Capítulo 3: Sobreprotección

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—Hay traidores, la Sociedad está en declive

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—Hay traidores, la Sociedad está en declive.

El presidente Timoteo, junto a su séquito de hombres de confianza, afirmaban lo que todos ya sabían, aunque el pronunciarlo con su boca rebelaban la magnitud de la situación.

La División Alfa quedaba pasmada por la noticia, no porque no supieran lo de la traición, sino porque al fin lo admitían. Era cuestión de tiempo para que todo estallara, y no imaginaban de qué modo sería.

—¿Tienen sospechosos? —preguntó Gary, haciendo que más de uno tragara saliva con fuerza.

—Es información clasificada —respondió el anciano.

Luca lo interrumpió.

—¿Y si quien clasifica la información es el traidor? —preguntó, todos sus músculos se tensaban.

—Hay varios grupos trabajando en ello. —El anciano volvió a sus papeles—. Si todos esos fuesen traidores ya habríamos desaparecido, pero como seguimos en pie suponemos que aún no pueden debelar su rostro, se trata de un grupo reducido, pero con un acceso importante a nuestra información clasificada.

—Pero están próximo a mostrarse —afirmó Yaco—. ¿Qué se supone que debemos hacer con esta información?

—No exteriorizarla —dijo la mano derecha del presidente—, analizar su entorno. Deben traernos cualquier información que pueda ser relevante en el caso.

El nerviosismo de cada uno fue notorio, pero era fácil suponer que se debía a la circunstancia. No hubo interrogatorio ni acusaciones. Tras pocos minutos los chicos abandonaron el despacho y se fueron al jardín sin decir ni una palabra. El aire estaba fresco por la tarde, el canto de los grillos no se hacía esperar. Alma miró al cielo en tonos violetas y luego dirigió su vista a Luca, la tensión en la vena de su cuello persistía, por lo que estaba apartando encendiendo un cigarro en busca de calma.

—¿Vas a echarle la culpa a Alex? —preguntó Alma, entre risas irónicas.

Luca chasqueó su lengua.

—Ese tarado no tiene el poder ni el objetivo de hackear el sistema mundial —afirmó, y dio una pitada—. Alex es una hormiga y lo sabe, solo está interesado en engañarte a ti.

Alma puso su vista en blanco decidiendo no responder, algunas veces era consciente que ella provocaba a Luca. Era mejor no descender a su nivel.



Las personas podían imaginarse las consecuencias de lo conocido, y era por eso mismo que Alma no tenía idea de las consecuencias de los traidores dentro de la Sociedad. Quería pensar en Alex, en conocer a sus amigos y pasarla bien por la noche, pero cuanto más se miraba al espejo, cuanta más máscara de pestañas se ponía, se sentía más idiota, algo malo pasaba y ella era parte del problema.

—¿Debí dejar que muriera? —murmuró pensando en Mateo, pero la bocina de Alex la espabiló.

Alma corrió hasta la ventana de su habitación, y pudo verlo en su auto rojo esperar por ella. ¿Cómo le explicaría a Cathy que su novio tenía un vehículo de alto calibre siendo un supuesto estudiante de la pública? Lo pensaría más tarde.

Sociedad Centinela parte II GRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora