Capítulo 21: Quiebre

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Capítulo 21: Quiebre

Abre los ojos pero rápidamente tiene que apartar la vista culpa de la lámpara de mesa a su lado que no paraba de titilar intermitentemente.

Está sentada en una cama, recostada contra la pared. Se encuentra desnuda, apenas siendo tapada por una vieja toalla.

Un ventilador de techo gira débilmente haciendo más ruido que viento. Posa la vista hacia la mesita al lado suyo. Hay agua derramada. Baja la mirada y ve un vaso de vidrio roto; a pocos centímetros también hay ropa interior, seguramente es de ella, aunque no logra distinguir bien desde su posición

Cierra los ojos unos segundos. El chirrido del ventilador de techo es fastidiaste.

Se levanta. Las piernas le duelen como si hubieran hecho girones con ellas. Apenas tienen fuerza suficiente para quedarse mucho tiempo en pie. Se deja caer al suelo

Agarra las prendas del piso. Indudablemente el sostén le pertenece, pero la otra pieza es de un hombre. Lo huele. Es un olor familiar, pero no logra distinguir de quién se trata

Mira a su alrededor, no hay nadie más aparte de ella

Agarra uno de los vidrios del vaso roto y se lo queda mirando fijamente. Cierra los ojos unos minutos y luego con el vidrio se corta un mechón de cabello

Está reseco y maltratado. El castaño lleno de vida que antes poseía ahora solo son frágiles hilos oscuros

Sigue sola en la habitación. Se siente sucia y el ambiente tiene un asqueroso y asfixiante olor a sexo. No lo soporta

Es verano. Es verano desde hace un maldito año.

Hace mucho calor pero no transpira. Las muñecas le comienzan a arder terriblemente. Se siente doloroso

Finalmente les hace un corte con el vidrio. Se siente bien, tan bien

Tiene sueño. Se acuesta en el suelo, agarrándose las piernas con los brazos. Lentamente cierra los ojos

Grimmauld Place

Hermione abre los ojos de repente. Está acelerada a causa de un sueño que no recuerda

Siente un cosquilleo en sus muñecas. Las mira pero no hay nada en ellas. En cambio sus manos no paran de temblar

El pecho le aprieta, su respiración es errática y el dolor en su vientre es insoportable

Gira la cabeza hacia la mesita al lado de su cama. Hay un vaso de agua a medio servir al lado de una tableta de pastillas vacías

Se frota los ojos, los cuales le arden por haber llorado tanto

Un espasmo la golpea al recordar como anoche fue presa de un ataque de pánico, uno tan fuerte y doloroso como nunca había sentido.

Se frota las muñecas entre ellas. El cosquilleo se había convertido en una ardiente picazón. Quizá sea un efecto de su consumo indiscriminado de antidepresivos

Vuelve a rememorar. La tableta que está arriba de la mesita no es de su pertenencia, sino que las había encontrado por casualidad mientras revolvía entre los cajones del lugar. Quizá hayan sido de alguna pobre alma que terminó perdiendo la cordura en esa casa hace tiempo. Aun así no le interesó su procedencia, ni la fecha de caducidad, ni las contra-indicaciones del rotulo. Solo se engulló los cinco comprimidos que tenía de un solo bocado. Eso es todo lo que recuerda de la noche anterior

Se recuesta lentamente contra la cabecera de la cama. Siente su cuerpo pesado y frágil al mismo tiempo. Los pelos de sus brazos se crispan por culpa del frío

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora