—No puedo creer que Mikasa siempre le ande salvando el trasero a Eren.
—No me sorprende en lo absoluto—Crème se ríe suavemente, comiendo una gran cucharada de helado, se mancha la barbilla, pasa por desapercibida la suciedad —cosa que no pasaría si no estuviera tan concentrada en la batalla de la pantalla—, pero no para a Theo que observa hipnotizado el movimiento de labios ajenos—. Eren no podría ni sobrevivir un momento sin tener la ayuda de Mikasa.
—En eso tienes razón—conviene, agarrando otra cuchara para agarrar un poco de helado, que se derrite dulcemente en su lengua— Es una de las mejores guerreras del programa.
—Para mí, siempre será la mejor de todas. No es sólo fuerte sino que actúa según sus ideales—mastica la cereza del helado, sintiéndose en casa, el aire parisino parece chocar con sus mejillas, a su mente vienen esos momentos donde solo eran los dos contra el mundo. Solo han pasado cuatro años desde que se fue, pero parecen ser más que eso.
Las viejas manías están volviendo lentamente a ellos, como acostarse en un buen sillón mientras ven anime, un buen postre para relajarse de todo y sus bocas se mueven más fácil que antes.
Crème lo mira de reojo de vez en cuando, convenciéndose de que no va a perdonar tan rápido sus secretos, va a esperar el momento exacto para preguntarle todo lo que es evidente que oculta de ella. No puede darse el lujo de ser impulsiva y destruir cualquier oportunidad de exigirle una respuesta.
—Me acuerdo cuando estábamos en Francia...—dice tímido, brindando una dulce sonrisa que es sorprendentemente correspondida por la chica—. Solo faltaría irnos a secuestrar a los cerdos de los mataderos y sería lo mismo.
Crème se ríe recordando a su versión más joven, con tantos ideales en contra del consumo de animales que no temblaba ni un poco en irse a salvar a los animales que iban a ser ya comidos, aunque eso significase terminar con el trasero lleno de golpes de la correa enojada de su madre.
—Lo haría—suspira—, pero no podemos salir...—come otro pedazo de helado volviendo su mirada a la pantalla que se encuentra en plena pelea de Armin contra los titanes—. Mi madre se enojaría.
—¿Y? Hagamoslo.
Crème se burla de él. No sería capaz de romper reglas aunque su vida consistiera en eso. Theo es muy bueno como para irse a robar cerdos en plena noche.
—No lo creo—El de ojos grises le mira ofendido—. Eres muy bueno como para ser encerrado en la cárcel por robo de chanchos.
—Bueno...—se rasca el cogote, sus mejillas sonrosadas en signo de vergüenza absoluta—tienes razón.
—Siempre la tengo, ma chérie —se burla ampliamente. Theo hace un puchero, debilitando la dureza de sus palabras y actitud—. Lo podríamos hacer otro día. Hoy solo quiero ver anime, comer dulces e irme a dormir. Tengo la sensación de que mañana será un día duro.
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Detrás de los muros
Teen FictionUna amargada y un tierno se vuelven a encontrar después de varios años, desatando ciertas pasiones que pensaban perdidas. ** Créme es la reina de su instituto...