Capitulo 20

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No sabia que decir ó hacer.

-No tengo nada que decirte, Williams.

-¿Segura?

-No.

Nos encontrábamos en un parque que quedaba algo cerca de mi casa.

Mientras Williams compraba helados para nosotros, estaba observando a mi alrededor, no había mucha gente, sólo unos dos a cinco niños jugando, se veían tan felices. Una etapa en donde no nos preocupamos por nada, sólo nos limitamos a ser felices, ó a llorar por pequeñas cosas que a nuestra edad resultan ser cosas tan tontas.

-Si ver a esos niños te causa nostalgia, rabia, tristeza ó algún otro sentimiento negativo, deja de verlos, no me gusta verte llorar.

Y sí, otra vez, estaba llorando, por que quiero volver a ser como ellos, estar en su mundo, un mundo, una etapa, de felicidad.

-Perdón.

-déjate de rodeos, cariño. Confiesa, escupe todo, déjame saber lo que no conozco de ti.

-Entregarme celular y demás dispositivos que tengas, por favor Willy.

Apagué su celular y el mío.
Lo que se dirá entre nosotros, debe quedarse entre nosotros, eso pensé.

-Fui...
Comencé a decir. Miraba a nuestro alrededor por precaución. Estaba nerviosa, siento que mi corazón explotará.

-¿Fuiste...?
Williams estaba impaciente.

-Esto es mala idea Willy. No puedo decir esto.

-¡Por favor! ¡Dime!

-¡No Willy!

-Dime de una... De una buena y bendita vez, Kimberley García Rodríguez.

-Abusada sexualmente y amenazada.
Dije por fin.

En ese momento, sentía dos cosas: Paz, por que la carga de me había vuelto menos pesada, Y preocupación, he metido a este pendejo en un problema.

-... Quedé

-¿Qué?

Williams se ha levantado de la banca, donde estábamos sentados, para luego preguntar.

-¿Quién fue?

-Jaja, aguanta, es mucha información por hoy ¿No crees?

Parecía molesto... Oh shit.

-No.

-De igual manera, no puedo decirte, es algo de alto riesgo, Williams.

- Kimberley ¿Esta pagando en la cárcel por lo que hizo?

-... No.

-Dime quien fue, por favor.

-¿Para qué? No te voy a dejar que te metas en problemas por mi culpa.

-¡Joder! Confía en mi de una maldita vez ¿si?

-Williams, basta... No me formes un escánd...
Fui interrumpida por él.

-¿Acaso te gustó que te hicieran eso? Por que eso me estás dando a entender ya que no me dices quien fue. ¿Síndrome de Estocolmo?

Lo próximo que se escuchó fue un golpe. Le había pegado una cachetada en su mejilla derecha. Fue un acto repentino, pero cargado de rabia y tristeza.

¿Sabes que es un reto? Bueno, mi vida es un reto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora