Capítulo tres: Acercamiento.
. . .
―Ahora estira el empeine y mantén la pierna elevada el tiempo que puedas ―indica Nanaba, soltándole el pie con suma suavidad para no hacerla tropezar. Mikasa realiza lo pedido, apretando sus dientes con disimulo ante el esfuerzo que le provoca mantener la extremidad en su sitio.
El paso se denomina Developpé y su nombre se muestra de lo más inofensivo, incluso suena bonito, pero en realidad se trata de la elevación pausada de una pierna hasta la altura de la rodilla que después va desenvolviéndose con una desquiciante calma y queda suspendida en el aire lo más alto que la flexibilidad del bailarín permita.
―Cuida tu postura ―la profesora coloca una mano sobre su columna, enderezándola por completo y ocasionando que la pierna de Mikasa baje un par de centímetros―. Eres tan buena como alguien que conocí en el pasado, ¿sabes? Ahora mi trabajo es pulirte ―explica con una media sonrisa―. Practica lo que acabo de enseñarte, volveré en unos minutos para verificar si hay cambios.
Nanaba se retira de su espacio, destinándose a otro alumno que necesite de su ayuda para perfeccionar la técnica. Apenas la ve voltear, Mikasa baja su pierna, sacudiéndola levemente antes de volver a ejercer el paso que le crea canas desde hace dos semanas. Sí, exactamente catorce días trascurrieron desde que ingresó a la academia y bailó con Levi frente a toda la clase. Sus compañeros se han comportado agradables con ella desde entonces, pero se siente más familiarizada con las tres jóvenes que le mostraron empatía desde el principio, así que su círculo de amigos en la academia se resume a ese trío enérgico.
Sacude con ligereza su cabeza de un lado a otro, echando de súbito aquellos pensamientos de su mente para poder centrarse en lo importante.
Vuelve a realizar un Developpé, esta vez al costado, y lucha contra el temblor que amenaza con apoderarse de su pierna. Ha mejorado bastante, pero Nanaba insiste en que todavía no es perfecto. Ah, debe admitir que esa mujer es ingeniosa. La coreografía que les hizo copiar era un señuelo para saber qué errores vencían a sus alumnos, así que en todo ese tiempo los ha hecho corregir cada paso incorrecto que ella anotó en su libreta en esa ocasión. Mikasa ensaya una y otra vez hasta notar que, en un punto, se le hace más fácil de llevar a cabo.―Profesora Nanaba ―una adolescente que no alcanza los quince años entra al estudio, cohibiéndose al notar todas las miradas curiosas que los bailarines le arrojan por su abrupta presencia.
― ¿Qué sucede, Zofia? ―inquiere la susodicha, alzando una ceja.
― Una compañera se lesionó ―tartamudea, tomándose el antebrazo para reprimir su nerviosismo―, la profesora Riko pregunta si puede encargarse de nuestra clase por un rato mientras la llevan al hospital.
―Voy en un momento ―asiente con un gesto de la cabeza y se dirige a sus alumnos en general―. Continúen como hasta ahora, no se distraigan ―ordena y prosigue a salir del estudio junto a la joven.
La mayoría presta escasa importancia a la ausencia de Nanaba y siguen con lo suyo. No obstante, tres bailarinas en específico no parecen tener los mismos monótonos planes. Mikasa ve interesada cómo Isabel, Sasha y Petra entran a los vestidores casi corriendo y vuelven luego de unos instantes con zapatillas de punta en sus manos. Los objetos llaman la atención de la azabache y cae en la tentación de acercarse a fisgonear, abandonando inconscientemente el ejercicio.
―Ven, Mikasa ―dice Sasha apenas la ve acercarse con duda―. ¿Sabes usarlas?
―Algo ―contesta, viendo cuidadosamente la forma en que las muchachas se colocan los protectores especiales, las plumillas de goma y, por último, las zapatillas. Proceden a atarse los cordones y las cintas alrededor del empeine―. ¿Nanaba no se molestará si las ve?
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Cristal. (RivaMika)
RomanceEl piso de cristal brilló más que nunca ese día. Teseo tomó su mano y la hizo moverse con gracia sobre su mismo reflejo; bailó entre sus brazos como si el mundo se desvaneciera a su alrededor y lo miró a los ojos como si solo él existiera. ✔Los pers...