Crème con mucho dolor en su corazón, se desata el amarre, abriendo la boca para explicarle a su compañera de que no es nada de lo que está pensando, ignorando de plano a Theo que mantiene una expresión inescrutable, nadie puede saber que están relacionados, nadie de ese colegio puede saberlo y debe asegurarse de que esa chica no abra la boca.
—¿Cómo te llamas?—dice la pelirroja escupiendo las palabras, como si estuviera hablando con un perro en vez de un ser humano. La chica baja la mirada a sus pies, asustada. La reina del hielo espera unos segundos que cruzan como horas en su cabeza, enojada, respira tranquilamente y vuelve a repetir la pregunta, provocando un sonrojo en la muchacha.
—Me llamo Jeanie—tartamudea.
A Theo le resulta lindo la inocencia de la chica, mientras que a la otra le causa un desprecio inmediato. Odia a ese tipo de personas, lo que se hacen inocentes, lo que no hacen nada, porque sabe que dentro de ellos, se esconde un cruel animal que duerme hasta que tiene tu confianza y te termina mordiendo el cuello.
—Todo lo que acabas de ver—Crème señala el espacio que la separa del chico de ojos grises—No es nada. No somos amigos, ni conocidos, solo somos alumna-profesor—sin querer su mirada se cruza con el aludido, sintiendo un retorcijón en su pecho, por la mirada dolorida que su amigo le brinda, porque lo ha desconocido, como si todas esas memorias que vivieron en Francia no fueran nada, fueran solo una broma, un mal momento o algo no significativo en sus vidas.
Jeanie asiente un poco confundida, se lame los labios, se gira hacia el lado que entró a interrumpirles el momento y cuando nuestra protagonista siente una paz interior, la chica regresa y enfrenta al profesor, dejando a los amigos sorprendidos por el ataque sorpresivo de la otra.
—Profesor—dice sin tartamudear, alterando más a la reina de hielo que se hace la desentendida, pero está pendiente de cada movimiento del chico y también de la tal Jeanie por si acaso piense en sobrepasarse con su querido amigo—no lo conozco mucho, pero amo sus clases. Usted me hace pensar en lo bonito que es tener la pasión de enseñar y no solo escupir datos como lo hacen otros profesores. Por eso, quiero decirle que...—un sentimiento rastrero burbujea en la boca del estómago de Crème hasta llegar a su garganta, mueve la boca, saboreando el ácido, un tic en su ojo se instala, porque aunque no quiera admitirlo, siente celos cochino al imaginar o sospechar que es lo que va a decir a continuación— lo apoyaré en todo lo que haga—la morena finaliza alzando sus pulgares en dirección del profesor que se sonroja, sonriendo tiernamente, mientras que la otra se queda de piedra, viendo como la causante de todo se dirige al colegio como si nada, como si no le hubiera dado un ataque cardiaco con lo que acaba de decir.
A veces puedes pensar que conoces a una persona, pero resultan todo lo contrario, piensa la reina del hielo en tanto que se soba sus heridas causadas por la presión de la cuerda a su estómago, observa de lado a Theo que le sonríe, provocando un sonrojo ahora a ella, que se lo borra, palmeando su rostro fuertemente.
No puedo enamorarme, se repite, no podemos, no estoy en la parte de mi vida que lanzaré todo mi futuro por un hombre.
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Detrás de los muros
Roman pour AdolescentsUna amargada y un tierno se vuelven a encontrar después de varios años, desatando ciertas pasiones que pensaban perdidas. ** Créme es la reina de su instituto...