Capítulo 14: Corazón.

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El arrebol del atardecer pintaba la ventana del ático como un cuadro impresionista

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El arrebol del atardecer pintaba la ventana del ático como un cuadro impresionista. Los últimos rayos de sol se escondían bajo la venta. Alma había pasado todo el día durmiendo. De la noche anterior solo quedaban sentimientos amargos que opacaban los buenos momentos.

<<Un Gris>>, resonó en su mente.

Alex ponía en palabras eso que quería ignorar. No solo debía lidiar con una doble vida, sino que era un ente capaz de utilizar su siddhi con cualquier tipo de energía; algo que estaba más que prohibido por los centinelas, algo que se suponía imposible, por lo que debía ocultarlo.

Recordaba las palabras de Yaco, quien no la consideraba capaz de manejar el nivel de estrés que suponía la situación, más acertado no podía estar. Las personas a las que le podía confiar todo de ella se reducían a cero. La soledad dolía.

El timbre sonó, Alma no le prestaba atención. Se miraba en el espejo, tenía ojeras y el maquillaje corrido, algo olía pésimo, era su ropa, a lo mejor había vomitado todo, pero ya no lo recordaba.

Cathy golpeó la puerta y su sobrina le abrió.

—Vino a verte un chico —dijo ella, algo pálida.

Se trataba de Mateo. Alma no tenía idea de qué hacía allí, de todos modos lo hizo pasar a su habitación, como si fuera un compañero de estudios.

—¿Qué haces aquí? —Alma comenzó a desmaquillarse, sino lo hacía se llenaría de granos.

Mateo se sentó en la cama para comenzar a hablar.

—Anoche, todos nos preocupamos —dijo veloz—, los chicos creyeron que estarías trabajando; Gary se puso muy mal cuando rechazaste la salida..., y luego te vimos en ese estado.

—¡Estuve trabajando! —Alma se dio la vuelta, encrespada—. Luego pudimos distendernos, ¿cuál es el problema?

—¿Por qué estás tan enojada? —preguntó Mateo, sus cejas se curvaron arriba, como la expresión de un cachorro regañado—. ¿Qué te hemos hecho?

No tenía palabras para decirlo, ¿qué le hacían? Nada. Era un conjunto de todo lo que venía viviendo, y Bianca era la gota que rebalsaba el vaso.

—No me hacen nada. —Alma se sentó a su lado—. Me molestó la forma en la que Bianca le habló a Alex, y como me ignoró cuando le dije que estaba bien. Me hace quedar como una idiota, justo cuando intento posicionarme como líder.

—¿Eso fue lo único que te molestó? —Mateo la vio directo a los ojos.

Ella intentó huir con su mirada, pero no podía mantenerse callada en ese momento.

—Luca me dio a entender que no quería amoríos con nadie. —Alma mordió su labio, no quería lloriquear por quien no la deseaba—. No voy a negar que verlo besuquearse con su prima me dio asco... y me decepcionó.

Sociedad Centinela parte II GRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora