Jungkook intentó mantener la calma y pensó en el único amigo que tenía cerca así que, se vistió para asistir al trabajo y con su bolso colgando del hombro se dirigió al departamento de su hyung.
—¿Necesitas a Yoongi?— le preguntó Jimin y él asintió viendo como este se perdía por los pasillos para después volver con Yoongi a su lado.
—Creo que ya sé a qué vienes— le dijo el pálido y una sonrisa tímida se posó en los labios del azabache—. Tienes suerte de que trabajo desde casa— murmuró y Jungkook empezó a soltar feromonas de felicidad por montones haciendo reír al chico frente a él.
—Bien, aquí tienes mis llaves— dijo entregándole las llaves de su departamento—. Todo está perfectamente organizado, si el perro quiere algo en la cocina está todo su alimento— dijo para después hacer una gran reverencia y alejarse casi corriendo ya que, probablemente iba tarde y aquello no era conveniente en sus primeros días de trabajo.
(...)
Una vez estuvo en el trabajo fue directamente a hacia su sala donde ya lo esperaba alguien. Ante aquello, se disculpó y dejó sus cosas de lado sentandose donde se debía para buscar en su agenda el nombre del primer cliente, cuando lo encontró buscó el boceto que le habían preparado y miró al cliente.
Este le regaló una sonrisa y Jungkook ladeo la cabeza confundido, ciertamente le resultaba conocido pero, no tenía idea de quién era por lo que, evitó ese hecho y le pidió al cliente que se acostara y levantara su camisa. Iba a empezar.
—No me recuerdas ¿Verdad?— le preguntó el chico y Jungkook negó mientras pegaba el boceto y después se encargaba de preparar los colores y la máquina—. Me diste clases en Corea— le informó y Jungkook soltó una risita mirándolo.
—Siempre fui malo recordando a los estudiantes, lo siento— le dijo y el chico suspiró.
—Y a tí todos te recuerdan como el peor de todos— le dijo y Jungkook soltó una carcajada inevitablemente. Sus días como maestro eran divertidos ya que, disfrutaba las expresiones de terror de sus estudiantes en los exámenes y cuando los resultados de estos llegaban era mejor—. ¿Por que eras tan malvado?— le preguntó y Jungkook enarcó una ceja estando en desacuerdo con aquella pregunta.
—Solo hacía mi trabajo— le respondió empezando a hacer el tatuaje. Pudo ver cómo el rostro del chico se contraía.
—Si pero, tus exámenes eran los peores— le dijo y Jungkook solo pudo sonreír intentando no darle mucha atención al chico ya que, quería estar completamente concentrado con el tatuaje.
—Verás, yo quería educarlos perfectamente, quería brindarles muchos conocimientos que serían sumamente importantes pero, ustedes se dejaban llevar por como eran las cosas comúnmente con los demás maestros— empezó a hablar el alfa sin quitarle los ojos de encima a los trazos que hacía con la máquina—. Yo nunca les pedí que se memorizaran algo, solo quería que comprendieran porque así nunca se les olvidaría lo que les enseñara— siguió hablando de forma lenta.
»Si te das cuenta, eran pocos los alumnos que reprobaban conmigo y solo lo hacían los vagos. Los que se saltaban las clases, los que hacían de todo en clase menos escuchar al profesor... Ese tipo de alumnos a los que no les importaba adquirir conocimientos eran los que reprobaban— le dijo y el chico soltó una risa comprendiendo al ex profesor. Ciertamente, este tenía razón y ahora lograba comprenderlo—. Los demás maestro pedían que se memorizaran las cosas y conmigo no iba a ser así porque ese tipo de cosas se olvida fácil— finalizó el alfa sonriendo ante lo bien que estaba quedando el tatuaje del chico.
Era una frase muy cliché pero, él no era nadie para juzgar lo que el chico quería tatuarse.
— ¿Que lo trae por aquí, profesor?— preguntó y Jungkook sonrió sintiéndose en confianza con el chico. Él no era muy mayor, de seguro solo le llevaba unos cinco años.
Después de todo, solo estaba en sus 27 años.
—Vine a buscar al amor de mi vida— le dijo y escuchó un silbido de parte de su ex alumno que lo hizo ruborizar rápidamente.
—¿Puedo saber su nombre?— le preguntó y Jungkook negó terminando de trazar la frase.
Fue un tatuaje bastante sencillo.
—Quien iba pensar que usted fuera un romántico— dijo el chico levantándose y dirigiendose al espejo donde observó su tatuaje con una enorme sonrisa—. Me encanta— agregó y Jungkook sonrió conforme.
