18- La misión

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—M-me ri-rindo.—dijo con la respiración agitada.
—Je, te he ganado Sarada.
—Si, pero la pro...
No terminó la frase porque le di un beso corto y torpe.
—¿Q-Qué? ¿Por qué me bes-besas-besaste?—preguntó Sarada completamente sonrojada.
—Pues porque me gustas Sarada.—confesé mis sentimientos.
—___, ¿en serio sientes algo por mi?
—Sí, Sarada, yo... te quiero.
—Yo también ___, te quiero. También me gustas ___, mucho, me gustas mucho.—contestó ella con lágrimas asomándose por su cara.
Después de un rato sentados en la orilla del río Sarada se fue, así que yo al poco también me fui a mi casa, al llegar me eché en mi cama recordando el momento que acababa de pasar con Sarada.
Llegó el sábado, el día de la misión.
—¿De qué trataba la misión?—pensé cuando salí de casa después de hacer todas las cosas.
Fui a las puertas del pueblo ya que habíamos quedado ahí, y, al llegar ya estaban todos.
—¿Por qué siempre en las misiones llegó tarde?—pensé mientras me acercaba a ellos, aunque inconscientemente acabé al lado de Sarada.
—Ya estamos todos,¿no? Pues marchemos.—dijo Naruto cuando llegué.—Nos esperan tres días de viaje, ¿así que lleváis todo?
—Sí.—respondimos los tres.
Durante el camino estuvimos hablando de varias cosas, y una de ellas hizo que Sarada y yo nos sonrojásemos.
—Entonces ____, Sarada,¿qué hicisteis ayer?—nos preguntó Boruto.
—Estuvimos echando la revancha, y, la gané.—contesté con un ligero rubor en mis mejillas.
—¿¡QUÉ!? ¿Y por qué no me avisasteis?
—Cuando fui a por ti estabas durmiendo, y luego pues se nos olvidó ir contigo... jeje.
—¿Se lo decimos?—me susurró Sarada haciendo que me recorriese un escalofrío.
—Como quieras, a mí me da igual.—respondí.
—Pues digámoslo.—dijo ella con una sonrisa en la cara.
—¿Decir qué?—preguntó Naruto.
—Veréis, ____ y y-yo somos no-no-novios.—contestó Sarada tan roja como un tomate.
—Si que habéis tardado en haceros novios... ya pensé que me había equivocado, pero al parecer no.—agregó Naruto.
Pensé que Boruto diría algo pero no fue así, simplemente miró para otro lado.
¿Qué le pasará? En ese momento fue lo único que pensé.
—¿Entonces... ya lo habéis hecho?—siguió preguntando Naruto.
—¿¡Qué!? No, pero tampoco me molestaría si él quisiese hacerlo.—contestó Sarada.
—¿Entonces no os habéis besado todavía? Ósea que sois novios pero no os habéis besado... interesante, es la primera vez que veo que algo así ha pasado.
—Sí, si sí que nos hemos besado. Pero no hemos hecho lo otro.—respondí esta vez yo.
—¿Qué otro? Ah, eso otro, mejor, mejor vosotros hasta que seáis más mayores nada.—agregó Naruto.
—Será mejor que vayamos más rápido, ya está anocheciendo...—intervino por primera vez Boruto.
Al fijarme en su cara vi que estaba triste, pero no le di mucha importancia porque igual le había castigado su madre y por eso estaba así.
Llegamos a un pueblo y ahí nos dispusimos a dormir, alquilaron dos habitaciones, una en que dormían Naruto y Boruto, y otra en la que dormíamos Sarada y yo.
—Nuestra primera noche juntos siendo novios...—susurró Sarada.—Oye ___, ¿qué lado de la cama prefieres?
—Me da igual, me adapto a todo, además, si te estorbo podría dormir en el suelo.
—Claro que no me estorbas bobo. Bueno, pues si te da igual entonces escojo yo el izquierdo.
—Vale, me salgo un momento para que te puedas cambiar.
—Vale.
Salí de la habitación y al poco salió Sarada para decirme que ya podía entrar.
Entré en la cama y me eché en el lado derecho y cerré los ojos, pero hubo algo que me sorprendió. Sarada se había dado la vuelta y ahora me estaba abrazando por la espalda. Decidí dejarla así y volví a cerrar los ojos.
Time skip
—Por fin llegamos a la aldea de la arena.—dije cuando llegamos.
—Qué cansancio...—agregó Boruto, el cual ya estaba menos triste.
—Dejad de quejaros anda.—comentó Sarada.
—Bueno chicos, entremos.—añadió Naruto.
Entramos a la aldea y vimos todo lleno de arena.
—Así que por eso se llama la aldea oculta de la arena...—pensé.
Seguimos nuestro camino y un tío alto nos paró, diciéndonos la última vez que vio a Gaara.
Seguimos sus indicaciones y acabamos en un lugar, una cueva para ser exactos.
—Pero si aquí no hay nada.—comentó Sarada.
—Eso parece...—le dio la razón Naruto.
—Muchacho, me aburro, ¿porque no exploras la cueva por la parte izquierda?—dijo una voz.
—¿Qué?—pregunté.
—___,¿pasó algo?—cuestionó Sarada preocupada.
—¿Vosotros habéis escuchado también?
—¿El qué?—intervino Naruto.
—A la voz.
—No, no hemos escuchado ninguna voz, ____.—dijo Sarada.
—Me aburro, ¿porque no exploras la parte izquierda de la cueva?—repetí las palabras que escuché en voz alta.
—Eso es, puede haber alguna puerta secreta o algo.—dijo Naruto.
Exploramos la cueva, y en la mitad de la cueva en la parte izquierda había algo... lo toqué y el tacto era extraño, algo que nunca antes había tocado...
—Aquí conmigo hay algo.—me limité a decir para que vinieran.—¿Lo abrimos?
—Sí, pero tened cuidado, no sabemos lo que hay en el otro lado.—contestó Naruto.
Abrimos la puerta y lo que había al otro lado era oscuridad, todo estaba oscuro.
—Voy yo primero.—dijo Naruto.
—Ten cuidado.—respondió su hijo, Boruto.
Naruto avanzó un par de metros y encontró una antorcha. La encendió y nos dio la orden de seguirle.
Avanzamos un poco más por el pasillo y vimos a unos metros por delante unas escaleras que bajaban. Bajamos por las escaleras hasta llegar a una sala, la cual no preguntes cómo, tenía iluminación. La sala era bastante amplia, y en el centro había cuatro pilares, y en medio de los pilares se encontraba un chico pelirrojo y pálido echado sobre el suelo.
Naruto fue corriendo hacia él y nosotros le seguimos por detrás.
—No os acerquéis, es una trampa.—dijo el hombre pelirrojo.
—Gaara, ¿qué te ha pasado?—preguntó Naruto al llegar a su lado.—¿Quien ha sido el que te ha hecho to...
—Je, veo que ya llegasteis—dijo una voz bastante grave a nuestra derecha.
Mire ahí, pero no vi nada, tan solo oscuridad.
—Un momento, antes estaba iluminado, ahora,¿por qué está todo oscuro?—pensé, pero algo hizo que dejase de pensar.
—Mierda, hemos caído en una ilusión.—murmuró Naruto, pero yo le pude escuchar.
—¿Cómo lo sabes?—pregunté.
—Este Gaara tiene el pelo revuelto, y el que yo conozco lo tiene peinado.— respondió.
—¿Y como salimos de la ilusión?—preguntó esta vez Boruto.
—Eh... pues la verdad es que no me acuerdo—contestó Naruto.
—¿¡Qué!?—dijimos los tres a la vez.
—Es broma, es broma. Teníais que a ver visto vuestra cara.—respondió Naruto riéndose.
—¡No es momentos para reírse!—repuso Sarada.
—Lo siento, lo siento...—se disculpó Naruto.—Bueno, dejándonos de bromas... dejarme esto a mí.
Naruto se puso delante de nosotros y empezó a hacer algo, cosa que no sabía qué era exactamente.
Al poco volvió y nos dijo que ya estaba.
—Será mejor que salgamos, tengo un mal presentimiento.—le dije a Naruto.
—Sí, tienes razón. Vámonos chicos.
—No creo que os vayáis todavía.—dijo una voz a nuestras espaldas.
—¿Quién eres tú?—pregunté a la voz que habló.
—Yo soy alguien.
—Ah, ya sé quién eres, tú eres el hombre famoso este, ¿cuál era tu sobrenombre? Ah, sí, el idiota.
—¿Sabes quien soy?
—Qué te voy a conocer, si nunca te he visto.
—¿Seguro? ¿Mi voz no te suena?
—Da la cara y tal vez te diga si sé quién eres.
Escuché un suspiro y pasos que venían hacia nosotros.
—¿Y ahora me conoces?—dijo el hombre al salir de la oscuridad mostrando a mi padre.
—¿Qué haces tú aquí?—pregunté.
—No lo ves, matar a Gaara, pero como ahora estáis vosotros supongo que os tendré que matar también.
—No si antes te mato yo.—grité mientras notaba como mi ira iba ascendiendo.
—Espera ___, no vayas.—dijo Sarada.
Me di media vuelta para verla y me acerqué a ella.
—Tranquila, te prometo qué no moriré.—la contesté para disminuir su preocupación y luego la besé.
—Así que mi hijo al final tuvo novia. Me alegro, pero me aburro mientras tú la quitas la preocupación. Ven aquí y pelea.
—No me llames hijo nunca, tú nunca serás mi padre.—respondí después de separarme de Sarada.
Corrí hacia él con kunai en mano, tenía intención de que acabase todo lo relacionado con él hoy. Le mataré.
—Je, te veo muy confiado hijo,—dijo mi padre después de pararme varios golpes—pero como comprenderás te llevo varios años de ventaja.
Me dio un puñetazo en la barriga haciendo que saliese volando hasta el otro lado de la cueva.
—Mierda, sí que es fuerte...—murmuré y me levanté.
Volví hacia él y lo volví a atacar, esta vez haciéndole un corte enano en la cara con el kunai.
—Bravo, bravo, pero,¿podrás contra mí?—preguntó lanzándome un puñetazo.
Yo solo me moví a la izquierda para esquivarlo y volví a atacarlo. Él me paraba todos mis ataques así que me eché para atrás y me activé el sharingan mientras hacía el Chidori.
El hombre tan solo sonrió y esperó a que fuese a por él, y eso hice, corrí hacia su dirección, pero cuando le iba a dar con el Chidori él me cogió la muñeca y me la retorció.
Chillé de dolor al principio, pero luego volví a por él, aunque lo único que me llevé fue varios cortes en mis brazos por su espada. Hice el rasengan, sin embargo lo esquivó y el rasengan acabó en la pared, provocando un mini terremoto. Seguí y seguí yendo hacia él, atacándole con todo lo que tenía, pero le seguía sin hacer nada. Hasta que...
—Tsk, ya me cansé de ti.—dijo mi padre clavándome su espada repetidamente en mi estómago.
Mi garganta empezó a saber a sangre, tosí y vi la sangre que caía por mi estómago, volví a toser y me salió sangre por la boca. Mi cuerpo estaba agotado y mis ojos no me obedecían, tan solo quería mantenerlos abiertos, pero ellos se fueron cerrando poco a poco hasta que me tragó una oscuridad.
—¿Con que así es morir no? Pensé que iba a ser más agradable.—alcancé a decir antes de que todo a mi alrededor se hiciese oscuro y mis ojos terminaran cerrándose.

¿Cómo ha sido esto posible?{Sarada y Tú}(Libro 1) FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora