16-La charla con Sasuke

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—Chico, libérame, venga hazlo y seremos ambos felices, tú serás más fuerte.
Me incorporé rápidamente en la cama dejando en las sábanas un rastro de sudor. Era una pesadilla, menos mal.
Mi ritmo se fue calmando poco a poco después de lavarme, así que me eche otra vez pero no conseguí conciliar el sueño así que salí a la calle la cual se encontraba un tanto desierta. Después de que la brisa me recorriese la cara dándome un pequeño escalofrío fui hacia la montaña y me puse a entrenar.
Una vez que el sol se estaba alzando decidí ir al puente rojo, y, cuando llegué me puse a esperar.
—____—saludó Sarada cuando llegó al puente.—¿No estarás enfermo? Es raro en ti venir tan temprano.
—Para un día que madrugo y me dices estas cosas...Qué maja eres.—contesté cansado.
—Ahora en serio,no has dormido bien,¿verdad?—preguntó ella con curiosidad.
—No, te equivocas, he dormido perfectamente solamente es que he decidido madrugar en el día de hoy.
—Ya veo... bueno supongo que te creeré.—respondió no muy convencida.—Pero bueno,¿qué te cuentas?
—Nada especialmente,¿tú?
—Pues verás, mi padre me pidió que te dijese que vinieses hoy a comer a nuestra casa.
Espera, espera, su padre, el tío ese que daba miedo, comiendo con él... No, no lo voy a aceptar.
—Claro, ¿por qué no?— contesté.
Mierda,¿por qué dije que si? Supongo que ya no me queda otra de ir a verle y comer con él.
—Gracias por aceptar, ___.
—De nada.—susurré con la vista en el suelo.
Al poco de esa conversación llegaron Boruto y Naruto.
—Hola chicos—saludó Naruto.—¿Preparados para el entrenamiento de hoy?
—Sí—respondimos Sarada y yo.
Time skip
Respirando agitadamente debido al entrenamiento de hoy acompañé a Sarada hasta su casa, ella a mi lado se veía nerviosa, pero creo que yo estaba más.
Llegamos a su casa y nos paramos en frente de ella, Sarada apretó el timbre y nos abrió Sasuke.
—Ah, hola Sarada, veo que le traes—dijo con una sonrisa.
—Qué sonrisa más terrorífica, da más miedo cuando sonríe.—pensé.
—Adelante, adelante pasad.—propuso Sasuke.
Entramos a la casa y pasamos al comedor.
—Que aproveche—dije con educación cuando empezamos a comer.
Comimos tranquilamente y a mi lado Sarada me miraba de vez en cuando. En la mesa se notaba un silencio un tanto incómodo excepto en la parte de Sasuke el cual se estaba concentrando en mirarme fijamente. Acabé lo que me quedaba rápidamente para irme a mi casa y salir de la mirada del padre de Sarada.
—Bueno, creo que me voy a ir—dije cuando acabé de comer.
—Un momento ___, me gustaría hablar contigo a solas.—contestó Sasuke.
—Je, verás es que tengo varias cosas que hacer y no me puedo quedar mucho tiempo.—respondí.
—Prometo que no serán muchos minutos los que te tomaré.—repuso él.
—Vale, hablemos—rindiéndome terminé aceptando.
—Perfecto, ven sígueme.—Sasuke me indicó a donde quería que fuese.
Entré a la habitación en la cual me indicó Sasuke y me di cuenta que era la de Sarada.
—¿De qué querías hablarme?—pregunté ansioso por irme de ahí.
—Creo que ya te lo imaginas.—se limitó a responder él.
—Mmm... no sé de qué se puede tratar.
—¿Seguro? Se en lo qué has pensado y te digo que no es buena idea, lo sé por la experiencia.
—Sigo sin pillarlo...
—Lo de abandonar la aldea.
Al escuchar eso me quedé en shock, ¿cómo? ¿Cómo sabía lo que iba a hacer?
—Pero si nunca he pensado en eso.—mentí.
—Conozco esa mirada llena de venganza demasiado bien, por eso mismo te digo esto.
Ni se te ocurra abandonar la aldea, cómo lo hagas cuando te vea sufrirás.
—Ya veo... así que no puedo abandonar la aldea, entiendo... al parecer todos estáis de parte de mi padre. ¿¡Por qué de su parte!?
¡Se cargó a mi madre!¿Cómo quieres que le perdone?
—Eso mismo pensaba sobre Itachi, mi hermano, el exterminó a mi clan y me hizo odiarle.
—No todos son como Itachi, mi padre lo hizo por placer, no para defender a la aldea, ¿o es que no lo entiendes?
—El que no entiendes eres tú ____.
—Lo que tú digas vejestorio.—terminé la conversación y me fui de ahí, estaba harto de todo, pero Sasuke tenía razón en algo, no podía abandonar la aldea mientras él estuviese aquí.
Salí de la casa de Sarada y me fui a la montaña a entrenar.
Pasaron unas horas y alguien llegó a la montaña, sus pasos eran rápidos, estaría corriendo lo más seguro.
—____.—dijo la persona que escuché antes.
Levanté mi mirada y vi que era Sarada.
—¿Qué quieres?—la pregunté.
—Hablar contigo.
Suspiré y fui hacia donde ella estaba.
—Vale, habla, te escucho.
—Verás, no pude evitar escuchar la conversación que tuvisteis tú y mi padre...
—Vale, ¿y qué?
—Yo... lo siento.
—¿Por?
—Por lo que le pasó a tu madre.
—Ah, no hace falta que digas lo siento, después de todo no fue tu culpa. Pero bueno, cambiando de tema,¿sabes si haremos alguna misión esta semana?
—No, no lo sé.
—Vaya, una pena...
—¿Por?
—No por nada.
Nos quedamos en silencio, ni uno de los dos sabía qué decir así que se formó un silencio muy incómodo.
—Oye Sarada, ¿sigues queriendo convertirte en Hokage?—pregunté para sacar un tema de conversación.
—Sí, claro que sí. ¿Tú ya sabes que hacer en el futuro?
—No, no sé qué hacer todavía.
Seguimos hablando de cosas sin sentido pero de repente apareció un ANBU solicitando que fueses a la torre del Hokage.
Llegaste hasta el despacho del Hokage y llamaste.
—Adelante.—dijo Kakashi.
—Buenas tardes Kakashi, ¿que quieres?
—Nada especialmente, simplemente quiero que conozcas a alguien. Puedes pasar.
Cuando dijo eso la puerta se abrió y apareció alguien el cual no había visto antes, ni siquiera cuando estaba en el pasillo antes de entrar al despacho. El hombre que entró era viejo con el pelo largo el cual estaba completamente blanco. (Me da pereza definirlo así que os voy a poner foto y ya está)

—Kakashi, cuánto tiempo sin vernos,¿qué tal?—dijo el recién llegado

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—Kakashi, cuánto tiempo sin vernos,¿qué tal?—dijo el recién llegado.
—Bien bien, pero verás Jiraiya, quiero que entrenes a este chico de aquí.—contestó él.
—Veamos, ¿cómo se llama el chico?—preguntó él.
—Me llamo ____, abuelete.—respondí.
—Verás ___, ¡no soy un viejo! Me llamo Jiraiya.—repuso él.
—Bueno, Jiraiya, ¿aceptas? Tiene un gran potencial.
—Supongo que no me queda otra,¿no?
—Efectivamente.
—Pues sí, acepto.
—Gracias.
—Oye Kakashi, ¿estás seguro de que quieres que me enseñe un abuelo?¿No será mejor dejarle descansar en su jubilación?—intervine en la conversación.
—¡Qué no soy un viejo chico!—dijo Jiraiya.—Además, a partir de ahora te voy a entrenar así que más vale que me empieces a llamar por mi nombre.
—Como quieras, ¿algo más Kakashi?
—No, eso es todo, puedes irte.
—Pues entonces adiós.—me despedí y me fui de ahí a dirección mi casa.
Al llegar hice lo de siempre, cené, me cambié y me puse a dormir.

¿Cómo ha sido esto posible?{Sarada y Tú}(Libro 1) FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora