Capítulo diez (parte dos):
Armin, otaku nerd, Arlert.. . .
Meses atrás, si alguien hubiese tenido la osadía de insinuarle que sería inconmensurablemente feliz por la dulce sonrisa de una persona en especial, por sus encantadores ojitos iluminados e, incluso, por su sola existencia, probablemente deliberaría que el sujeto atravesaba un grave delirio y, siendo conciso, lo habría enviado directo al carajo por comentar estupideces sin ton ni son.
Levi, en antañas ocasiones, donde el insomnio fue su única y más fiel compañía, se cuestionaba severamente el porqué de los intensos estragos que descarrilaban su interior cada vez que sus azulinos ojos reposaban sobre la esbelta figura de Mikasa Ackerman. A decir verdad, en un inicio, le parecía totalmente ridículo que bastara con topársela durante una pequeña fracción de segundo para que cualquier inquietud abandonara su ser. Sin embargo, actualmente comprende a qué se deben las vivaces sensaciones que la mujer origina en él sin siquiera esforzarse o estar consciente de lo que ocasiona. Felicidad. Pura y genuina felicidad.
Para el impávido hombre, la simple acción de verla es semejante a beber una cálida taza de té temprano por la mañana, ejecutar perfectamente una nueva coreografía ya concluida o asear con pulcritud un espacio hasta dejarlo reluciente. Pequeñas acciones como esas lo atiborran inexplicablemente de alegría y satisfacción.
Justo como le ocurre en ese preciso instante, mientras analiza a la bella chica situada en medio del pasillo, la cual contempla los resultados de las audiciones en la compañía de dos adolescentes ―Zofia y Gaby, según lo que acaba de oír― que no sabe de dónde diablos salieron. O él estaba muy concentrado en babear por cierta personita o las mocosas surgieron por arte de magia. Sospecha que la primera opción es más acertada, naturalmente.
Suspira cual crío enamorado al advertir en lo bonita que se ve esa tarde. Mejor dicho, siempre lo es, pero hoy más en especial al estar vestida con ese fino suéter blanco y esas botas afelpadas que le otorgan un aire de delicadeza y ternura. ¿Ya ha mencionado que su cabello azabache le fascina? Lo que él daría por poseer el privilegio de acariciar cada hebra de su largo pelo, ahora adornado con sutiles ondas a raíz de liberar el rodete apretado que minutos antes adornaba su cabeza. Sí, es preciosa; sencilla y preciosa. No por nada la mayoría de los chicos (y un par de chicas) boquean por ella al pasar, aunque la susodicha ni en cuenta del revuelo que causa a su alrededor.
Es desgajado de su ensoñación cuando el celular oculto en el bolsillo de su pantalón comienza a tintinear y vibrar estridentemente. Levi pega un corto respingo y se apresura a configurar el aparato en silencio para no ser descubierto estúpidamente en el acto y acusado de mirón. Conforme lee los mensajes a través de la ventana de notificaciones, un bufido escapa de su boca al divisar el apodo de Hange en la parte superior. A esta altura, es una tradición que la desvergonzada mujer esté metida en todos lados, siendo tan escurridiza como arena en los calzones.
Dolor en el culo, 6:40 p.m.
¡Apúrate, hombre, estamos en la entrada! Por hoy tendrás que posponer tu actividad favorita, admirar cobardemente a tu Julieta desde un rincón puede esperar. Es viernes de videojuegos en la casa de Erwin, por si lo olvidaste.
Y al texto le siguen quince emojis distintos en mensajes separados para que él se digne a revisar el teléfono.
Voltea moderadamente hacia todos los ángulos accesibles, mas no descubre vestigios de su chiflada amiga sondeando el lugar con sus fastidiosos lentes que lo juzgan o burlan en silencio. ¿Acaso esa mujer escondió una cámara entre sus ropas? ¿Cómo diablos supo...? Bueno, no interesa.
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Cristal. (RivaMika)
RomanceEl piso de cristal brilló más que nunca ese día. Teseo tomó su mano y la hizo moverse con gracia sobre su mismo reflejo; bailó entre sus brazos como si el mundo se desvaneciera a su alrededor y lo miró a los ojos como si solo él existiera. ✔Los pers...