Capítulo 10. (Parte uno)

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Capítulo diez (parte uno):
sentimientos desconocidos.

. . .

― ¡Estuvo bastante divertido! ―exclama Petra, mientras desciende a saltitos las escaleras del cine. Una auténtica sonrisa honesta adorna su angelical rostro, indicando que de verdad disfrutó las dos horas de película―. ¿No lo crees?

―Si con divertido te refieres a que casi muero infartada ahí dentro y por poco arrojo mis palomitas al chico sentado a mi lado, entonces sí, lo fue ―contesta Mikasa, procurando mantener la compostura cuando por dentro es un manojo incontrolable de nervios―. ¿A quién se le ocurre ver esa película un sábado a la tarde?

Ciertamente, y aunque suene ridículo considerando la actitud impasible que suele identificarla, las películas de terror la asustan con suma facilidad. Al terminar de verlas, su cerebro adopta sin miramientos un protocolo estricto y paranoico que le exige dejar la luz encendida del pasillo que va directo al baño u obligar a que su mascota ―Taffy, en este caso― duerma con ella bajo la protección de las sábanas. Sí, sus ideas son altamente efectivas para combatir el miedo imaginario que arremete contra su consciencia sin ninguna clase de clemencia.

―Eso sí que fue gracioso, ¡debiste ver la cara que puso! Creo que no te maldijo directamente porque tu rostro lo hipnotizó. Después de todo, ¿qué muchacho se resiste a la bonita cara de una joven asustadiza? ―ríe ligero bajo la absorta mirada grisácea que promete un pronto homicidio si la joven continúa platicando del tema que tanta vergüenza le provee―. Mikasa, tienes dieciocho años, ¿cómo puede ser que te dé miedo Anabelle?

― ¿Y por qué no podría? ―consulta aturdida, sin comprender en lo más mínimo qué diablos pasa por la mente de su compañera. ¿Quién no se asustaría por una muñeca maldita con rostro de psicópata?

―Literalmente, no se movió en toda la película ―niega con la cabeza, divertida al descubrir un nuevo dato revelador respecto a la temeraria y reservada muchacha―. Bien, aún nos queda ir a los juegos y comer en McDonald's. ¿Te parece bien? ―la observa de reojo, aguardando su afirmación, hasta que algo más atrae su atención―. ¡Mira! Ahí hay un puesto de crepes, ¿compramos unas?

Adiós al peso ideal que ha estado manteniendo durante los últimos meses, bienvenida sea la rutina diaria de ejercicios para bajar toda la cantidad exagerada de calorías que Petra le hará ingerir en menos de cuatro horas. Con lo citado recién, el balde extra grande de palomitas dulces y la gaseosa que saborearon en el cine, sumado la hamburguesa con papas que de seguro comerán después de los juegos, sospecha severamente que su estómago explotará como una bomba atómica.

Suspira resignada, preguntándose en su interior si el devorador y avariento espíritu de Sasha Blouse se adueñó temporalmente del cuerpo de Petra.

―Burger King o no hay trato ―dice Mikasa, alzando una ceja.

―Hecho ―cierran el acuerdo con un suave apretón de manos―. Gracias por aceptar mi invitación, me gusta pasar tiempo contigo, Mikasa.

―Vaya, eso es novedad.

― ¡Hablo en serio! ―sonríe, chocando su hombro delicadamente―. Conozco a Isabel y a Sasha desde hace años, estoy acostumbrada a la hiperactividad que emanen las veinticuatro horas del día y mis tímpanos rotos también lo están. Pero, aunque seas todo lo contrario a esas dos revoltosas, tu presencia silenciosa también es agradable.

―No sé si podría decir lo mismo de ti ―bromea, aunque en su fuero interno está realmente agradecida por las sinceras palabras de su amiga. Como ya ha aludido con anterioridad, Petra Ral aguarda en su ser una amabilidad y paciencia inacabable comparada a la de su mejor amigo Armin.

Cristal. (RivaMika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora