Narrador Omniciente.
Kim tomó su celular, que estaba en la pequeña mesa junto a su cama y se fijó la hora.
03:00. am.
Había pasado todo el tiempo, que llevaba en la cama, pensando en el comportamiento de Liam e imaginandose que habrian hecho, con la despampanante morena, aquella noche.
No hay que ser adivina, para saberlo. pensó.
Dejando el celular nuevamente en su lugar se acomodó y se obligó a cerrar los ojos e intentar dormir.
En menos de un segundo, su plan falló rotundamente ya que en su mente volvió a pasearse la imagen de Liam y aquella chica tan despampanante yéndose, de la mano, escaleras arriba.
-¡Basta!- Se gritó a sí misma, mientras se levantaba de golpe y se dirigía a la cocina.
Un vaso de leche me ayudará a dormir más rápido. se dijo.
!Ponle chocolate! Gritó su subconciente.
Estaba guardando todo lo que utilizó cuando escuchó un ruido que la sobresaltó. Agudizó su audición y rápidamente constató que el sonido provenía de la ventana junto al refrigerador.
Dejó la taza en la mesada y se acercó a correr las cortinas para ver de que se trataba aquel ruido.
-¡Carajo!- exclamó Kim al ver los oscuros ojos azules de Mack, que ahora estaban enrojecidos por el llanto.
Soltó la cortina y corrió a abrir la puerta dejando paso a una Mack que se lanzó a sus brazos y comenzó a llorar.
Kim se limitó a consolarla y llevarla a su habitación.
-Lo siento.- logró articular Mack luego de calmarse.- no sabía que hacer.
-No hay problema.- respondió Kim y tomando su mano le preguntó:- ¿Qué ocurrió?
-Yo descubrí... que soy adoptada.
Kim no sabía que decir asi que nuevamente la abrazo y dejo que le contara lo que habia sucedido durante las últimas horas.
Cuando Kim despertó ya era de día, se levantó y se preparó tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a Mack.
Una vez lista tomó su celular y aviso a Grace, la mamá de Mack, que su hija estaba allí con ella.
Salió de la habitación dejandole una nota en la almohada para que Mack estuviera tranquila.
Luke ya estaba listo así que se fueron al instituto en su auto.
Al llegar a la escuela les contó a las chicas lo que Mack le había pasado a Mack la noche anterior.
-Oh, pobre Mack.- Dijo Annie afligida.
-¿Y ahora esta en tu casa?- pregunó Gin.
Kim asintió.
-La dejé durmiendo y hablé con su madre.-Bien hecho, cuando salgamos iremos a verla.
-Bien, iré a buscar a Liam.
-Espera.
Annie la tomó del brazo deteniendo su caminata.
-¿Para qué?
-Hoy es jueves.- dijo Kim como si fuera lo mas normal. Pero al ver la cara de confusión de sus amigas agregó: -Con Liam salimos todos los jueves.
-Aaah.- contestaron al unísono.
-Pero cancelaré para ir con Mack.
-No te preocupes ve, nosotras la cuidamos tú estuviste toda la noche con ella.
-Como prefieran, pero mantengame al tanto.- pidió Kim y fueron a clases.
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Liam aguardaba, con poca paciencia, la llegada de Kim. Ella le había pedido que se adelantara que en un momento lo alcanzaba, pero paso media hora y aún no llegaba.Estaba muy nervioso desde que sus padres le avisaron que ella vendría a pasar las vacaciones en su casa.
Había pasado poco tiempo desde que se fue y no se sentía cómodo con la noticia. Obviamente, frente a ellos, simulo estar contento con su regreso, pero si supieran como es de seguro la patearían de vuelta a su casa.Saliendo de sus pensamientos, divisó una linda figura acercarse hacia él. Se olvidó de sus preocupaciones al instante en que la vió venir.
Pero, por desgracia, tendría que hacerla parte de sus preocupaciones para que se hagan más ligeras.
-¡Liam!- nuevamente tenía la mirada perdida, se regañó mentalmente y miró a su amiga. Se veí realmente muy hermosa, esa mañana en el instituto no pudo detallar su vestimenta, pero al tenerla frente a él ahora se fijo en ella.
Llevaba una falda color celeste, que le hacía lucir sus largas piernas, a juego con una blusa blanca y un cinturón que formaba su ya definida cintura.
Dejó de estudiar su atuendo y fijó su mirada en el rostro, estaba sonriendo mientras movía su mano en señal de saludo.
Salió de su trance y también sonrió.
-Kimy, te ves hermosa. Ven siéntate.
-Muchas gracias. Bien, ¿que tenías que decirme?- pregunto Kim con mucha intriga.
Liam rió ante su curiosidad y le contestó.
-Pequeña, necesito que me ayudes con algo muy importante para mí.
Al mirarlo Kim notó la preocupación que surcaba su rostro y un brillo de súplica, en sus divinos ojos azules.
-Liam, no me asustes. ¿Qué es eso en lo que tanta ayuda necesitas?
El nombrado escrutó la cara de su amiga y al ver que seguía con una radiante sonrisa en ella, se percató de que por su mirada pasó un brillo de diversión.
Estaba a punto de contestar cuando Kim lo interrumpió.
-Ya, no te hagas el Señor Misterio y habla de una buena vez.
Su impaciencia y su directa forma de hablar eran solo unas de las muchas cosas que le encantaban de la pequeña Kim.
-Pequeña, cierra la boca y deja que hablen los mayores, antes de contestar de esa manera.- Liam trataba de preparar el ambiente antes de hacerle la proposición.
-¿Mayores? Liam, no te hagas el muy macho grandote, que solo me llevas un...- Kim comenzó a calcular, elevando sus bellos ojos grises y contando con sus delicados dedos de uñas pintadas llegó al resultado y siguió hablando. -... mes y medio, tonto.
Liam soltó una carcajada que contagió instántaneamente a Kim.
-Oye, Kimy...- ella elevó su rostro y lo miró fijamente mientras el hablaba.-Tengo que pedirte una cosa.
-Suéltalo y a ver de que se trata.- Con una sonrisa en sus labios lo animó para que hablara de una buena vez, la curiosidad la estaba comiendo viva.
Liam tardó unos segundos tratando de encontrar las palabras correctas para proponerle lo que tenía en mente, y al no encontrarlas iba a hablar directamente.
Largó un suspiro y se decidió finalmente. Total con tanto suspenso las cosas no se iban a hacer menos pesadas.
-Kimy, quiero que seas mi novia...
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Enamorada De Mi Mejor Amigo (SueñosPeligrosos#1)
NouvellesAntes que nada... muchas gracias a @la_locky por la hermosa portada que hizo, en verdad me encanta...♥ -¿Por qué haces esto?- le preguntó desesperado. -Porque ya no puedo soportarlo, ¿es qué no lo entiendes?- contestó al borde de las lágrimas. -No m...