O N Z E

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Ninguno de los estudiantes de Austen High school sabían explicar el poder que tenía la pelirroja en sus vidas, algunos suelen decir que era por su cara de muerta en vida, que ponía miedo en cualquiera que lo viera, otros suelen decir que era por su carácter fuerte y decidido que doblegaba a cualquier individuo que se le acercara, unos últimos chismorrean que es porque era parte de la mafia francesa o alemana que le otorgó el poder de saber manejar los hilos de sus compañeros.

Diego pensaba que era una mentira, sin embargo, al ver la cara de su madre, profesora de CAS, al verlo todo cambiado, de una manera que indica que andaba pidiendo, y no consejos, le hace caer el alma al suelo, el miedo que siente por Crème y cómo le sujeta la muñeca tan violentamente, pasa a segundo plano al ver la cara de decepción de su progenitora, siente un agarre ligero en su hombro, que le hace girar la cabeza delicadamente sin dejar de tener miedo, sus ojos chocan con los cálidos de su mejor amigo que le sonríe en señal de apoyo, como si el golpe que le lanzó la pelirroja no significa nada, traga saliva y vuelve a ver a sus torturadoras personales, su némesis le devuelva la mirada aburrida, sin saber porqué, ese rostro de psicópata le parece más dulce que el del exigente de su madre, pidiendo una explicación.

Le hablo yo o tú—dice en alemán, la más alta sin soltar el agarre, seguramente para asegurarse que su presa no escape.

Lo haré yo—le contesta en un hilo de voz.

Diego no piensa que su madre es mala, sabe que lo que hace, lo hace por amor a su persona, las constantes cachetadas por no sacar el mejor promedio, los golpes de parte de su padre en sus pantorrillas, los insultos de ambos por su pantalón corto ajustado, se mordisquea el labio inferior, flashes de su yo pequeño siendo sumergido a la fuerza en un tanque de agua, una y otra vez, soltado en el aire, solo para dictar las tablas de multiplicación, le recorre un escalofrío en su espina dorsal, se vuelve a morder el labio, alza la mirada donde su madre y solo alcanza a pronunciar un monosílabo, que es un "hola" lleno de humillación.

—Me sorprende su disfraz señor Hernández—dice la profesora, sus ojos incriminan a su hijo, que baja la mirada—. Aún no estamos en Halloween—suena a chiste para las personas que están a su alrededor, pero es un "hablaremos más tarde y no va a ser nada bonito"

—Entendido, profesora Silvia—Diego responde brindando una sonrisa vacía, que sabe que va hacer enojar a Crème, escucha su gruñido, que se da por servido, no obstante, su corazón se oprime al saber que le espera en casa... no será nada bonito, por puro reflejo sus manos se van a su cuello, recordando los mordiscos, recordando los insultos, recordando las golpizas que sufre cuando no puede ser el mejor promedio de su promoción, recordando la respiración, recordando los asquerosos besos en su... un empujón hacia adelante, lo mueve hacia la clase, parpadea sorprendido, mirando con detenimiento como su madre ha abierto la puerta, sentado en medio del salón, como si nada, como si no planeara su siguiente golpe, las chicas lo han dejado botado, mejor para él, piensa mientras se sienta en uno de los pupitres, viendo al frente, sin estar viendo realmente, porque sus pesadillas han comenzado, y esta vez no podrá escaparse.

 un empujón hacia adelante, lo mueve hacia la clase, parpadea sorprendido, mirando con detenimiento como su madre ha abierto la puerta, sentado en medio del salón, como si nada, como si no planeara su siguiente golpe, las chicas lo han dejado bota...

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Detrás de los murosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora