— Muy bien hijo, ¿qué es lo que desea confesar ante el Señor?
Bajó la mirada y cerró los ojos, respiró hondo y exhaló.
— Me enamoré de un chico.
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— Hyunggu ¿otra vez stalkeándolo?
— Perdón Hui Hyung, pero no puedo evitarlo, es hermoso.
— Es mayor.
— ¿A quién le importa? La edad es un número.
— Es hetero.
— ¿Acaso no me viste? Puedo volver gay a cualquiera.
— Es seminarista.
Hyunggu se quedó callado un par de segundos.
— Ahí ya me mataste.
Hui lo miró con una expresión que gritaba "Te lo dije", cosa que el menor odiaba.
La conversación quedó ahí. La verdad, Hyunggu estaba consciente de que su enamoramiento con Jo Jinho era algo casi imposible, pues era un seminarista pronto a volverse diácono temporal. Se metió en terreno peligroso, sin duda alguna, pero tampoco le importaba. Tenía la esperanza de que Jinho renunciara a la idea de volverse sacerdote y se casara con él. ¿Era posible? Ni él lo sabía, pero un hombre puede soñar ¿no?
Luego de un rato Hui se alejó para ver a su novia, Soojin, quien estudiaba cerca de aquella parroquia.
Hyunggu esperó a que Jinho se alejara del lugar para hablar con él, con una arrogante sonrisa.
Lo vio despedirse del párroco y alejarse, por lo que aprovechó para acercarse y hablar con él.— ¿Usted es el joven Kang?
Se detuvo. Observó al párroco, quien lo veía de forma seria.
— Sí, soy yo.
— ¿Qué desea con el joven Jo?
— No es asunto suyo.
— Pues él está muy afectado por sus actitudes y lo hacen dudar, le recomiendo que se aleje, por su bien.
Hyunggu sonrió en su interior. ¿Estaba dudando de seguir esa vocación, por él?
— Si en verdad quisiera, dígame: ¿estaría dudando?
Con una sonrisa llena de soberbia siguió con su camino hacia el más bajo.
— Jinho Hyung.
El mayor detuvo su andar, se tensó completamente.
— ¿Qué quieres de mí?
— Que sea mío, por supuesto.
Jinho frunció el ceño.
— Mi vida entera le pertenece al Señor, no a un idiota como tú.
— Pues este idiota existe y se derrite por usted.