Capítulo 5: fin de partida.

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Sectas secretas, poderes milagrosos, drogas psicodélicas, un orden mundial piramidal, distintas razas inteligentes viviendo entre los humanos, la existencia del alma, islas privadas en donde se realizaban repugnantes fiestas y rituales, así como e...

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Sectas secretas, poderes milagrosos, drogas psicodélicas, un orden mundial piramidal, distintas razas inteligentes viviendo entre los humanos, la existencia del alma, islas privadas en donde se realizaban repugnantes fiestas y rituales, así como experimentos y torturas, una prisión bajo el agua y una decena más de mitos que, en definitiva, eran cierto, y ahora rondaban en internet, solo en los blogs de unos pocos don nadie.

La población no podía siquiera considerar esas locuras, y aunque así fuera no podrían hacer nada al respecto. La fuga de archivos se consideraba una burla a la Sociedad Centinela, una provocación y una demostración de poder de los traidores, más que un acto de justicia.

—¿Quién me va a ayudar con el recital? —preguntó Mao a los chicos, con quienes caminaba hacia la mansión Santamarina.

—¿Recital? —preguntó Lisandro.

—Haré una fiesta en El Antro este fin de semana —dijo Mao—. Ya invité a algunas bandas que han tocado antes.

—Cuenta conmigo. —Yaco le chocó el puño.

—Mateo está por venir —comentó Luca—. Me dijo que prefiere quedarse en mi casa, tengo que ordenar, limpiar, comprar víveres e ir a buscarlo al aeropuerto en la mañana.

—Dile que no quieres, y listo —murmuró Mao.

—Yo estaré con mi madre —respondió Lisandro—. Hace mucho estoy ausente en casa y ya le había prometido quedarme a cenar.

—Yo voy a ayudarte, Mao. —Gary alzó su pulgar—. Además, quiero tocar alguna canción.

—¡Genial! —Mao aplaudió—. Gary, Yaco, gracias, los demás pueden morirse.



Un apocalíptico pronóstico de tormenta primaveral no arruinaría los planes de nadie. Granizo, vientos tempestuosos y rayos, ¡eso no detenía ningún plan de fin de semana! Todos ya sabían lo que harían en su día libre. Fiesta, quedarse en casa o "luna de miel". Por el momento podían aprovechar el calor abrasador, que no era más que la humedad enmascarada para desatarse con furia en gotas de agua, aunque eso no sería hasta la noche. La mañana se podía aprovechar con gusto.

Yaco, Mao y Gary caminaban por el centro. Un poco paseaban, y por otro lado hacían compras para el Antro. No podrían reformarlo tan pronto, pero al menos podían comprar platos, vasos y algunos adornos.

—Esta tarde vendrán los proveedores de bebida —comentaba Mao a los chicos—. Tan solo me falta que Yaco repare las luces del baño y que me ayuden a limpiar, así que falta comprar desinfectante.

—Y pon cestos de basura grandes —reclamó Yaco.

—¿Podrías contratar a alguien que limpie? —preguntó Gary.

Mao lo pensó.

—¡Ustedes, deténganse! —Una voz femenina los llamó a sus espaldas.

Los tres se dieron la vuelta. Jazmín y Renata los tenían en la mira. Las dos amigas más llamativas de Alma, ahora vestían más sobrias que cuando iban a comprar el pan.

Sociedad Centinela parte II GRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora