— Buenos días, vengo a retirar el pastel que encargué hace 2 semanas.
— ¡Buenos días, enseguida lo traigo!
Fui rápidamente a revisar los demás pasteles. Cuando encontré el que buscaba, con cuidado lo saqué y coloqué en una caja blanca, junto con un pequeño moño dorado. Sonreí y me acerqué a la clienta, quien también sonrió cuando llegué.
— Muchas gracias.
— No hay de qué. ¡Vuelva pronto!
Y así empezó una fresca mañana de abril.
Era 17 de abril, una fecha tal vez común y corriente para muchas personas, pero para mí era muy especial.
Empecé mi negocio a los 17 años, mi familia no la estaba pasando muy bien económicamente, así que decidí ayudarlos haciendo algo que se me da bien: la pastelería.Un lindo día, 17 de abril de 2015, llegó un tierno chico de 23 años a mi pastelería. Al parecer, era su cumpleaños y, lo que me pareció raro es que se compró su propio pastel.
Era muy lindo, más bajo que yo y tenía unos ojos encantadores. Sin embargo, fue su sonrisa lo que me dejó sin aliento.
Ese día se llevó un pastel de fresa, y una parte de mi corazón también.Lo mismo pasó los siguientes 4 años, pasteles de fresa para él. Yo seguí creciendo, pero él seguía viéndose tan pequeño como la primera vez que lo conocí. Varias veces intenté sacarle tema de conversación pero nunca pude, yo era muy tímido y Jinho algo apurado, sin embargo, no me quejo, el simple hecho de observar su sonrisa me hacía sentir mejor.
Muchas veces intenté averiguar de dónde es, dónde vive, o si estudia; quería conocerlo, pero era algo difícil, el único momento en el que lo veía era una vez al año y, hasta ahora, no he podido pedirle su número. Pero, este año se acaba eso: tengo 22 años, ya no soy aquel tímido niño que era, es ahora o nunca.
11:11 AM.
— Espero que venga...
Me quedé jugando un rato con mi celular. Usualmente a esta hora no muchas personas vienen, algunas están ocupadas en el trabajo, y otras están en clases, así que no me queda de otra que distraerme con algún juego o escuchando música. En verdad, me gustaría llegar a convertirme en bailarín y productor, así que, con el dinero que gano ahorro para pagarme una buena Universidad.
Sin darme cuenta se hicieron las 12.
— ¿Eh? ¿No ha venido?
Me quedé esperando unos minutos más.
Pero, al final esos minutos se volvieron una hora. Jamás dejé abierto hasta las una, pero Jinho no aparecía y tenía miedo. ¿Y si ya no regresaba? ¿Compró su pastel de otro lado? ¿Era demasiado tarde?En ese momento escuché la puerta abrirse.
Entré en pánico, me levanté rápidamente y me fijé quién era.
No pude evitar sentirme algo decepcionado, era una chica mucho más baja que yo con un uniforme de preparatoria. Estaba mirándome con una sonrisa.— ¡Buenas tardes!
— O-Oh, buenas tardes. ¿Qué desea?
— Me gustaría un pastel de fresa.
— O-Oh, de acuerdo, enseguida.
Fui un momento a ver los pasteles. Observé aquel pastel de fresa, con algo de duda. No tenía otro, pero no sabía si Jinho regresaría a buscarlo, de todos modos.
Con un nudo en la garganta, agarré aquel pastel. Lo miré por un momento, sintiéndome triste de no haber podido verlo, aunque sea unos 5 minutos.