D I X

453 49 36
                                    

Crème sabía que su madre estaba como loca para que consiguiera un novio, lo entendía porque nunca había dado un atisbo de interesarse por un chico, suponía que la madre cuestionaba su orientación sexual, sin embargo, a la pelirroja le importaba de menos.

Ella no quiere enamorarse, no entiende porque todas las madres quieren que sus hijas se amarran a un hombre tan rápido. Las mujeres no necesitan tener a un chico a su lado para ser importantes, las chicas pueden valerse por ellas mismas.

Por eso mientras veía a Theo sonriendo ligeramente con su cara seria de siempre y la sonrisa exagerada de su madre, se cuestiona realmente la importancia de un chico en las vidas ajenas.

—Madre, tengo dieciséis, no creo que sea muy inteligente poner a una adolescente con un joven en sus veinte.

—Hija ¿por qué eres tan negativa?

La pelirroja bufo por debajo, nada tenía que ver la pregunta de su progenitora, solo no quería vivir con su primer amor, porque sabía que los sentimientos que se esforzó a esconder, podían salir y arruinar su futuro, y eso era lo que menos quería.

—No es ser negativa... solo no es correcto.

—¿Correcto?—la madre habla con un deje lastimero—Pero, C, ¿de qué hablas? Conoces a Theo desde los nueve años... ¿no confías en él?

La aludida insulta en su mente. Sabe que tiene la guerra perdida cuando su madre se pone de esa manera, porque tuerce las palabras que ella dice para salirse con la suya, es que es inaudito que una señora que va para los cincuenta, siga haciendo esas tretas a su hija treinta años menor.

—Non, mais Je ne peux pas, Theo est un garçon— lo dice no para que nadie lo entienda, ya que los tres hablan francés perfecto, sino para que el mencionado le ayude.

—Je peux...—interviene el más alto, la madre de la reina de hielo lo para con su mano.

—Nada de peros, se hace lo que yo diga porque es mi casa y además muchachos extraño verles juntos.

Crème finge una arcada, haciendo reír al de rulos, pero provocando una mueca en su madre.

—Mamá, estás demente—dice en voz calmada—¿Vas a dejar a tu querida hija con el monstruo?—se toca el pecho, dramática.

La progenitora se queda callada, sorprendida del guiño a la antigua personalidad linda de su pelirroja cuando tenía ocho años, aturdida demora en responder.

—Solo quiero que vuelvan a conectar—confiesa, Theo mira significativamente a la chica, que traga saliva para ignorarlo completamente—. Chicos, solo quiero que vuelvan a ser los niños tiernos que veían películas malas los fines de semana.

No le gusta recordar el pasado, porque aunque en su mayoría fue bueno, no puede evitar recordar con tristeza la partida de su padre, que era el pilar de su vida, de lo que le mantenía conectada a los sentimientos sinceros, cuando todo eso se fue, se olvidó de como ser amable, de como ser tolerante, de su boca solo salían los insultos más hirientes que podían haber, no obstante, cuando se unió a Theo porque los dos compartían el mal gusto por las películas viejas y malas, su madre se sintió segura que no iba a dañarse,sin embargo, cuando volvieron a Ecuador, a sus trece años, se volvió más cerrada, más seria y con pocas ganas de desarrollar lazos de amistad que no fueran sus dos mejores amigas, porque sentía que era lo único que necesitaba y sigue necesitando, solo dos personas a las cuales amar sin miedo a ser lastimada de nuevo.

—Mamá, creo que ya es suficiente—resopla—. Si es lo que quieres, lo haré, no obstante no esperes que le hable. Ya he tenido demasiado de él, en el colegio.

—Yo tampoco quiero estar con niñas otakus.

Crème se congela, pero finge no inmutarse, dándole una sonrisa a medias.

—¿Otaku? No sé que hablas—la madre emocionada al ver que están hablando, los arrastra a la mesa para comer, les sirve la comida, sonriendo cuando su hija le gruñe al otro, que ni se inmuta y empieza a comer su ensalada.

—No soy otaku—miente—. No hay nada en mi cuarto que lo diga—se arrepiente al decir lo último, porque una imagen de ella mirando con nostalgia su poster de Yuri on ice le golpea la frente.

—No es lo que vi.

Je m'en fiche—dice enojada—N'ose-tu pas dire aux autres cette merde—advierte con miedo a que alguien que no sea su familia lo sepa. No se siente avergonzada de sus gustos, más bien no quiere que nadie se entere y lo use en su contra, ya está bueno que algunos de sus compañeros pateen otakus porque no se bañan, y ella no quiere ser una de esos.

C'est un promise, Je te le promets—extiende su dedo de manera tierna, la pelirroja le mira feo, dejando en el aire el dulce gesto del francés, que se muerde el labio para no llorar.

Hoffentlich—el rostro perplejo de Theo le hace feliz, porque sabe que aunque no le entendió, la expresión que le dió, fue más que necesaria.

Los murmullos por el pelo nuevo de Diego, sus ojos habitualmente negros, ahora son de un color miel, su uniforme antes pulcro como su futuro, está hecho un desastre, sus ojos pican por llorar, sin embargo, no le dará el gusto a la reina del hielo,...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los murmullos por el pelo nuevo de Diego, sus ojos habitualmente negros, ahora son de un color miel, su uniforme antes pulcro como su futuro, está hecho un desastre, sus ojos pican por llorar, sin embargo, no le dará el gusto a la reina del hielo, porque ella no se merece ninguna de sus lágrimas, porque sus lágrimas son trofeos y nadie va a llevar lo suyo así no más.

—Como que miras ¿no?—dice juguetona su enemiga mortal—¿O tienes miedo?

—¿De ti?—se mofa—Ya quisieras, lerda.

Crème le mira mal, empujando a un lado a Caleb, que se cae torpemente al piso, nadie se atreve a ayudarle, porque todos sin excepción saben que si la furia de la pelirroja les llega, no habrá nada, ni nadie que los salve.

—Me gustaría ver a tu madre reaccionando a tu nuevo yo—se ríe, recordando que la primera clase es CAS con la profesora Silvia, la progenitora del nuevo pelimenta.

No te atreverías—le dice Diego en alemán a la otra, que solo arquea las cejas.

¿Por qué no? Me la debes—responde en el mismo idioma.

—Ya mucho taka taka que no entiendo—Alyssa sale de las tinieblas, con una Gemma a su lado botando el tinte de cabello que ellas mismas se encargaron de comprar y pintarle al moreno.

—Solo sé decir: danke.

—¿Y qué es eso?

—Gracias en alemán.

—¡Woah! ¡eres muy inteligente!

—¿En serio?—pregunta conmovida la rubia.

—No, eres pendeja—finaliza la morena riéndose como foca.

—No es momento de payasadas—la más alta reta a sus amigas, agarra la muñeca de Diego que siente el miedo fluir por sus venas—. Es hora de la acción—sonríe, jalando al chico hacia la entrada.

¿No tengo opción?

La reina del hielo solo sonríe y responde:—No.

Porque así son las cosas si te metes con la persona más temida de Austen High school.... No terminas nada bien.

Detrás de los murosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora