suspira leve antes de comenzar a leer por millonésima vez su prometedor cuento

-Capítulo uno: El chico que vivió...

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora