QUINZE

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El director de Austen High School sabe el humor de la reina de hielo, una jovencita convencida de lo que dice es regla, que nadie le puede decir que no, y a decir verdad, le tiene miedo porque esa chica fue capaz de traer al ministro de la Educación solo porque no le habían puesto su hermoso diez en Biología, y le osó a poner un horrible siete que la dejó demasiado traumada por días.

Entonces decidido sabe lo que debe hacer o tendrá que soportar a una Crème enojada por mucho tiempo y eso es algo que prefiere evitar. Traga saliva y habla por el altavoz con una voz clara y precisa:— Bueno, queridos estudiantes vamos a anunciar a los ganadores del cuadro de honor de este parcial.

La pelirroja deja de observar a su profesor y escucha con atención, se relame los labios, feliz porque sabe que va a ganar, aunque Diego le haga una pataleta de nuevo por ganar.

—Los ganadores son en primer lugar: Crème Monsen...—la aludida no escucha lo siguiente por un gran abrazo que le es dado de parte de Theo, dejándola fría por el impulso que tuvo el otro, pero también llenando su corazoncito de bonitos sentimientos que se niega a decirlos.

El problema no es que ella no sepa lo obvio que se está formando entre las dos almas, es que no quiere entenderlo, no va a entenderlo porque sabe lo desastroso que es el amor, observando como su madre casi se consume con la bebida por la pérdida de su padre, no quiere ser ella, no quiere ser esa mujer que se desvive por un hombre, no más.

—No vuelvas hacer eso—dice fría, molesta, el de rulos hace un puchero tierno que derrite un poco más el duro corazón de la chica, si eso ya no es milagro, no se sabe qué es.

—Está bien, ma cherie—Crème arruga el entrecejo haciendo notar que odia ese sobrenombre tan absurdo.

—No me llames así—bufa.

—¿Por qué no?—inquiere burlón—. Eres una personita bien linda.

La pelirroja mira de reojo las mejillas abultadas del otro, pensando que si tuviera que decidir alguna persona linda definitivamente sería Theo, una masita de pan súper linda que se dedica a educar niños pendejos.

Tú eres lindo—dice en alemán, sintiendo sus mejillas sonrojarse. El profesor la mira extrañado, porque aunque eligió varios idiomas en su carrera, nunca se le pasó por la mente estudiar esa lengua, haciendo que no entienda nada de lo que la otra dice.

—Muchas felicidades, te lo mereces.

—Gracias—Theo le agarra la mano, sorprendiendo a ambos que se miran a los ojos, viendo como las mejillas ajenas se colorean de un lindo rosado pastel, Crème se da una palm-face en su mente por andar babeando por el chico que le ha gustado desde que tiene memoria, pero no puede evitar sentir una calidez abrasadora con solo sostenerle la palma.

¿Qué se sentiría besarlo? Piensa hasta cuando se da cuenta de su error y sacude con la cabeza, intenta zafarse del agarre, no obstante, el chico no la deja.

—Nos van a ver—murmura mientras el otro la lleva de nuevo dentro del colegio para recibir el premio. La pelirroja no quiere que piensan mal de la situación, que imaginen que son algo cuando no es nada parecido. Solo son amigos, amigos que se volvieron a encontrar luego de cuatro años.

—No lo van hacer—llegan a un gran muro de flores, la chica enarca las cejas sorprendida porque nunca había visto eso antes—. He descubierto una entrada secreta—le señala el mismo muro.

Su boca hace una gran "o", sin soltarle la mano, los dos se sumergen en el túnel, cerrando los ojos y volviéndolo a abrirlos cuando la luz los ilumina de nuevo. Cierra la boca y se suelta de su profesor rápidamente, le agradece con un asentimiento con la cabeza y se da la vuelta, dejando al otro confundido.

Detrás de los murosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora